D¨®lar perturbador
La depreciaci¨®n de la principal moneda de reserva es un obst¨¢culo al crecimiento de la UE
Sin ser un fen¨®meno nuevo, la depreciaci¨®n del d¨®lar constituye un obst¨¢culo a?adido a la recuperaci¨®n de las econom¨ªas europeas que comparten moneda y pol¨ªtica monetaria. Dada la manifiesta aton¨ªa de la demanda interna en la eurozona, la v¨ªa de ir asentando la recuperaci¨®n, y con ella suavizando el ascenso del desempleo, es el crecimiento de las ventas a aquellas econom¨ªas que van por delante en la recuperaci¨®n del crecimiento. A un tipo de cambio en la frontera de 1,50 d¨®lares por euro (el mi¨¦rcoles pasado cotiz¨® a 1.5046, el m¨¢ximo de apreciaci¨®n desde agosto de 2008) las exportaciones de la eurozona reducen su capacidad competitiva de forma significativa.
Detr¨¢s de esa depreciaci¨®n de la principal moneda de reserva del mundo no s¨®lo est¨¢ el alejamiento de los mayores temores que la crisis financiera extendi¨® hace algo m¨¢s de un a?o, reforzando su papel de refugio, sino la presunci¨®n razonable de que las autoridades americanas van a ser menos estrictas que las europeas en el manejo de sus pol¨ªticas de demanda. La pol¨ªtica monetaria desempe?a un papel importante al respecto, en concreto el diferencial en tipos de inter¨¦s. La Reserva Federal estadounidense no tiene prisa en elevar el precio del dinero o en retirar algunas de las excepcionales decisiones adoptadas en el pasado. Tampoco la reconducci¨®n de un d¨¦ficit p¨²blico en EE UU, muy superior al promedio y al de cada uno de los pa¨ªses de la eurozona, presiona a unas autoridades americanas, cuyo principal objetivo es alejar los riesgos de reca¨ªda en la recesi¨®n y, en todo caso, reducir el paro.
En la eurozona las autoridades parecen empe?adas en sacrificar antes el bienestar de los ciudadanos que la ortodoxia que se dieron para ¨¦pocas de normalidad econ¨®mica y financiera. El Banco Central Europeo (BCE) ya ha insinuado la retirada de los est¨ªmulos monetarios y los destinados a facilitar el funcionamiento de los mercados de cr¨¦dito, todav¨ªa distantes de la normalidad en algunos pa¨ªses, Espa?a entre ellos. El Gobierno espa?ol, adem¨¢s, se ha planteado aumentar los impuestos y reducir las inversiones p¨²blicas en partidas esenciales para la modernizaci¨®n de la econom¨ªa. Con ello no facilita precisamente la principal prioridad: reducir la m¨¢s elevada tasa de desempleo de la OCDE.
El BCE deber¨ªa tomar en consideraci¨®n antes de atenuar los est¨ªmulos monetarios, o sugerir que los gobiernos hicieran lo propio con los fiscales, el endurecimiento medio de las condiciones de financiaci¨®n en la eurozona del que ese encarecimiento del euro es parte significativa. Poco importa ahora que la depreciaci¨®n del d¨®lar siga propiciando el cuestionamiento de su posici¨®n como denominador transaccional en el comercio global y su papel como principal moneda de reserva del mundo. Ser¨ªa un error que, en lugar de garantizar condiciones favorecedoras del crecimiento econ¨®mico, del BCE emergiera un orgullo cambiario sobre la base de una apreciaci¨®n de la moneda com¨²n que ya genera m¨¢s da?os que ventajas a los europeos.
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