"He dejado de existir para que surja la m¨²sica"
Cae la tarde en los bosques tropicales de Tijuca, que se extienden como un manto por los cerros de R¨ªo de Janeiro, y en la casona de Jo?o Bosco de Freitas Mucci, Jo?o Bosco, (Ponte Nova, Minas Gerais, 1946) suenan, como un susurro, los acordes de una vieja canci¨®n. En el silencio de un sal¨®n parco en ornamentos, Jo?o acaricia, pensativo, las cuerdas de una guitarra de solera fabricada especialmente para ¨¦l por el lutier japon¨¦s Shiguemitsu Suguiyama. No es una guitarra cualquiera: el instrumento pone m¨²sica a los discos y recitales del int¨¦rprete brasile?o desde 1981. Y se nota en los sonidos que brotan de la caja ac¨²stica, incisivos y envolventes.
En julio, Jo?o lanz¨® en Brasil su ¨²ltimo trabajo con doce temas in¨¦ditos. Un disco que hasta en su t¨ªtulo llega cargado de misticismo metaf¨ªsico: N?o vou pro c¨¦u, mas j¨¢ n?o vivo no ch?o (No voy al cielo, pero ya no vivo en la tierra). El compositor de cl¨¢sicos como Papel mach¨¦ o O b¨ºbado e a equilibrista retoma despu¨¦s de 20 a?os el t¨¢ndem con el letrista y poeta carioca Aldir Blanc, que rubrica la letra de cuatro canciones. "S¨®lo una de las colaboraciones con Aldir Blanc, Navalha, ya vale todas las celebraciones posibles ante este esperado retorno del d¨²o", certifica el poeta Eucan?a Ferraz. "No volvimos s¨®lo para hacer m¨²sica. Volvimos a ser amigos. Almir Chediak, que en aquella ¨¦poca estaba trabajando en un songbook sobre mi obra, el ¨²ltimo que produjo antes de fallecer, invit¨® a Aldir para grabar O b¨ºbado e a equilibrista. En aquella grabaci¨®n, despu¨¦s de tantos a?os sin vernos, percibimos que est¨¢bamos hablando como si nada hubiese ocurrido y que nuestra amistad era indestructible. Poco despu¨¦s, Aldir me telefone¨® para decirme que hab¨ªa so?ado conmigo: en su sue?o yo cantaba una samba. Cuando se despert¨® cogi¨® un bol¨ªgrafo e intent¨® transcribir la letra. De esta manera surgi¨® la letra de Sonho de Caramujo, que contiene el t¨ªtulo de este disco", desvela Jo?o.
En este trabajo, quiz¨¢ el m¨¢s intimista y personal de su carrera, el int¨¦rprete y compositor tambi¨¦n se sumerge por primera vez en una colaboraci¨®n art¨ªstica con su hijo Francisco, que ha puesto letra a cinco temas. "El t¨ªtulo del disco tiene mucho que ver con la po¨¦tica que han aportado Aldir Blanc y Francisco Bosco, que sin coordinarse han trabajado con una afinidad casi imponderable. Las letras de las canciones dialogan unas con otras. Es un disco que mantiene una unidad rara en comparaci¨®n con otros discos de mi carrera", explica mientras los dedos de su mano derecha contin¨²an recorriendo las cuerdas de la guitarra.
Preguntado sobre qu¨¦ elementos novedosos destacar¨ªa en este nuevo trabajo, Jo?o no necesita pensar mucho su respuesta: "Hay un cantante que surge en este disco. Un cantante con la capacidad de dejar de existir para que s¨®lo surja la m¨²sica. Es algo que nunca hab¨ªa experimentado antes. Siempre me gust¨® ser muy exuberante, ocupar los espacios, alterar la pronunciaci¨®n de las palabras. ?ste es un disco desprovisto de artificios, casi de voz y guitarra, y en los momentos en que los m¨²sicos participan, esta sensaci¨®n tampoco se pierde"."Es un disco raro. Las letras de las canciones dialogan unas con otras"
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