Feroz resistencia al aborto legal en Am¨¦rica Latina
T¨ªmidos intentos de despenalizaci¨®n chocan con la Iglesia - Miles de muertas y millones de operaciones clandestinas
![Soledad Gallego-D¨ªaz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F59d0121e-34c2-42ae-9720-96991394acc9.png?auth=9618d8510e6d38fb4af0fc3320ebbd584c15c5aa49a79f467985675046e6d666&width=100&height=100&smart=true)
Mar¨ªa Silva y Mar¨ªa D¨ªaz ten¨ªan 22 y 21 a?os, eran madres de uno y de dos ni?os y no quer¨ªan tener m¨¢s. Murieron a finales de septiembre y principios de octubre en Santa Fe y en C¨®rdoba (Argentina), v¨ªctimas de infecciones provocadas por abortos clandestinos, realizados en p¨¦simas condiciones sanitarias. La ¨²nica periodista que lo cont¨® fue Mariana Carvajal, en P¨¢gina12. El resto de los medios argentinos ignoraron pr¨¢cticamente las dos muertes.
La negativa a debatir los terribles efectos de la ilegalizaci¨®n del aborto, el hecho de que constituye un grave problema de salud p¨²blica, es una de las peores maldiciones que sufren las mujeres de casi todo Am¨¦rica Latina, uno de los sitios m¨¢s peligrosos del mundo para ser mujer y uno de los que m¨¢s tarde ha llegado el cambio cultural sobre la sexualidad y la reproducci¨®n. De nada sirve que las estad¨ªsticas hablen de cuatro millones de abortos clandestinos al a?o o de 4.000 mujeres muertas que pudieron haberse evitado. Imposible conseguir que los parlamentos discutan la situaci¨®n o que pol¨ªticos de peso se pronuncien a favor de legalizar la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Incre¨ªblemente, en algunos casos las leyes aprobadas en los a?os treinta para autorizar abortos terap¨¦uticos (por riesgo de la vida de la madre o por violaci¨®n) han sido revisadas, pero para endurecerlas m¨¢s. Y en los pocos pa¨ªses en los que se intenta avanzar, la reacci¨®n es furibunda.
Incidentes en Bogot¨¢ por el rechazo a que se informe de los supuestos permitidos
Altos cargos de Per¨² amenazan con la dimisi¨®n por una legalizaci¨®n parcial
Esta semana ha habido incidentes en Bogot¨¢, donde grupos de mujeres ped¨ªan que se aplique una decisi¨®n de la Corte Constitucional que obliga al Gobierno a informar en las escuelas sobre los tres casos en los que el aborto est¨¢ despenalizado (violaci¨®n, malformaci¨®n del feto y riesgo para la vida de la madre). La idea surgi¨® del caso de una ni?a de 13 a?os violada por un vecino que, pese a tener derecho legal a abortar, fue rechazada en siete hospitales. Incluso un juez le neg¨® protecci¨®n jur¨ªdica. Finalmente, la Corte dio la raz¨®n a la ni?a (que ya hab¨ªa tenido al beb¨¦) y record¨® que el Gobierno tiene la obligaci¨®n de informar en las escuelas de secundaria. El rechazo de la Iglesia fue total. "Los educadores cat¨®licos no vamos a ense?arles eso", dijo Juan Vicente C¨®rdoba, portavoz de la Conferencia Episcopal.
En Per¨², el debate de la despenalizaci¨®n en esos tres casos, pendiente del Congreso, ha provocado la amenaza de dimisi¨®n del ministro de Defensa, Rafael Rey, y de otros altos cargos del Gobierno de Alan Garc¨ªa. La Iglesia, por su parte, ha organizado esta misma semana manifestaciones para contrarrestar a los grupos de mujeres que salieron a la calle a reclamar el derecho a abortar en caso de violaci¨®n y malformaci¨®n del feto. El presidente del Congreso deber¨¢ ahora decidir si somete directamente a votaci¨®n la propuesta de ley o si la env¨ªa para su debate en la comisi¨®n de Justicia.
En Chile, uno de los pa¨ªses m¨¢s modernos de Am¨¦rica Latina, la dictadura cambi¨® la ley para que la vida de la madre est¨¦ supeditada a la del feto y ni la presidenta Michelle Bachelet ha podido suprimir tanta brutalidad.
La posici¨®n de la Iglesia cat¨®lica, absolutamente combativa, resulta decisiva. La mayor¨ªa de los obispos latinoamericanos no s¨®lo condena, sino que persigue con sa?a a quienes se atreven a practicarlo. Hay que recordar al obispo brasile?o que quer¨ªa obligar a una ni?a de 10 a?os, violada por su padrastro, a tener mellizos o la campa?a desatada este mes por el obispo de Tucum¨¢n (Argentina) que envi¨® a sus fanatizados fieles a insultar y atacar a las 20.000 participantes en el XXIII Encuentro de Mujeres, porque exig¨ªan que pusieran en marcha la ley federal que garantiza el reparto gratuito de anticonceptivos.
