El 's¨ª' irland¨¦s reabre la guerra sobre Europa entre los 'tories' brit¨¢nicos
Los sectores conservadores presionan a Cameron contra el Tratado de Lisboa
El primer efecto del apoyo de Irlanda al Tratado de Lisboa ha sido reabrir las tradicionales divisiones sobre Europa en el Partido Conservador brit¨¢nico. Su l¨ªder, David Cameron, que ha prometido un refer¨¦ndum sobre el Tratado si llega al poder antes de que ¨¦ste entre en vigor, ha quedado atrapado por la beligerancia de las dos corrientes que tanto contribuyeron a dividir al partido en sus ¨²ltimos a?os en el poder, en la primera mitad de los a?os noventa.
Los eur¨®filos se oponen a que su partido mantenga la beligerancia una vez que el tratado est¨¦ en vigor. Pero los euroesc¨¦pticos quieren que Cameron convoque un refer¨¦ndum tanto si el nuevo texto est¨¢ en vigor como si no y, en ese segundo caso, consideran insuficiente que se limite a forzar una renegociaci¨®n de la posici¨®n del Reino Unido en la UE para recuperar parte de las competencias comunitarias en materias como pol¨ªtica pesquera, el cap¨ªtulo social de Maastricht o aqu¨¦llas en las que ha desaparecido el derecho de veto en el ¨¢rea de Interior y Justicia.
Los euroesc¨¦pticos piden el refer¨¦ndum aunque la reforma ya est¨¦ en vigor
El s¨ª irland¨¦s ha llegado en el peor momento para Cameron: en v¨ªsperas del congreso conservador, inaugurado ayer en Manchester y que la direcci¨®n del partido quisiera convertir en un espaldarazo propagand¨ªstico definitivo en su carrera para llegar al poder en las elecciones de la pr¨®xima primavera. Pese a sus esfuerzos para difuminar el debate europeo, ¨¦ste ha centrado desde el domingo las informaciones de la prensa brit¨¢nica sobre el congreso.
El alcalde de Londres, el pintoresco periodista Boris Johnson, que ya en su ¨¦poca de corresponsal en Bruselas del diario The Telegraph destac¨® por su hostilidad hacia la construcci¨®n europea, ha alimentado ese debate al reclamar que los conservadores convoquen un refer¨¦ndum sobre el Tratado de Lisboa incluso si ¨¦ste est¨¢ ya en vigor cuando lleguen al poder.
La paradoja de esta marejada en el seno de un partido que est¨¢ a punto de llegar al poder es que se produce cuando el sector m¨¢s europe¨ªsta del partido parece resignado a respetar a la mayoritaria corriente euroesc¨¦ptica. Pero ese conformismo parece llamado a saltar por los aires si Cameron acaba llevando su eurofobia a posiciones extremas.
Las tensiones empezaron a producirse ya cuando, tras las elecciones europeas, Cameron cumpli¨® su compromiso de sacar a los eurodiputados tories del Partido Popular Europeo, que agrupa a las grandes familias conservadoras continentales, para formar un grupo propio ali¨¢ndose con diputados nacionalistas de Europa del Este que en algunos casos defienden posiciones racistas y hom¨®fobas que contradicen la agenda centrista del l¨ªder tory.
El problema de fondo para Cameron es que, tanto si convoca un refer¨¦ndum sobre Lisboa antes de que entre en vigor -para lo que necesitar¨ªa la cada vez m¨¢s improbable posibilidad de que el presidente checo V¨¢clav Klaus aguante las presiones y acabe paralizando el tratado para dar tiempo a los tories a llegar al poder- como, sobre todo, si ya ha entrado en vigor, lo que estar¨ªa realmente en juego es si el Reino Unido ha de seguir en la UE o se ha de marchar.
Es una clarificaci¨®n que el europe¨ªsta Partido Liberal Dem¨®crata considera necesaria. Y es posible que tambi¨¦n los europe¨ªstas del continente empiecen a pensar que ser¨ªa bueno para todos que el Reino Unido se plantee seriamente una consulta popular sobre la pertenencia a la UE.
La posibilidad de que Tony Blair pueda ser designado presidente del Consejo Europeo si el Tratado de Lisboa entra en vigor es un factor adicional en el debate europeo en el Reino Unido. Los conservadores se oponen, entre otras razones porque reniegan de la existencia misma del cargo. "Si Tony Blair va a ser presidente de Europa, quiero que haya un refer¨¦ndum sobre ello y mucha gente estar¨¢ de acuerdo conmigo", ha declarado Boris Johnson en una entrevista.
Pero tambi¨¦n hay oposici¨®n entre sectores europe¨ªstas. Un ex eurodiputado laborista, Michael McGowan, afirma en una carta publicada ayer por el diario The Guardian que "su incapacidad para mostrar solidaridad con Europa en la cuesti¨®n de Irak deber¨ªa eliminarle como candidato serio a presidente de Europa". Y sugiere que si hay un brit¨¢nico adecuado para ocupar ese puesto es el ex comisario europeo y pol¨ªtico conservador Chris Patten.
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