Giro liberal
El triunfo de Merkel y Westerwelle liquida la Gran Coalici¨®n y debe reforzar el europe¨ªsmo alem¨¢n
Alemania, el pa¨ªs de mayor tama?o econ¨®mico y demogr¨¢fico de la Uni¨®n Europea, tambi¨¦n el de mayor centralidad pol¨ªtica, cuenta desde ayer con una nueva mayor¨ªa de Gobierno que imprimir¨¢ un giro liberal a las pol¨ªticas centristas aplicadas por la canciller Angela Merkel desde 2005. Es un ¨¦xito espl¨¦ndido de la primera mujer y la primera ciudadana procedente del Este que alcanz¨® la canciller¨ªa alemana, y lo es sobre todo por su talante y su capacidad para situarse en los espacios centrales de la pol¨ªtica, tanto en su partido como en el Gobierno. Tambi¨¦n lo es para Guido Westerwelle, el pol¨ªtico ascendente en estas elecciones, que ha sacado a su partido, el FDP, de once a?os en la oposici¨®n, con un programa de liberalizaci¨®n de la econom¨ªa y de recorte de impuestos, precisamente en el mismo momento en que la mayor parte de los gobiernos occidentales est¨¢n realizando pol¨ªticas diametralmente opuestas.
Pero lo m¨¢s llamativo de la jornada electoral alemana es la ca¨ªda espectacular que han sufrido los socialdem¨®cratas, v¨ªctimas en buena parte de su ¨¦xito en un pa¨ªs que se ha caracterizado por la exuberancia de su Estado de bienestar. La responsabilidad de Gobierno, compartida con los Verdes desde 1998 hasta 2005 y desde entonces hasta ahora con la CDU-CSU, ha pasado una onerosa factura al partido hist¨®rico de la izquierda reformista alemana. Las rentas de este desgaste han ido a parar a La Izquierda, el partido formado por los ex comunistas y los socialdem¨®cratas disidentes de Lafontaine, y tambi¨¦n a los Verdes, que han sabido sacar beneficios de su ausencia del Gobierno en los ¨²ltimos cuatro a?os. Aunque todos los partidos peque?os salen reforzados, el resultado es una izquierda fragmentada y debilitada, incapaz en las actuales condiciones de regresar al Gobierno. Despu¨¦s del hundimiento socialdem¨®crata, queda muy comprometido el peso de la izquierda europea, ausente de los gobiernos de los dos pa¨ªses continentales de mayor peso -Francia y Alemania- y pronto tambi¨¦n del de Reino Unido.
La Gran Coalici¨®n pasa a la historia con un balance reformista positivo. Gracias al esfuerzo de consenso entre los dos grandes partidos y a la continuaci¨®n de las pol¨ªticas emprendidas anteriormente por los gobiernos de coalici¨®n entre verdes y socialdem¨®cratas, Alemania ha sido m¨¢s diligente que la mayor parte de los grandes pa¨ªses europeos y ha podido por ello obtener mejores resultados en el momento de enfrentarse a la crisis. El precio pagado por ello ha sido en ocasiones el retraimiento en su pol¨ªtica interior y una cierta erosi¨®n de su vocaci¨®n y de sus actitudes europe¨ªstas. La confirmaci¨®n de Merkel en la Canciller¨ªa y el giro liberal que llega ahora ofrecer¨¢ al nuevo Gobierno unos m¨¢rgenes de actuaci¨®n que debieran servir para reforzar el compromiso europeo de Alemania, su centralidad pol¨ªtica y su eficacia como motor del crecimiento.
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