Decenas de miles de italianos protestan contra la 'mordaza' de Berlusconi
Multitudinaria manifestaci¨®n en Roma en defensa de la libertad de prensa
Cientos de miles de italianos se echaron ayer a la calle para exigir libertad de prensa y rechazar los ataques de Silvio Berlusconi contra los medios cr¨ªticos. "Somos todos farabutti [piratas, canallas]", cantaba la gente contestando a los recientes insultos dedicados por el primer ministro a los periodistas. La plaza del Pueblo de Roma se llen¨® completamente con una marea de personas.
Periodistas con sus hijos y sus padres; dirigentes y militantes de partidos y sindicatos, jubilados, universidades, inmigrantes, organizaciones c¨ªvicas, informadores cat¨®licos, grupos comunistas y democristianos... Seg¨²n la Federaci¨®n Nacional de Prensa Italiana (FNSI), 300.000 personas acudieron a la concentraci¨®n, presidida por el lema No a la mordaza, derecho a saber, deber de informar.
Saviano, aclamado como un h¨¦roe, dijo: "Verdad y poder no coinciden"
La polic¨ªa rebaj¨® la cifra a 60.000. La protesta, que dur¨® cerca de cinco horas, se vivi¨® en otras ciudades italianas y europeas, entre ellas Madrid y Barcelona.
En Roma hizo un d¨ªa veraniego y el ambiente de la manifestaci¨®n que Berlusconi hab¨ªa repudiado como "una farsa" fue festivo y reivindicativo. El momento de m¨¢s emoci¨®n fue la aparici¨®n de Roberto Saviano, aclamado como un h¨¦roe. En su discurso, el autor de Gomorra record¨® que Italia "es el segundo pa¨ªs, tras Colombia, en n¨²mero de periodistas amenazados". Afirm¨® que la actitud de Berlusconi "demuestra que verdad y poder no coinciden nunca"; y proclam¨®: "Una parte del pa¨ªs necesita la m¨¢xima libertad de expresi¨®n. La mafia nos ha robado palabras como honor. Hoy est¨¢ claro que a Italia le importa todav¨ªa el honor".
Los ciudadanos se expresaron con gestos y pancartas. Unos estudiantes caminaban unidos por una larga soga que les rodeaba el cuello. Otros portaban mensajes alusivos a la censura de los esc¨¢ndalos sexuales del primer ministro. Hab¨ªa espacio para todos. Donde un grupo de rumanos ped¨ªa el fin de la discriminaci¨®n de sus conciudadanos en los medios italianos, la profesora Marina Russo criticaba la ambig¨¹edad del centro-izquierda. Valerio Onida, presidente em¨¦rito del Tribunal Constitucional, resumi¨® la sensaci¨®n general al afirmar: "El poder pol¨ªtico es demasiado a menudo intolerante con las voces cr¨ªticas. Pero la libertad de informaci¨®n es fundamental para la vida democr¨¢tica. El ciudadano menos informado, o mal informado, es menos libre".
El gent¨ªo aplaudi¨® la lista de adhesiones, sobre todo cuando el presentador nombraba a los medios y periodistas que han sido agredidos con m¨¢s dureza por Berlusconi, desde Ezio Mauro (director de La Repubblica) y Concita de Gregorio (de L'Unit¨¤), a Michele Santoro y Marco Travaglio (Annozero) o EL PA?S.
La concentraci¨®n uni¨® a representantes de la Asociaci¨®n de Peri¨®dicos Cat¨®licos con grupos comunistas que llamaban a resistir contra "el nuevo Mussolini". Antonio Sciortino, director de la revista Famiglia cristiana, coment¨® v¨ªa mensaje: "el voto popular no autoriza a nadie a colonizar el estado y untar el pa¨ªs con un pensamiento ¨²nico sin derecho de r¨¦plica".
Los comit¨¦s de redacci¨®n Mediaset tambi¨¦n estuvieron presentes. Nanni Moretti volvi¨® a salir a la calle y lo hizo para criticar al centro-izquierda: "en estos 15 a?os, han sobrevalorado al fen¨®meno Berlusconi y se han equivocado en todo".
El ex primer ministro Massimo D'Alema, l¨ªder del Partido Democr¨¢tico, lleg¨® a la manifestaci¨®n entre peticiones de sus militantes para que su formaci¨®n permanezca unida. "Es una manifestaci¨®n justa e indispensable", dijo D'Alema a este diario. "Italia no est¨¢ bajo un sistema fascista, pero vive una situaci¨®n absolutamente ¨²nica en Occidente por la agresividad del poder hacia los medios".
La pregunta que se hace cada vez m¨¢s gente es si Berlusconi podr¨¢ acabar la legislatura en las actuales condiciones personales y pol¨ªticas. Su entorno m¨¢s cercano y el resto de la clase pol¨ªtica del pa¨ªs siguen con inquietud la forma de comportarse, en p¨²blico y en privado, del Jefe del Gobierno. Pero D'Alema no cree que la oposici¨®n pueda resolver eso: "En los pa¨ªses democr¨¢ticos esas situaciones se resuelven de dos formas. Una, su propio partido le exige que renuncie. Dos, el sistema de informaci¨®n le presiona hasta obligarlo a dimitir. Creo que ninguna de estas condiciones se dan todav¨ªa".
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