?Qu¨¦ significa deslegitimar?
Pronto se cumplir¨¢n cinco a?os del discurso de Otegi en Anoeta, y uno del asesinato por ETA del empresario Ignacio Uria, al que seguir¨ªan, ya en 2009, los de un polic¨ªa y dos guardias civiles. El discurso fue el punto de partida para el intento de fin dialogado de ETA impulsado por Zapatero; y los cuatro asesinatos, la prueba de que ETA no tiene intenci¨®n de renunciar a hacer pol¨ªtica armada.
En las ¨²ltimas semanas se han conocido planes de ETA y de su entorno para poner en marcha una estrategia que conducir¨ªa a la reanudaci¨®n del di¨¢logo en el punto en que qued¨® interrumpido, hace ahora tres a?os. Esa estrategia parte de la formaci¨®n de un polo soberanista encabezado por Batasuna que negociar¨ªa con el Gobierno el programa m¨ªnimo de ETA: autonom¨ªa conjunta de Euskadi y Navarra con reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n: la ¨²ltima propuesta de Otegi en Loyola, en oto?o de 2006.
No hay deslegitimaci¨®n de ETA sin legitimaci¨®n del Estatuto de Gernika; y de su aniversario
Es un planteamiento poco realista. Aralar sac¨® de aquel fracaso la conclusi¨®n de que en el futuro no deber¨ªa tomarse en consideraci¨®n ninguna propuesta de ese mundo que no viniera precedida del abandono unilateral e incondicional de la violencia. EA interrumpi¨® sus conversaciones polo-soberanistas con la izquierda abertzale a ra¨ªz del asesinato de Uria, Y el sindicato ELA, mayoritario en Euskadi y eje de todas las iniciativas de unidad nacionalista con programa soberanista, ha condicionado cualquier avance conjunto al abandono de ETA. Con independencia de que lo justifique por la necesidad de "desarmar la raz¨®n de Estado", el pronunciamiento es claro: "En anteriores procesos, la desmilitarizaci¨®n ha estado sujeta a que el Estado" reconociera a cambio "determinados elementos pol¨ªticos". El Estado "no va a dar eso", por lo que tiene que ser ETA quien d¨¦ pasos "unilaterales".
En los papeles de ETA incluidos en el auto de Garz¨®n se da por hecho que al Gobierno no le quedar¨¢ m¨¢s remedio que negociar pol¨ªticamente, pronto o tarde. ELA ya no lo cree posible, y ello es el resultado de la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno; mejor dicho, de haber mantenido esa pol¨ªtica desde la ruptura de la tregua, desoyendo las voces que en alg¨²n momento han tratado de convencerle de que flexibilizara su posici¨®n para favorecer tal o cual movimiento de Otegi. En la respuesta de Zapatero al discurso de Anoeta ya se dec¨ªa que pol¨ªtica y pistolas eran incompatibles, y que s¨®lo el abandono de las armas abrir¨ªa paso al di¨¢logo. Pero en la pr¨¢ctica se acab¨® dando por sobrentendido que ese abandono formar¨ªa parte de una negociaci¨®n con contrapartidas pol¨ªticas. Lo que ha cambiado es que, no ya los socialistas, sino los soberanistas le dicen a ETA que renuncie unilateralmente, y condicionan a ello su participaci¨®n en cualquier iniciativa con la izquierda abertzale.
Es posible que en el fondo de su coraz¨®n Otegi piense que el tiempo de la lucha armada ha pasado, pero se resiste a decirlo (y a dec¨ªrselo a ETA). La (seg¨²n Gara) "propuesta de calado" de Batasuna se limita a hablar de un proceso "sin violencia ni injerencias externas", que es menos de lo que dijo Otegi hace 5 a?os, con el resultado conocido en cuanto ETA decidi¨® volver a matar. Y los papeles ahora conocidos revelan que se mantiene una "estrategia Pol¨ªtico-militar" que reserva a ETA la funci¨®n de remover obst¨¢culos a la negociaci¨®n pol¨ªtica.
Ante esto, ?qu¨¦ tendr¨ªan que hacer los nacionalistas? El entonces presidente del PNV, Josu Jon Imaz, escrib¨ªa en 2007 que "en las circunstancias actuales, s¨®lo la acci¨®n policial y la deslegitimaci¨®n social y pol¨ªtica de su entorno son los caminos que nos permiten trabajar por la paz y la libertad en Euskadi". La acci¨®n policial (y judicial) ha cumplido su parte, y un efecto de ello es que en las c¨¢rceles y otros lugares se haya abierto paso la duda sobre la eficacia de la violencia.
Pero el mensaje del nacionalismo a Otegi y compa?¨ªa no es decirles que s¨®lo podr¨¢n ser legales si se desvinculan de ETA, sino el de proporcionarles argumentos para no dar ese paso. Por ejemplo, sum¨¢ndose a movilizaciones como la de San Sebasti¨¢n contra las detenciones con el argumento de que la Ley de Partidos obedece a intereses electoralistas. Arzalluz retomaba ayer este argumento en Gara tras opinar que los detenidos son "patriotas dignos de todo respeto y admiraci¨®n" cuya intenci¨®n era "superar la violencia".
En su libro de 2005, Otegi proclamaba que el PNV hab¨ªa acabado dando la raz¨®n a ETA en su negativa a aceptar un "Estatuto que divid¨ªa al pa¨ªs". Por eso, la deslegitimaci¨®n que ped¨ªa Imaz pasa tambi¨¦n por abandonar t¨®picos de Lizarra como el del "agotamiento del Estatuto" o el de su "incumplimiento" (magnificando divergencias sobre algunas transferencias); y porque dirigentes y ex dirigentes que hace a?os que no creen en esos t¨®picos se atrevan a participar en la conmemoraci¨®n del aniversario del Estatuto de Gernika.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.