Reciclar, seleccionar y pagar...
El Ayuntamiento de Argentona est¨¢ poniendo en marcha estos d¨ªas un interesante sistema de reciclado de residuos. Supongo que es uno de los pioneros en Catalu?a, aunque no, por descontado, en Europa. Su novedad merece algunos comentarios.
El sistema est¨¢ basado en tres medidas. En primer lugar, se reduce la tasa anual de recogida que pagar¨¢n los hogares, desde los 150 euros actuales a unos 90. En segundo lugar, se procede a la recogida domiciliaria de los diversos tipos de residuos en d¨ªas distintos. Y en tercer lugar, y ¨¦sta es la novedad, se obliga a que cada tipo de residuo se deposite en la acera en una bolsa de color distinto, homologada por el Ayuntamiento, que se debe adquirir en los establecimientos de la villa, a un precio aproximado de medio euro. Los c¨¢lculos est¨¢n realizados de forma que las familias que generen una cantidad de residuos "media" gastar¨¢n en bolsas una cantidad que, sumada a los 90 euros de tasa, les llevar¨¢ a pagar en total los mismos 150 que actualmente.
La tasa anual de recogida y de reciclaje de residuos tiene car¨¢cter de 'tarifa plana', algo claramente injusto
Evidentemente, quien genere menos residuos o los deposite con menos frecuencia ahorrar¨¢ dinero y quienes generen mucho m¨¢s pagar¨¢n m¨¢s. Quedan excluidos los residuos org¨¢nicos, que no se pueden almacenar en la casa y ser¨¢n retirados como hasta ahora, en bolsas de pl¨¢stico gratuitas.
El objetivo de la medida es doble. Por una parte, mejorar el proceso de selecci¨®n, haciendo el reciclaje m¨¢s eficaz. Y sobre todo, ir introduciendo la din¨¢mica de que "quien m¨¢s residuos genera m¨¢s paga". Este principio es de una gran racionalidad econ¨®mica y de un gran valor social, pues ayuda a crear conciencia de que los servicios p¨²blicos tienen un coste, y ¨¦ste en particular, ya que el coste de un producto no termina con su consumo, sino que se prolonga hasta su desaparici¨®n.
Siempre he pensado que la gran mayor¨ªa de estos servicios deber¨ªan financiarse en parte v¨ªa impuestos (o tasas) y en parte en funci¨®n del consumo, cuando este consumo es voluntario y no obligado (una operaci¨®n quir¨²rgica, por ejemplo). Con ello se consigue, por una parte, un acceso universal, y por otra, un reparto de cargas proporcional a la utilizaci¨®n.
Los impuestos que todos pagamos (o mejor, deber¨ªamos pagar) permiten una serie de servicios p¨²blicos universales y gratuitos (sanidad, educaci¨®n, polic¨ªa...). ?sta es su finalidad principal y en ella est¨¢ su car¨¢cter redistributivo, ya que cada uno paga impuestos seg¨²n sus ingresos y cada uno tiene servicios seg¨²n sus necesidades. Pero los impuestos tambi¨¦n permiten la existencia de otros servicios p¨²blicos no gratuitos, como los transportes colectivos o el que estamos contemplando de reciclaje de residuos. En estos casos el usuario debe contribuir en funci¨®n del uso, y los impuestos deben cubrir el d¨¦ficit, ya que las tarifas, voluntariamente no cubren el coste. Es bueno, por tanto, que la tarifa no sea una tarifa plana (todo el mundo pagar¨ªa un tanto al mes por ir en autob¨²s, independientemente de si sube a ¨¦l 200 veces o ninguna). La tasa anual de recogida y de reciclaje de residuos ten¨ªa y tiene este car¨¢cter de tarifa plana, claramente injusta.
Por todo ello, me felicito de que se vayan implantando nuevos sistemas como el descrito. El ¨²nico inconveniente es su relativa complejidad para los usuarios, ya que exige una serie de operaciones complementarias. ?Ya s¨¦ que es mucho m¨¢s simple y c¨®modo tirar todo tipo de residuos en una ¨²nica bolsa o recipiente, y luego depositarlo en un ¨²nico contenedor! Pero hemos de comprender todos que el bien colectivo exige a veces un peque?o esfuerzo adicional, que vale la pena.
Pido al Ayuntamiento de Argentona y a todos aquellos que adopten medidas similares que sean exigentes con la disciplina que el sistema requiere y al mismo tiempo flexibles si la implantaci¨®n pone de manifiesto la necesidad de alguna modificaci¨®n.
Adaptar, incluso corregir, es cosa de sabios.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
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