Zelaya y Micheletti ponen fin a la crisis
El presidente depuesto de Honduras ser¨¢ restituido con la aprobaci¨®n del Congreso - El mandatario renuncia a modificar la Constituci¨®n para optar a la reelecci¨®n
Desde que el ¨²ltimo domingo de junio, hace cuatro meses ya, un comando del Ej¨¦rcito secuestrara y expulsara del pa¨ªs al presidente Manuel Zelaya, Honduras no ha dejado de estar en el ojo del hurac¨¢n. Tal vez nunca un pa¨ªs tan peque?o (algo m¨¢s de siete millones de habitantes) y tan pobre (en Am¨¦rica Latina s¨®lo lo supera Hait¨ª) concit¨® la preocupaci¨®n de tantos durante tanto tiempo. De ah¨ª que cuando, en la madrugada del viernes, los representantes del golpista Roberto Micheletti y los de Manuel Zelaya anunciaron estar de acuerdo en que sea el Congreso Nacional el que finalmente decida la restituci¨®n del presidente depuesto, todo el mundo se puso a celebrarlo. A cambio de su restituci¨®n, Zelaya se ha comprometido a desistir de su plan para reformar la Constituci¨®n y optar a la reelecci¨®n. Por tanto, gobernar¨¢ hasta que el presidente electo el 29 de noviembre lo releve en el cargo el 29 de enero de 2010.
La presi¨®n de EE UU y el agotamiento de todas las partes allanaron el camino
Zelaya gobernar¨¢ hasta que su sucesor asuma el cargo el 29 de enero
Uno de los que m¨¢s celebr¨® el acuerdo fue Thomas Shannon, subsecretario de Estado estadounidense para los asuntos del Hemisferio Occidental. Shannon hab¨ªa llegado a Tegucigalpa unas horas antes y, despu¨¦s de reunirse con los negociadores de Zelaya y Micheletti, logr¨® apartar la piedra contra la que, durante los cuatro meses anteriores, se hab¨ªan venido estrellando la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), las Naciones Unidas, el presidente costarricense ?scar Arias y hasta las amenazas de Hugo Ch¨¢vez o Daniel Ortega. Tambi¨¦n es verdad que Shannon jugaba con dos aliados principales. En primer lugar, el tiempo. O, mejor dicho, la falta de tiempo.
Ya no queda ni un mes para las elecciones generales. La comunidad internacional ha venido asistiendo en primera fila a la disposici¨®n de Roberto Micheletti a celebrarlas contra viento y marea. "F¨ªjense lo que les digo", ret¨® el golpista a la delegaci¨®n de la OEA que visit¨® Honduras el pasado 8 de octubre, "s¨®lo hay una posibilidad de que no se celebren elecciones ese d¨ªa: que nos invadan, que nos manden soldados y nos invadan...". A pesar del reto y de la catadura democr¨¢tica del retador, la comunidad internacional sabe que la ¨²nica manera viable de solucionar la crisis de Honduras es aceptar el resultado de las elecciones. El segundo aliado de Thomas Shannon ha sido el vocabulario.
Si se comparan sus declaraciones de ayer con las que realiz¨® Jos¨¦ Miguel Insulza, el secretario general de la OEA, en Tegucigalpa horas despu¨¦s del golpe, cualquier parecido es pura coincidencia. Shannon ya no habl¨® de golpe de estado, ni de presidentes leg¨ªtimos o ileg¨ªtimos, lo que hizo fue repartir flores, por igual y en abundancia. Dijo: "Quiero subrayar que la ayuda internacional cre¨® un contexto, pero el trabajo fue un trabajo hondure?o y yo quiero demostrar mi admiraci¨®n por la vocaci¨®n democr¨¢tica de este pueblo. Quiero garantizar que Estados Unidos acompa?ar¨¢ a Honduras en sus elecciones del 29 de noviembre". Pero el subsecretario de Estado norteamericano fue m¨¢s all¨¢. Llam¨® "h¨¦roes de la democracia hondure?a" a los negociadores, al tiempo que destac¨® "el liderazgo pol¨ªtico" de Zelaya y Micheletti por alcanzar el acuerdo.
