El desfile
Tenemos Constituci¨®n, tenemos bandera, tenemos himno y tenemos Fiesta Nacional. O sea, m¨¢s de cien palabras, m¨¢s de cien motivos, que dir¨ªa Joaqu¨ªn Sabina, para considerarnos casi un pa¨ªs. La bandera proviene de un concurso convocado por el rey Carlos III para distinguir mejor los buques de su Real Armada. L¨¢stima que fuera tan tarde, porque los grandes momentos de nuestra historia desde la Reconquista, la gesta de los Almog¨¢vares, la del Gran Capit¨¢n en Italia, la del marqu¨¦s de Sp¨ªnola en Flandes o el descubrimiento y conquista de Am¨¦rica se hicieron bajo las banderas del Rey Nuestro Se?or o de sus dominios, sin referencia alguna a la rojigualda. El himno ha terminado siendo la antigua Marcha Real, a la que aquel m¨²sico, Jos¨¦ de las Casas, en plena ¨¦poca de euforia nacionalista del general Franco, hizo algunos arreglos para inscribirlo a su nombre como propiedad privada en la Sociedad General de Autores, hasta que fue nacionalizado en 1997. La fecha de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre, fue decidida tambi¨¦n hace muy pocos a?os despu¨¦s de algunos titubeos.
Guti¨¦rrez Mellado se empe?¨® en cambiar el ej¨¦rcito franquista en constitucional
Est¨¢ claro que nada m¨¢s apropiado para celebrar la Fiesta Nacional que un desfile militar. Pero aqu¨ª, entre nosotros, el desfile arrastraba una tradici¨®n conflictiva, que divid¨ªa a los espa?oles en vencedores y vencidos. Porque durante los casi 40 a?os de franquismo el desfile era el desfile de la victoria, iniciado con el aquel primero que tuvo lugar en Madrid el 10 de mayo de 1939, 40 d¨ªas despu¨¦s del ¨²ltimo parte de guerra del cuartel general del general¨ªsimo, fechado en Burgos el 1 de abril anterior. Su texto rezaba as¨ª: "En el d¨ªa de hoy, cautivo y desarmado el ej¨¦rcito rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus ¨²ltimos objetivos militares. La guerra ha terminado". Daba cuenta de la terminaci¨®n de la guerra pero significaba la continuaci¨®n de la victoria a partir del que se llamaba tercer a?o triunfal. Para que llegara la paz y empezara la concordia tendr¨ªamos que esperar a la Constituci¨®n reconciliadora de 1978.
A¨²n recuerdo al teniente general Manuel Guti¨¦rrez Mellado, vicepresidente primero y ministro de la Defensa, empe?ado en adaptar los s¨ªmbolos castrenses, en impulsar el cambio de lealtades de los militares de Franco al Rey, en sustituir el desfile de la victoria por el desfile de las Fuerzas Armadas. Se trataba en momentos dif¨ªciles de iniciar la construcci¨®n de un nuevo orgullo en el que todos los espa?oles pudi¨¦ramos coincidir. Deb¨ªan acabarse las conmemoraciones victoriosas que implicaran sumir a otros espa?oles en el recuerdo humillante de la derrota. Para ello se buscaban en nuestra historia ocasiones de coincidencia que fueran ajenas al guerracivilismo fratricida al que hemos sido aficionados de manera tan insistente. Se quer¨ªan encontrar momentos en los que hubi¨¦ramos estado unidos combatiendo todos en la misma direcci¨®n o por lo menos sin enfrentarnos entre nosotros con las armas en la mano. No era f¨¢cil, porque todav¨ªa los vencedores de 1939, o quienes se hab¨ªan erigido en sus herederos, procesaban en t¨¦rminos de traici¨®n a sus muertos los intentos reconciliadores, adem¨¢s de barruntar que traer¨ªan el arrastre de otros perjuicios materiales.
Las Fuerzas Armadas dejaron de formar parte de esa amenaza que imped¨ªa la recuperaci¨®n de las libertades por parte de los espa?oles y pasaron a constituir una garant¨ªa para su pleno ejercicio, adem¨¢s de un respaldo para la pol¨ªtica exterior de nuestro pa¨ªs. Espa?a dej¨® de ser un pa¨ªs ocupado por sus Ej¨¦rcitos, como suced¨ªa en los tiempos del general superlativo, que los hab¨ªa erigido en garant¨ªa de la continuidad de su r¨¦gimen. Aquella promesa que Franco hizo a los ex combatientes concentrados en el Cerro de Garabitas a la altura de 1961, seg¨²n la cual todo quedar¨ªa "atado y bien atado bajo la guardia fiel de nuestro ej¨¦rcito" se evapor¨® porque el Ej¨¦rcito supo dejar de ser franquista, prefiri¨® ser de Espa?a y quedar a las ¨®rdenes del Gobierno constitucional.
El desfile militar de ayer ha coincidido con el 20? aniversario de la primera participaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas en las misiones internacionales de paz. Durante estos a?os, los nuestros han estado desplegados en Centroam¨¦rica, en los Balcanes, en ?frica, en L¨ªbano, en Irak o en Afganist¨¢n, siempre cumpliendo las ¨®rdenes del Gobierno de turno, arrostrando los riesgos como gajes del oficio y sin haber incurrido en actitudes indebidas. Es un honor alistarse en sus filas. Merec¨ªan el aplauso que recibieron en la Castellana.
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