En Rep¨²blica Dominicana, otro pa¨ªs gobernado por un dirigente progresista, Leonel Fern¨¢ndez, se aprob¨® en septiembre una modificaci¨®n de la Constituci¨®n que pretende modernizar el pa¨ªs. El art¨ªculo 30 de la reforma establece "la inviolabilidad de la vida desde la concepci¨®n hasta la muerte", lo que vuelve a convertir en delito penado con hasta cinco a?os de c¨¢rcel cualquier aborto. Todo esto cuando el 80% de la poblaci¨®n est¨¢ de acuerdo con la despenalizaci¨®n del aborto terap¨¦utico. Lo mismo ha sucedido ya en Nicaragua, donde el corrupto Daniel Ortega se ha aliado con el obispo de Managua para penalizar todo tipo de aborto, con una legislaci¨®n tan brutal, que las organizaciones internacionales de derechos humanos la han calificado directamente de "irracional".
"Lo peor es que existe una enorme resistencia a discutir siquiera el problema", explica Mariana Carvajal, que acaba de publicar en Argentina El aborto en debate: aportes para una discusi¨®n pendiente (Editorial Paid¨®s). Lo mismo opina Carmen Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia y una de las pocas voces que intenta colocar el tema en la agenda p¨²blica. "Reconozcamos que el aborto es algo que existe".
La capa de invisibilidad con que se quiere cubrir el problema no evita que la realidad asome: en Argentina se practican entre 460.000 y 600.000 abortos anuales. "Es una cuesti¨®n de salud p¨²blica y muchos m¨¦dicos son conscientes de ello", admite Argibay.
Carvajal cuenta que los m¨¦dicos y los pol¨ªticos m¨¢s preocupados por esa realidad intentan encontrar atajos para mejorarla. "Por ejemplo, la estrategia de reducci¨®n de da?os, que se puso en marcha en Uruguay y que supone una consejer¨ªa "pre y post" aborto. Los m¨¦dicos saben que no pueden practicarlo ni recomendarlo, pero s¨ª "informar" a las mujeres sobre las maneras de llevarlo a cabo. Y, adem¨¢s, pueden atenderlas una vez que lo han practicado.
En Chile, por ejemplo, Bachelet, que es m¨¦dico, impuso que los facultativos de los hospitales p¨²blicos no pudieran denunciar a las mujeres que hubieran abortado ni negarles su ayuda. En Argentina, el ex ministro de Salud Gin¨¦s Gonz¨¢lez Garc¨ªa puso en marcha una gu¨ªa para la atenci¨®n de Abortos No Punibles, que obliga a los m¨¦dicos a mantener una actitud m¨¢s humanitaria y profesional con quienes han abortado.
Estos peque?os pasos son importantes pero tienen poco impacto sobre la cifra de abortos clandestinos y de muertes. De hecho, M¨¦xico DF, con una nueva ley de plazos, como la cubana, es la ¨²nica gran ciudad americana donde ha bajado sustancialmente el n¨²mero de v¨ªctimas. Da la impresi¨®n de que lo que est¨¢ ayudando m¨¢s a las latinoamericanas en esta d¨¦cada no es la llegada al poder de mujeres presidentas o de gobiernos de izquierda, sino la aparici¨®n de un medicamento que se llama Misoprostol, que se receta para el tratamiento de ¨²lceras g¨¢stricas, pero que tiene un efecto abortivo. La informaci¨®n boca a boca y los farmac¨¦uticos comprensivos han resultado un camino no siempre eficaz pero s¨ª, al menos, de riesgo m¨¢s reducido.
"El problema es que muchas veces ni tan siquiera se aplican las legislaciones actuales que, en muchos pa¨ªses, consideran no punible que una mujer aborte si est¨¢ en riesgo su vida o si ha sido v¨ªctima de una violaci¨®n (aunque en Argentina, por ejemplo, ese supuesto se reserva s¨®lo para mujeres violadas que sean idiotas o dementes)", explica Carvajal. Salvo Chile, El Salvador, Nicaragua y Rep¨²blica Dominicana, donde no se puede abortar ni para salvar a la madre, en todos los dem¨¢s pa¨ªses de la regi¨®n se admite el aborto por violaci¨®n, incesto o grave peligro para la salud de la madre, pero la influencia de las diferentes iglesias, la falta de informaci¨®n y la falta de voluntad de los pol¨ªticos han hecho que ni tan siquiera en esos casos tan reducidos las mujeres puedan interrumpir su embarazo de forma segura. Excepci¨®n hecha, claro, de las de clase alta, econ¨®micamente potente, que abortan sin problemas y en secreto en las cl¨ªnicas privadas de todos esos mismos pa¨ªses.