As¨ª pues, si finalmente se produce, se le podr¨¢ llamar soluci¨®n por agotamiento. Todo el mundo necesita una soluci¨®n. Micheletti, porque ya ha conseguido lo que se propon¨ªa: sacar a Zelaya del poder y que la comunidad internacional reconozca las elecciones. Zelaya, porque ya no aguanta m¨¢s despu¨¦s de un mes y 10 d¨ªas enclaustrado entre las cuatro paredes de la Embajada de Brasil. Las 10 familias hondure?as que controlan el pa¨ªs, porque el bloqueo econ¨®mico y la enemistad de Estados Unidos empiezan a hacerles da?o. Y la comunidad internacional, porque su credibilidad estaba en tela de juicio tras fracasar, una y otra vez, en sus intentos de hacer respetar los m¨¢s elementales principios democr¨¢ticos.
Lo que no se termina de entender es la alegr¨ªa de Zelaya. S¨®lo unos minutos despu¨¦s de que se llegara al acuerdo de que sea el Congreso quien decida su futuro, el presidente depuesto compareci¨® rodeado de sus fieles en el interior de la Embajada de Brasil. Dio las gracias a "Dios, creador del universo" y se mostr¨® feliz. Pero a nadie se le escapa que los congresistas que ahora deber¨¢n decidir si debe ser repuesto en el poder son los mismos que el domingo 28 de junio, s¨®lo unas horas despu¨¦s de que los militares lo sacaran del pa¨ªs en pijama, votaron de forma un¨¢nime a favor de que Roberto Micheletti ocupara su lugar.
CUATRO MESES DE CAOS POL?TICO EN HONDURAS
- 1. La tensi¨®n previa al golpe. En marzo, Zelaya convoc¨® para el 28 de junio un controvertido refer¨¦ndum sobre una reforma que permitir¨ªa su reelecci¨®n, prohibida por la Constituci¨®n, en las elecciones del 29 de noviembre. El Supremo, el Congreso, el Ej¨¦rcito y la oligarqu¨ªa hondure?a se oponen.
- 2. El golpe de Estado. Al amanecer del 28 de junio, entre 200 y 300 soldados irrumpieron en la casa del presidente Manuel Zelaya y, en palabras de ¨¦ste, le ordenaron rendirse si no quer¨ªa que le disparasen. Fue embarcado en un vuelo hacia Costa Rica. Horas m¨¢s tarde, asumi¨® su puesto el presidente del Congreso, Roberto Micheletti, sucesor en la presidencia seg¨²n la Constituci¨®n.
- 3. La mediaci¨®n de ?scar Arias. Desde la deposici¨®n de Zelaya, miles de hondure?os se manifiestan a favor y en su contra. Zelaya exige desde Costa Rica su restituci¨®n como presidente. Micheletti dice que si regresa ser¨¢ arrestado. El 7 de julio se inicia la mediaci¨®n de ?scar Arias, presidente de Costa Rica.
- 4. El regreso de Zelaya. Despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito le impidiera volver a su pa¨ªs en dos ocasiones, el 5 de julio en avi¨®n y el 25 de julio a pie desde Nicaragua, Zelaya entra clandestinamente el 21 de septiembre y se refugia en la Embajada de Brasil.
- 5. El acuerdo. Cuatro meses despu¨¦s del golpe y con el pa¨ªs al borde de la bancarrota por la reducci¨®n de la ayuda exterior, Zelaya y Micheletti forman un Gobierno de unidad. Zelaya, que vuelve a la presidencia, no podr¨¢ presentarse a las elecciones del 29 de noviembre y ambos deber¨¢n reconocer el resultado, supervisado por la comunidad internacional. El papel de EE UU, principal socio comercial, ha sido clave para resolver el conflicto.
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