Un 'Nobel' para Camps
Stephan Bolliger y sus colegas de la Universidad de Berna experimentaron si un botellazo en la cabeza es m¨¢s contundente con el envase lleno o vac¨ªo. Publicaron el estudio en el diario de medicina legal y forense de su demarcaci¨®n y ha merecido el Ig Nobel de la Paz 2009, que recogi¨® el propio Bolliger. Los Ig Nobel (pronunciado igual que ignoble) datan de 1991 pero no tienen el mismo empaque, retribuci¨®n ni fama que los de patente sueca. A medio camino entre la parodia y la investigaci¨®n, tambi¨¦n son evaluados por un comit¨¦ cient¨ªfico. La relaci¨®n de galardonados de este a?o fue proclamada el s¨¢bado en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, en el coraz¨®n de Harvard. El innoble de Econom¨ªa fue para los directores, ejecutivos y auditores de cuatro grandes bancos islandeses, por demostrar que peque?as entidades pueden transformarse r¨¢pidamente en imperios financieros y viceversa. El mismo principio fue validado para la econom¨ªa del pa¨ªs. Ning¨²n agraciado acudi¨® a la entrega. El de Matem¨¢ticas ha sido para Gideon Gono, gobernador del Zimbabwe's Reserve Bank (la denominaci¨®n en ingl¨¦s evita malentendidos), por estimular a la poblaci¨®n de forma simple y diaria en el manejo de n¨²meros, gracias a una gama de billetes cuyos valores oscilan entre un c¨¦ntimo de d¨®lar y cien trillones. El otro Nobel de Literatura fue para una diligente polic¨ªa irlandesa, por expedir m¨¢s de cincuenta multas de tr¨¢fico al infractor Prawo Jazdy. Un sarcasmo, pues traducida del polaco la identidad del reincidente, significa permiso de conducir. ?Son absurdos o in¨²tiles los Ig Nobel? Hace dos a?os, el de la Paz fue para el laboratorio de la Fuerza A¨¦rea de Dayton (Ohio), que aventur¨® la posibilidad de fabricar una bomba gay para provocar la homosexualidad en el enemigo y, con ello, minar la moral y disciplina de las tropas. No hay noticias sobre el desarrollo del ingenio, pero considerando la eficacia probada de los bombardeos inteligentes y el fuego amigo, esos campos de batalla transformados en praderas verdes y amapolas merecen el Nobel sueco y no el de Harvard. Dicho lo cual, h¨¢gase constar el agravio que representa para las autoridades valencianas no haber cosechado ni una sola candidatura a los Ig Nobel. Desde retorcer una ¨®pera de Chap¨ª, habilidad largamente demostrada con la versi¨®n adaptada de historia y simbolog¨ªa; la deuda acumulada por los siglos de los siglos; las aventuras de la doble contabilidad encuadernadas en sumarios judiciales; el est¨ªmulo a futuras generaciones para que diluciden c¨®mo y de qu¨¦ van a vivir; o la capacidad de entontecer a la ciudadan¨ªa durante tres legislaturas, merecen no s¨®lo los premios de literatura, econom¨ªa y fen¨®menos paranormales. Francisco Camps y su s¨¦quito se llevar¨ªan todo el palmar¨¦s. Ostentoso evento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.