B¨ªblico Briatore
La investigaci¨®n abierta por la Federaci¨®n Internacional de Automovilismo para esclarecer el presunto fraude del Gran Premio de F¨®rmula 1 de Singapur oblig¨® a Flavio Briatore, director de la escuder¨ªa Renault, a dar unas explicaciones que, a la vista de los testimonios, v¨ªdeos y grabaciones de la acusaci¨®n, resultaron inveros¨ªmiles. "Estoy acabado", dijo, al verse descubierto. Acto seguido, asegur¨® que obrar¨ªa seg¨²n Sa¨²l en el relato b¨ªblico: "Me arrojar¨¦ sobre mi espada para salvar al equipo".
No se sabe si su gesto impedir¨¢ que Renault abandone la f¨®rmula 1. Tampoco se conocen las consecuencias que la investigaci¨®n tendr¨¢ sobre Alonso, el primer piloto del equipo. Seguramente, a Pat Symonds, el tambi¨¦n dimitido responsable
de los ingenieros, le resultar¨¢ complicado encontrar otro trabajo igual de bueno. Menos probable es que Briatore no consiga reinventarse. A los 59 a?os, el hombre ha demostrado que lo suyo no es el paro.
Briatore empez¨® como instructor de esqu¨ª. Luego gestion¨® restaurantes. Dej¨® los manteles y pas¨® a colaborar con el empresario Attilio Dutto, due?o de la f¨¢brica de pinturas Paramatti, relacionada con el lavado de dinero del tr¨¢fico de hero¨ªna de la familia Gambino. Un coche bomba acab¨® con Dutto, sin que la polic¨ªa pudiera aclarar los motivos. Briatore fue condenado por provocar la bancarrota fraudulenta de la firma. Se exili¨® en las islas V¨ªrgenes. Una amnist¨ªa le permiti¨® regresar a Mil¨¢n. All¨ª conoci¨® a Luciano Benetton, que primero lo coloc¨® al frente de su firma de ropa en Estados Unidos y despu¨¦s lo puso a dirigir su equipo de f¨®rmula 1. Como no sab¨ªa nada, ech¨® mano de su acervo, y decidi¨® "manejar el equipo como se manejar¨ªa cualquier empresa".
Durante a?os, los expertos sospecharon que el italiano vulneraba las normas cada vez que pod¨ªa. Hasta ahora no lo pudieron probar. El pasado mi¨¦rcoles, Briatore escenific¨® un magn¨ªfico sacrificio para salvar su honor. Su fortuna ya no precisa de empresarios fascinados con su carisma. Est¨¢ invertida en para¨ªsos fiscales, yates de lujo, clubes de f¨²tbol, hoteles para safaris en Kenia, el restaurante Cipriani de Londres y la discoteca Billionaire de Cerde?a.
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