Carlos Aladro Dur¨¢n, una eminencia en teatro infantil

Pedagogo, escritor e investigador teatral, Carlos Luis Aladro Dur¨¢n falleci¨® el 2 de septiembre, a los 75 a?os, en Arcos de la Frontera (C¨¢diz), donde estaba retirado. Nacido en Jerez de la Frontera en 1934, desde siempre se interes¨® por el teatro infantil, pues en su casa se daban frecuentemente funciones de t¨ªteres.

"Gracias a ¨¦l se recuper¨® toda la tradici¨®n gaditana de los t¨ªteres de la T¨ªa Norica, perdida durante la Guerra Civil y la posguerra", cuenta su hijo, Carlos Aladro Arroyo, de 39 a?os. Aladro Dur¨¢n, cuya otra pasi¨®n era la pedagog¨ªa, altern¨® su labor docente por C¨¢diz y toda su provincia, donde se form¨® como profesor, con la investigaci¨®n de esta tradici¨®n.

Lleg¨® a Madrid en los a?os sesenta y fue profesor en el colegio del Pilar, donde algunas personalidades, como Fernando Savater o Luis Antonio de Villena, le conocieron como maestro. All¨ª cre¨® proyectos de teatro infantil. "Los ni?os lo hac¨ªan todo, los t¨ªteres, el vestuario, los escenarios y las historias", contin¨²a su hijo.

Regreso de la T¨ªa Norica

Con la publicaci¨®n en la Editorial Nacional de El rat¨®n del alba, antolog¨ªa de teatro infantil (1970), m¨¢s tarde llevado a la televisi¨®n a trav¨¦s de un programa de teatro para ni?os, y el libro sobre t¨ªteres La T¨ªa Norica de C¨¢diz (1976), por el que recibi¨® el Premio Nacional de Teatro Infantil, se confirm¨® como una eminencia en el conocimiento de la historia del teatro infantil en Espa?a y puso la semilla para la resurrecci¨®n de la tradici¨®n de los t¨ªteres, que aguardaba polvorienta en s¨®tanos gaditanos. Aladro, que fue, adem¨¢s, profesor del Institut del Teatre de Barcelona, consigui¨® que vieran de nuevo la luz en julio de 1979, en una exposici¨®n en la Casa de la Cultura de C¨¢diz con mu?ecos restaurados y otros fabricados por ¨¦l mismo.

Pero lo mejor fue cuando por fin a la T¨ªa Norica, como viene siendo tradici¨®n desde hace m¨¢s de 200 a?os, la cogi¨® de nuevo un toro y, ya en cama, volvi¨® medio loco a su nieto Batillo, an¨¢rquico y dicharachero, mientras se pensaba su testamento -¨¦ste es el argumento b¨¢sico de estos t¨ªteres-, y la vieron en diciembre de 1984 los espectadores del I Festival de T¨ªteres de C¨¢diz, gracias a la compa?¨ªa dirigida por Jos¨¦ Babl¨¦, que contin¨²a en activo.

Aladro regres¨® en los ochenta a C¨¢diz para dedicarse a la pedagog¨ªa terap¨¦utica. En el colegio El Madrugador del Puerto de Santamar¨ªa utiliz¨® los t¨ªteres con ni?os con discapacidad, otra semilla que despu¨¦s dar¨ªa fruto en otros centros de educaci¨®n especial, que imitaron esta idea para el acercamiento a estos alumnos.

Pero no fueron ¨¦sas las ¨²nicas semillas que sembr¨®. El gusanillo de la escena pic¨® pronto a sus dos hijos, Carlos y Federico, ¨¦ste de 38 a?os, que tienen una compa?¨ªa de teatro conjunta. La vena les lleg¨® tambi¨¦n por parte de madre, Julia Arroyo, cr¨ªtica teatral y periodista de cultura fallecida en 1995. El mayor es adem¨¢s director de teatro y coordinador art¨ªstico del Corral de Comedias de Alcal¨¢ de Henares, dependiente de La Abad¨ªa. Por su parte, Federico es productor teatral. La escena no queda del todo hu¨¦rfana.