La ciudad incompleta
Cuando la danesa rubia le llevaba al presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico la bandeja de porcelana con el nombre de R¨ªo, los que ve¨ªamos la tele contuvimos la respiraci¨®n porque en ese papel pod¨ªa estar tambi¨¦n la ilusi¨®n de Madrid. Y no estaba. As¨ª que la ciudad se queda incompleta, una vez m¨¢s. Antes de ese instante que iba a ser feliz y result¨® fat¨ªdico, TVE emiti¨® algunos v¨ªdeos de nuestra historia, y ah¨ª, en blanco y negro, aparecieron Arias Navarro y los s¨ªmbolos que ensombrecieron la vida de la ciudad durante d¨¦cadas. Madrid vivi¨® luego una ¨¦poca dorada que la gente del mundo entero llam¨® la movida, que coincidi¨® con la alcald¨ªa de un socialista raro, Tierno Galv¨¢n.
Despu¨¦s, el Madrid de las artes y del entretenimiento (como se dice en el excelente v¨ªdeo que sirvi¨® para presentarla ante el COI) ha vivido cierto letargo; hubo una ¨¦poca de inseguridad, otra (larga) ¨¦poca de obras, y finalmente, en medio de las obras inacabables, el alcalde construy¨®, con un esfuerzo a veces ingenuo, pero resuelto, esta ilusi¨®n de la ciudad ol¨ªmpica, la ciudad en (posible) movimiento continuo.
?l confiaba tanto en el proyecto que parec¨ªa que en Madrid ya no lat¨ªa otro coraz¨®n que la corazonada. Confiaba en octubre como en el agua de mayo, y se envolvi¨® en algunas banderas que se llev¨® a Copenhague. ?l dec¨ªa que el Rey hablar¨ªa en Dinamarca con el acento ol¨ªmpico, algo que no pod¨ªan hacer sus competidores; ni Lula ni Obama, sobre todo, fueron ol¨ªmpicos, y el Rey lo fue. Pero el acento del Rey no fue suficiente; R¨ªo es un im¨¢n, lo fue para los votantes, Madrid se qued¨® en la puerta. Es honroso. Los rostros entristecidos de la delegaci¨®n espa?ola aparecieron en la tele como la confirmaci¨®n de que la ciudad, otra vez, se queda incompleta, con la ilusi¨®n pendiente ya no se sabe de qu¨¦ hilo. Ser¨ªa un error municipal (y espa?ol) darse ahora por vencido, porque en efecto Madrid precisa de otra movida, una movida radical y ciudadana que la saque de ese cierto letargo que ayer se simboliz¨® en la Plaza de Oriente.
Madrid es ahora la ciudad derrotada. Lo ha sido otras veces. Ojal¨¢ que esta derrota sea el punto de partida para que sea otra vez la ciudad que se alegra de moverse.
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