![Manifestaci¨®n por la legalizaci¨®n del aborto, el pasado martes, en Lima (Per¨²).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ODKAQBLW3MLDNUX5TO6ETML6II.jpg?auth=09bdc907acbccda242d12e21c2ccc07d858b57d47a8ed276f2ee3687737dae64&width=414)
Peque?os avances, dr¨¢sticos retrocesos
- Argentina. Est¨¢ despenalizado el aborto en caso de violaci¨®n de mujeres "idiotas o dementes", o cuando est¨¢ en peligro la vida de la madre, pero la legislaci¨®n no se aplica pr¨¢cticamente ni el Estado garantiza esos dos supuestos.
- Bolivia. La nueva Constituci¨®n habla vagamente del derecho de hombres y mujeres al ejercicio de sus derechos sexuales, pero no dice nada del aborto, que contin¨²a prohibido.
- Brasil. No se castiga en caso de violaci¨®n y de peligro para la vida de la madre. Un proyecto para que el Estado se hiciera cargo de esos supuestos de forma gratuita qued¨® paralizado. En julio de 2008, la C¨¢mara de Diputados vot¨® contra cualquier posibilidad de ley de plazos.
- Chile. El aborto terap¨¦utico estuvo aprobado entre 1931 y 1986, hasta que la dictadura militar lo volvi¨® a prohibir. La vida de la mujer est¨¢ supeditada a la del feto. La Constituci¨®n garantiza la protecci¨®n de la "vida que est¨¢ por nacer".
- Colombia. Est¨¢ despenalizado en caso de violaci¨®n, incesto o malformaci¨®n grave del feto. Una nueva iniciativa para que las escuelas expliquen estos tres supuestos a las j¨®venes adolescentes ha despertado una furiosa reacci¨®n de las distintas Iglesias y grupos conservadores. El Gobierno garantiza que se pueda ejercer en esos tres supuestos.
- Costa Rica. La Constituci¨®n declara al pa¨ªs "cat¨®lico, apost¨®lico y romano" y autoriza a la Iglesia a participar en supuestos relativos a la sexualidad y reproducci¨®n. Pese a todo, se autoriza el aborto para casos de grave riesgo en la vida de la madre.
- Ecuador. Una nueva legislaci¨®n de salud reconoce que el embarazo de adolescentes y el aborto en condiciones de riesgo son problemas de salud p¨²blica y garantiza el acceso gratuito al aborto en caso de peligro para la vida de la madre o violaci¨®n de mujer con problemas mentales.
- M¨¦xico. El Distrito Federal aprob¨® en 2007 una ley de plazos, que ha bajado sustancialmente los casos de mortalidad.
- Nicaragua. Desde 1893, Nicaragua es un estado laico, donde estaba permitido el aborto terap¨¦utico. En octubre de 2006 se penaliz¨® por primera vez cualquier tipo de aborto, a instancias de las distintas Iglesias, cat¨®lica y evang¨¦licas.
- Per¨². Se acepta el aborto terap¨¦utico pero no se garantiza el acceso gratuito. Actualmente, hay una gran pol¨¦mica porque se quiere aprobar una ley que ampl¨ªe los supuestos a violaci¨®n, incesto y malformaci¨®n del feto, no s¨®lo el riesgo para la vida de la madre.
- Venezuela. Se permite s¨®lo en caso de peligro para la vida de la madre y hace falta el permiso de la mujer y de su marido (o tutor si es menor de edad).
Esperanzas frustradas
El pa¨ªs al que todos los movimientos feministas y de derechos humanos de Am¨¦rica Latina miraban con expectaci¨®n, Uruguay, acab¨® por defraudar todas las esperanzas. El a?o pasado, con un Gobierno progresista encabezado por Tabar¨¦ V¨¢zquez, el Congreso y el Senado aprobaron una ley de plazos, equivalente a las que existen en Europa o en Estados Unidos. Un triunfo y un momento esperanzador para todo el continente que, sin embargo, se vino abajo estruendosamente porque el presidente, por su ¨²nica y exclusiva voluntad, decidi¨® vetar la ley.
Tabar¨¦ decidi¨® ignorar al 60% de la poblaci¨®n que apoyaba la iniciativa y respaldar la feroz campa?a de la Iglesia cat¨®lica (y de las Iglesias evangelistas, que suelen ser todav¨ªa m¨¢s radicales y violentas en su rechazo, en toda Am¨¦rica Latina). La jerarqu¨ªa cat¨®lica uruguaya lleg¨® a afirmar que las mujeres carec¨ªan de la condici¨®n fundamental del libre albedr¨ªo como para poder decidir sobre su cuerpo.
Los grupos feministas uruguayos no han dado la batalla por perdida: lo intentar¨¢n de nuevo con el Gobierno que salga elegido este domingo, especialmente si vuelve a triunfar el Frente Amplio, con un candidato distinto de Tabar¨¦. La batalla se centra adem¨¢s en el desarrollo de una nueva ley de Defensa de la Salud Reproductiva, que supone un avance real al garantizar el acceso universal a los anticonceptivos y la informaci¨®n sobre m¨¦todos para prevenir embarazos no deseados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.