Daneses por un d¨ªa
Centenares de personas participan en una marcha ciclista para pedir mayor compromiso contra el cambio clim¨¢tico
Gema sabe que es una privilegiada. No todos los ciclistas madrile?os pueden ir a trabajar sobre dos ruedas, como les gustar¨ªa. Ella, s¨ª. Ella se ahorra los atascos, las aglomeraciones del metro y los euros de la gasolina o del transporte p¨²blico. Diez kil¨®metros de ida y 10 de vuelta. Desde el estadio de la Peineta hasta el Ministerio de Agricultura, en Atocha. "Tengo carril-bici en todo el trayecto, menos un tramo que est¨¢ en construcci¨®n", dec¨ªa ayer, reci¨¦n llegada a la meta del paseo ciclista por el clima que organiz¨® la Embajada de Dinamarca, pa¨ªs que acoger¨¢ la pr¨®xima conferencia de la ONU sobre el cambio clim¨¢tico.
Mientras, la bicicleta de su marido, Fernando, era objetivo de fot¨®grafos y c¨¢maras. En la sillita trasera iba Miriam, de cinco a?os; en la delantera, Irene, un beb¨¦ de 11 meses que, contaban sus padres, se echa sus buenas siestas cuando la pasean en bici. "Ya pod¨ªa ser esto as¨ª todos los d¨ªas", bufaba antes de salir Manuel, un veintea?ero que, "harto de recibir pitadas de conductores de coche", dec¨ªa haber desistido de sacar la bicicleta al asfalto. "Por eso aprovecho que hoy se puede. Hoy les toca esperar a ellos". Se equivocaba.
Los ciclistas salieron de la plaza de Oriente y recorrieron m¨¢s de 10 kil¨®metros por el parque del Oeste, la Casa de Campo y el Anillo Verde Ciclista. A la vuelta, m¨¢s de uno se quejaba de la organizaci¨®n y del recorrido. "En el paseo de Extremadura se rompi¨® el pelot¨®n porque nos pararon para dejar pasar a los coches", contaba Bernardo, que cogi¨® un atajo y se reenganch¨® al final. Incluso hubo atasco. Se form¨® al cruzar por una pasarela peatonal sobre la M-30, en San Pol de Mar. Los ciclistas tuvieron que bajarse de la bici, subir con ella varios escalones y pasar de uno en uno. "Una demostraci¨®n m¨¢s de que en Madrid no se puede ir en bici", resoplaba Carlos.
Por aquello de que las comparaciones son odiosas, el embajador de Dinamarca, Lars Thuesen, intentaba no extenderse al glosar las maravillas de los carriles-bici de su pa¨ªs, donde no es raro ver a los ministros -incluso al pr¨ªncipe heredero, que lleva a sus dos hijos a la guarder¨ªa en bicicleta- pedaleando por la calle. Pero le pudo el orgullo patrio: "Uno de cada tres habitantes de Copenhague usa la bici a diario. Yo hac¨ªa 20 kil¨®metros al d¨ªa para ir a trabajar". ?Y ahora que vive en Madrid? "Aqu¨ª... Es un poco m¨¢s complicado. Pero la ciudad ha cambiado mucho. Estuve hace 10 a?os y no vi ni una bici. Ahora s¨ª. No es algo que se pueda hacer de un d¨ªa para otro. Tardar¨¢ algunos a?os".
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