Holanda veta la entrada de novias inmigrantes menores de edad y las bodas consangu¨ªneas
"Novia de importaci¨®n" es el t¨¦rmino aplicado por las autoridades holandesas a las muchachas, por lo general de 15 a?os, que llegan al pa¨ªs para casarse con un pariente cercano, o bien el hijo de un amigo de la familia. Procedentes en su mayor¨ªa de Turqu¨ªa y Marruecos, pero tambi¨¦n de Somalia, Irak y Afganist¨¢n, su n¨²mero aument¨® en un 30% (hasta 15.000) el pasado a?o.
Para contener los problemas de integraci¨®n que ello supone, el Gobierno ha aumentado a 18 la edad m¨ªnima de las novias inmigrantes. Tambi¨¦n deber¨¢n superar un examen previo de lengua y cultura holandesas en su tierra natal. Una vez desposadas, tendr¨¢n que seguir cursos de formaci¨®n profesional para facilitar la b¨²squeda de un empleo. A estas normas, acordadas por la actual coalici¨®n de centro izquierda en el poder, se sumar¨¢ la prohibici¨®n de bodas consangu¨ªneas, costumbre muy extendida en estas comunidades. El veto abarca desde los primos hermanos y los t¨ªos y sobrinas carnales, hasta el cuarto grado de parentesco directo. Para evitar la poligamia, por ¨²ltimo, s¨®lo se aceptar¨¢ como valido un matrimonio. Incluso si el var¨®n ya ten¨ªa otras esposas en su tierra.
"Debido a su desconocimiento del holand¨¦s, bajo nivel educativo y el f¨¦rreo control a que son sometidas por las familias pol¨ªticas, es posible que estas j¨®venes no eduquen a sus hijos en el marco de la sociedad en la que viven. Para los ni?os, hay un riesgo evidente de fracaso escolar que puede desembocar en la delincuencia", seg¨²n Eberhard van der Laan, ministro holand¨¦s de Integraci¨®n.
H¨¹lya Cigdem, periodista turca que lleg¨® a Holanda en 1991, respondi¨® durante un tiempo a este modelo. A los 15 a?os la casaron con Ahmet, el hijo de unos conocidos, residente en Tilburg (situado al sur del pa¨ªs). Cuando ya ten¨ªa dos ni?os aprendi¨® holand¨¦s, se emancip¨® y narr¨® su experiencia en un libro titulado, precisamente, La novia importada. El pasado a?o, fue elegida para promocionar una campa?a institucional destinada a concienciar a las mujeres inmigrantes.
"El contacto con la sociedad holandesa me abri¨® los ojos. Empec¨¦ a tener opiniones propias y me di cuenta de que hasta para comprar unas patatas fritas ten¨ªa que pedir permiso. Pasamos una etapa muy dura, pero ahora me llevo mejor que nunca con mi suegra. Espero que las inmigrantes descubran las oportunidades que ofrece Holanda", dijo la autora al presentar la campa?a informativa. "Son unas normas estrictas, pero adecuadas. Queremos evitar que haya chicas forzadas a trasladarse a Holanda", ha a?adido Ernst Hirsch Ballin, ministro de Justicia. En su opini¨®n, "la sociedad est¨¢ sometida a fuertes presiones" a causa de estos matrimonios.
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