El hecho de ser mujer

Lo peor del seguramente mal llamado cine para mujeres es que se intente enmascarar detr¨¢s de apelativos como feminista, modernizador o renovador. T¨² y yo y Desayuno con diamantes, por poner dos ejemplos conocidos, suelen meterse en el saco de la categor¨ªa. Son historias que suelen gustar m¨¢s a las mujeres, y aunque lo esencial en ellas no es que se ofrezca una visi¨®n feminista o esclarecedora del g¨¦nero, sin embargo modernizaron el rol hablando sin tapujos de temas como el adulterio, la soledad y la individualidad, adem¨¢s de ser capaces de calar tambi¨¦n en el hombre. ?No hay, pues, un cine para mujeres? S¨ª, hay pel¨ªculas como Julie y Julia, que parecen centrar su discurso en la mejora de la situaci¨®n de la f¨¦mina como ente enfrentado al macho, y en cambio est¨¢n basadas en un ideario rancio, acomodaticio y absolutamente enfrentado con lo que deber¨ªa suponer una transgresi¨®n. ?Gustar¨¢, por tanto, a la mujer? Una pista: en Estados Unidos ha sido un ¨¦xito.

Hubo un tiempo en que Nora Ephron era capaz de escribir y dirigir sensacionales comedias rom¨¢nticas que, fueran hechas o no con la mujer como objetivo, lo cierto es que entusiasmaron a ambos sexos. Cuando Harry encontr¨® a Sally, Algo para recordar y Tienes un e-mail tienen un toque especial. Un toque que Ephron parece haber perdido. Julie y Julia est¨¢ basada, como bien indica una frase al inicio del metraje, en dos historias reales. Tambi¨¦n lo est¨¢ en dos libros autobiogr¨¢ficos, escritos por, respectivamente, cada una de las protagonistas. La primera, Julia Child, triunf¨® en los primeros a?os sesenta como "la mujer que ense?¨® a cocinar a los americanos", gracias a varios libros y a un famoso programa de televisi¨®n. La segunda, Julie Powell, ha saltado a la fama escribiendo un blog en el que rememora las comidas de Child, reinsertando su (pre)cocinado en lo que se supone son los nuevos tiempos. Esa imagen especular que Ephron pretende dar al enfrentar a ambas personalidades es lo que acaba con la pel¨ªcula antes de empezar. Porque ambas historias son el agua y el aceite. Porque nunca llega a entenderse la obsesi¨®n de la joven escritora del presente por la se?ora del pasado.

Hace tres a?os, Ephron escribi¨® un ensayo titulado El cuello no enga?a y otras reflexiones sobre ser mujer. Su primera l¨ªnea dice as¨ª. "No soporto mi cuello. No me gusta nada". ?Ser¨¢ esto un libro para mujeres?