"S¨®lo hizo lo que le pedimos: que mi madre no sufriera"
El primer m¨¦dico condenado por eutanasia en Espa?a recibe el apoyo de la familia de la fallecida - Hourmann fue sentenciado a un a?o de c¨¢rcel
El doctor Marcos Ariel Hourmann, ex facultativo del Hospital Comarcal M¨®ra d'Ebre (Tarragona), ha sido exculpado por la familia de una mujer que falleci¨® a los 82 a?os despu¨¦s de que el m¨¦dico le inyectara una sustancia letal. Hourmann fue hallado culpable en marzo de este a?o por la Audiencia Provincial de Tarragona y condenado a un a?o de prisi¨®n y a otro de inhabilitaci¨®n. La sentencia es resultado de un pacto entre el acusado y el fiscal, que se person¨® como acusaci¨®n despu¨¦s de que la familia rechazara denunciar al m¨¦dico.
La familia de la fallecida habl¨® ayer por primera vez, despu¨¦s de conocer los detalles de la sentencia, en su desconcierto ante la condena de Hourmann. "El hospital le denunci¨®, pero ignoramos por qu¨¦ quisieron ir a por ¨¦l. Actu¨® profesionalmente y cumpli¨® con lo que acordamos", lament¨® un hijo de la fallecida.
El acusado afirma que ella pidi¨® poner fin y que actu¨® "humanamente"
El hospital considera el procedimiento fuera de ley
"S¨®lo hizo lo que nosotros le pedimos. Nuestra madre estaba sufriendo y s¨®lo quer¨ªamos que no sufriera. No tiene sentido que el hospital denuncie a su propio m¨¦dico", agreg¨® el hijo de C. C., que ingres¨® en el hospital el 28 de marzo de 2005 aquejada de una enfermedad incurable. Presentaba un cuadro complejo: c¨¢ncer de colon, hipotensi¨®n arterial, infarto de miocardio y diabetes descompensada, entre otras afectaciones. "Era pr¨¢cticamente intratable", se?alan m¨¦dicos del centro de M¨®ra d'Ebre. La paciente fue atendida por el doctor que aquella tarde ocupaba el turno de guardia en urgencias: Hourmann. C. C. no respondi¨® al tratamiento y su estado fue deterior¨¢ndose progresivamente en cuesti¨®n de horas hasta que sufri¨® un infarto masivo acompa?ado de un shock hemorr¨¢gico que le provoc¨® una hemorragia interna.
La familia fue informada de la gravedad de su estado y consinti¨® en que el m¨¦dico le suministrara calmantes y pautas de sedaci¨®n, recoge la sentencia. Ariel le inyect¨® adem¨¢s cloruro pot¨¢sico, compuesto similar al empleado en las inyecciones letales de las ejecuciones judiciales decretadas en pa¨ªses como Estados Unidos. La paciente muri¨® al d¨ªa siguiente y el m¨¦dico anot¨® en el informe m¨¦dico que le hab¨ªa inyectado la sustancia letal.
La acusaci¨®n la formul¨® el Ministerio Fiscal despu¨¦s de que la direcci¨®n del propio centro sanitario denunciara al m¨¦dico, que fue despedido por el asunto. La familia de la fallecida se neg¨® reiteradamente a denunciar a Ariel, al que asegura estar completamente agradecida.
El condenado alega que fue la fallecida quien le pidi¨® poner fin a su sufrimiento. "Me dijo que no quer¨ªa continuar viviendo y actu¨¦ humanamente", justific¨® Ariel durante el juicio. El fiscal consider¨® veraz su relato y acord¨® con la defensa rebajar la acusaci¨®n de homicidio, por el que ped¨ªa diez a?os de c¨¢rcel, a homicidio involuntario. La Fiscal¨ªa entiende que Ariel malinterpret¨® la voluntad de la paciente, que le pidi¨® dejar de sufrir pero sin especificar que el m¨¦dico deb¨ªa inducirla a la muerte.
Tras constatar los hechos, la direcci¨®n del centro -de titularidad p¨²blica pero de gesti¨®n concertada- denunci¨® a Ariel ante la justicia y le despidi¨® por mala pr¨¢ctica profesional. "Nunca me escond¨ª de lo que hice, ella pidi¨® que terminara. Lo m¨¢s humano era acortar su sufrimiento", relat¨® en la vista el condenado, que actualmente ejerce en el Reino Unido. La sentencia, cuyo contenido se acord¨® entre las partes durante la vista oral, da credibilidad a su testimonio, pero no considera probado que la mujer solicitara que se la indujera a la muerte. "Las dos veces que la paciente me dijo que quer¨ªa morir est¨¢bamos solos", asegur¨® Ariel, que asume toda la responsabilidad de la eutanasia. "El procedimiento que emple¨® no est¨¢ recogido en ning¨²n protocolo. Actu¨® al margen de la ley y nos vimos obligados a denunciarle. No actuamos bajo ninguna doctrina ideol¨®gica", precis¨® un dirigente del hospital.
Si el condenado no hubiera detallado la inyecci¨®n letal en el informe m¨¦dico, probablemente la eutanasia habr¨ªa pasado desapercibida, recalcaron expertos jur¨ªdicos consultados. "La eutanasia clandestina es una pr¨¢ctica habitual", a?adi¨® Fernando Mar¨ªn, presidente de la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente (DMD). "En Espa?a hay entre cinco y seis eutanasias clandestinas al d¨ªa. Esta pena llama la atenci¨®n porque se trata de una pr¨¢ctica cotidiana aunque nadie quiera admitirla. La injusticia es que quien la reconoce, le cae encima el peso de la ley", lament¨®. Los datos de DMD arrojan que en los pa¨ªses desarrollados que no regulan la eutanasia, el 0,4% de las muertes son provocadas por los m¨¦dicos. Seg¨²n DMD, ¨¦sta es la primera condena por eutanasia en Espa?a, confirm¨® el departamento de Justicia de la Generalitat.
Eutanasia y suicidio
- Eutanasia pasiva. La Ley de Autonom¨ªa del Paciente de 2002 establece el derecho de un paciente (o sus representantes) a renunciar a cualquier tratamiento m¨¦dico. La posibilidad de negarse a recibir un tratamiento no se aplica s¨®lo a casos de agon¨ªa, se puede rechazar siempre que se informe de las consecuencias de sus actos y no se sufra depresi¨®n o se est¨¦ incapacitado.
- Suicidio asistido. En Espa?a ayudar a morir est¨¢ castigado por el C¨®digo Penal, aunque se considera que si la persona lo pide y est¨¢ en situaci¨®n desesperada se pueden aplicar atenuantes al colaborador necesario, que no tendr¨ªa que ir a la c¨¢rcel.
- Suicidio m¨¦dicamente asistido. Los profesionales facilitan su conocimiento para que una persona, si quiere, beba o se inyecte f¨¢rmacos para poner fin
a su vida.
- Eutanasia (activa). Una persona que no es el paciente suministra al enfermo la combinaci¨®n de medicamentos para acabar con su vida. Puede realizarlo un m¨¦dico o no. En cualquier caso, se considerar¨ªa un homicidio.
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