Enrique Miret Magdalena, un ¨¢rbol que oxigena y protege
Efectivamente, como el pasado martes, 13 de octubre, escrib¨ªa Juan G. Bedoya en este peri¨®dico, el 29 de enero del a?o 2004 un grupo de amigos de Enrique celebramos en la Residencia de Estudiantes su noventa cumplea?os. En aquella ocasi¨®n me preguntaba en alta voz: "?Por qu¨¦ somos tantos los que queremos a Enrique? ?Por qu¨¦ envidiamos su permanente juventud? ?Por qu¨¦ nos gustar¨ªa ser, hacer y saber tanto como ¨¦l es, hace y sabe?". Y me respond¨ªa: "Porque en Enrique encontramos muchos motivos de admiraci¨®n". Por de pronto, su inacabable curiosidad, su deseo de comprenderlo todo. Enrique se ha situado siempre en posiciones abiertas y luminosas. Adem¨¢s, Enrique excluye de su modus vivendi todo lo que signifique rencor o descalificaci¨®n de los que no piensan como ¨¦l. Por el contrario da pruebas constantes del recurso al di¨¢logo como procedimiento de aproximaci¨®n a los temas m¨¢s complejos. Enrique respeta al adversario. No lo convierte en enemigo a batir. Conf¨ªa en el Derecho y no parece propicio a la aceptaci¨®n de la ley del m¨¢s fuerte. Por eso, me f¨ªo de Miret. Enrique sabe inducirnos a la lectura, a la escritura y al amor a la naturaleza. Y cosa cierta es que se pasa muy bien en compa?¨ªa de su ampl¨ªsima obra escrita: libros, ensayos, art¨ªculos period¨ªsticos, conferencias. Uno de sus libros m¨¢s recientes est¨¢ dedicado a la gente mayor. En ¨¦l ha sabido Enrique ofrecer espacios de hermosa felicidad y transmitir a j¨®venes y mayores ilusiones que dan sentido a la vida. En suma, Miret es uno de esos ¨¢rboles de copa grande, ra¨ªces profundas, a cuyo amparo se soporta mejor la espera. Da sombra, frutos, protege de los vientos violentos y oxigena el ambiente. Es un amigo querido y un ciudadano ejemplar.
Donde encontr¨® ideas de represi¨®n a los menores, introdujo confianza
Hoy, triste por su fallecimiento el pasado 12 de octubre, adem¨¢s de reiterar aquellas consideraciones, me parece que tambi¨¦n es ocasi¨®n propicia para recordar que, cuando tuve que buscar el grupo de personas que, en diciembre del a?o 1982, nos ¨ªbamos a hacer cargo de la direcci¨®n pol¨ªtica del Ministerio de Justicia, ped¨ª ayuda a Enrique Miret para acometer las reformas que la sociedad reclamaba y constitu¨ªan una especie de imperativo categ¨®rico para quienes nos sent¨ªamos comprometidos con los valores centrales del socialismo democr¨¢tico que hab¨ªa contribuido a reconstruir Europa despu¨¦s de la horrible experiencia nazi-fascista de la II Guerra Mundial.
Enrique acudi¨®, generoso, a darse plenamente. Sac¨® de las catacumbas la acci¨®n estatal hacia los menores de edad responsables de hechos ilegales. Donde encontr¨® ideas de represi¨®n, castigo, privaci¨®n de libertad como ¨²nica respuesta, dogmatismo, mucho arbitrismo, desconfianza, dej¨® incoados (ciertamente necesitados de desarrollos y recursos no siempre proporcionados) proyectos de prevenci¨®n, tratamiento, asistencia, educaci¨®n, formaci¨®n, confianza en el menor. Moderniz¨® en buena medida los m¨¦todos y las instalaciones y en ocasiones renov¨® por completo a los responsables de su aplicaci¨®n. ?Cu¨¢nto cost¨® llevar a cabo determinadas sustituciones! ?Cu¨¢nto cerrar a cal y canto centros dirigidos por quienes carec¨ªan de la formaci¨®n necesaria para responsabilizarse de tan dif¨ªcil y delicada tarea! All¨ª tuvo Enrique muchas ocasiones de poner a prueba su tenacidad, su congruencia entre la palabra y los hechos. Sigue siendo ¨¦ste uno de los problemas de nuestro tiempo. Entonces no fue posible resolverlo, pero las reformas que impuls¨® Enrique, las transformaciones que acometi¨® estuvieron siempre en la buena direcci¨®n.
No me habr¨ªa quedado tranquilo si hubiera dejado pasar la ocasi¨®n sin recordar aquel trabajo suyo y sin volver a afirmar que Enrique Miret ha sido una de las personas que m¨¢s ha hecho por la convivencia pac¨ªfica y tolerante, que mejor nos ha ense?ado a ser ciudadanos libres y que m¨¢s ha defendido la grandeza de la dignidad humana. Descanse en paz.
Fernando Ledesma Bartret es consejero permanente de Estado.
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