La ¨²ltima apuesta de Otegi
El l¨ªder 'abertzale' conect¨® con mediadores extranjeros - Rubalcaba considera que levantaba falsas expectativas
Desde que a fines de agosto de 2008 sali¨® de la c¨¢rcel Arnaldo Otegi, puso en marcha un nuevo proyecto para levantar a una izquierda abertzale ilegalizada y desconcertada, sometida al trauma de la ruptura de ETA de la ¨²ltima tregua, en junio de 2007. El proyecto consist¨ªa en crear, en connivencia con ETA, un polo soberanista para atraer a todo el independentismo vasco, incluidos partidos como Eusko Alkartasuna (EA), que le sirviera de base para recuperar la legalidad antes de las municipales de 2011 y montar otro proceso de negociaci¨®n para intentar el reconocimiento de la autodeterminaci¨®n a cambio del cese de la violencia.
Era un regreso al esquema del Pacto de Lizarra, de unidad de los nacionalistas de hace 10 a?os, pero esta vez sin el PNV. Otegi trabaj¨® en estrecho contacto con Rafael D¨ªez Usabiaga, hist¨®rico dirigente de la izquierda abertzale, ex l¨ªder del sindicato LAB, cuyo protagonismo se acrecent¨® al tener un margen de actuaci¨®n superior al del reci¨¦n excarcelado Otegi.
"Otegi no rompe con ETA porque quiere capitalizar su historia"
Mientras perfilaban con contactos entre los partidos y grupos sociales vascos la conformaci¨®n del polo soberanista, lanzaron una ofensiva exterior. Trataron de comprometer a algunos de los mediadores internacionales del fallido proceso de paz anterior. El m¨¢s receptivo fue el surafricano Brian Currin, protagonista de los exitosos procesos de paz de su propio pa¨ªs y en Irlanda del Norte. Currin logr¨®, recientemente, que llegara al Parlamento brit¨¢nico una iniciativa de debate sobre el "conflicto vasco", que neutraliz¨® la diplomacia espa?ola. El Sinn Fein, alejado de ETA tras la ruptura de la tregua, se mostr¨® receptivo a la nueva iniciativa de Otegi.
El proyecto del polo soberanista tuvo su primer tropiezo serio con el asesinato en diciembre de 2008 de Ignacio Ur¨ªa. Entonces EA se apart¨® del mismo y abri¨® una crisis. El siguiente asesinato de ETA, en junio, del inspector Eduardo Puelles, fue otro rev¨¦s para la iniciativa. Ya no era s¨®lo EA. Tampoco el sindicato ELA ni grupos soberanistas independientes, con los que conect¨® Otegi, quer¨ªan comprometerse en una iniciativa en connivencia de ETA.
Esta situaci¨®n abri¨® una crisis entre Otegi y su grupo con ETA, con el trasfondo de una divisi¨®n en la izquierda abertzale, donde se cuestiona el papel de la violencia. ETA, como reflejan textos recientes, publicados por EL PA?S, no oculta su desconfianza hacia el grupo de Otegi por sus dudas sobre la capacidad de la direcci¨®n etarra y, sobre todo, sobre la continuidad del terrorismo.
Ante la actitud de ETA, que adem¨¢s comete otros dos asesinatos en julio, el de una pareja de guardias civiles en Palma, Otegi y su grupo comprenden que la banda es un obst¨¢culo para sus planes. Pero lejos de plantearse la ruptura con ETA, tratan de ganar tiempo. Retrasan su iniciativa hasta el pr¨®ximo verano para acumular fuerzas en favor del polo soberanista y tratar de arrastrar a la banda ante hechos consumados.
Al mediador Brian Currin le encarga Otegi la elaboraci¨®n de un texto, muy similar a la propuesta de Anoeta de 2005, que, con su apuesta por las v¨ªas pac¨ªficas, sirva de base para un debate dentro de la izquierda radical, previsto para los pr¨®ximos meses.
En este contexto, el martes se producen las detenciones de Otegi y su grupo. En el auto, Baltasar Garz¨®n prueba la tutela de ETA sobre Otegi y su grupo a trav¨¦s de numerosos documentos de la banda. Destaca el de diciembre de 2008, titulado Herri Antolatuaren Estrategia Independentista Bateranz, donde aparece dise?ada la estrategia del polo soberanista que ejecutan Otegi y su grupo.
Las detenciones han abierto un debate en Euskadi. El dirigente del PNV, Joseba Egibar, conocedor de los pormenores de la iniciativa de Otegi, ha acusado al Gobierno de provocar su detenci¨®n para boicotearla. El argumento del ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, al respaldar la detenci¨®n de Otegi, es el del cumplimiento de la ley: su iniciativa est¨¢ tutelada por ETA; el auto lo prueba y, a su amparo, reorganizaba Batasuna, ilegalizada por el Supremo.
En el campo pol¨ªtico, a Rubalcaba se le ve m¨¢s suelto. Rechaza la iniciativa de Otegi porque cree que es una edici¨®n similar a las tres fallidas treguas anteriores y porque levanta falsas expectativas de paz, pues el Gobierno no va a abrir otro di¨¢logo si ETA no deja antes las armas, lo que Otegi ni se plantea. Y no lo hace porque en su dise?o del fin de la violencia quiere capitalizar la historia de ETA.
El que fue interlocutor socialista de Otegi en el fallido proceso de paz, Jes¨²s Eguiguren, puso el foco en la inoperancia de su iniciativa: "No creo que tuvieran algo importante entre manos. No tengo dudas de que querr¨ªan abrir una nueva v¨ªa. Pero los tiempos han cambiado mucho y sus esquemas son de hace 10 o 20 a?os. Ya no vale decir que queremos nuevas v¨ªas o una declaraci¨®n por la paz y contra todo tipo de violencia. No aprovecharon el momento".
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