Mozart
Los ministros, se supone, cuentan con un equipo de asesores. Deber¨ªan ser capaces de explicar las cosas con el ejemplo m¨¢s adecuado. A quien ocupa la cartera de Cultura no hay por qu¨¦ suponerle una elevada formaci¨®n cultural, igual que el ministro de Defensa no tiene por qu¨¦ ser valeroso ni el ministro de Fomento ha de saber encofrar el hormig¨®n. Volviendo a la cultura: la ministra ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde podr¨ªa hab¨¦rselo pensado un poco antes de poner a Mozart como ejemplo. La ministra defendi¨® la actividad de la Sociedad General de Autores (SGAE) diciendo que Mozart vivi¨® en la miseria por no cobrar derechos de autor. "Si los hubiera tenido, ¨¦l y su familia habr¨ªan vivido mejor y ¨¦l habr¨ªa sido m¨¢s libre para crear", dijo.
La ley considera que la telepromoci¨®n no es un mensaje publicitario
Tambi¨¦n es mala pata blandir para algo as¨ª al pobre Mozart, autor de uno de los actos de pirater¨ªa intelectual m¨¢s c¨¦lebres de la historia.
El asunto es bastante conocido. En el siglo XVIII, el Miserere mei, Deus de Gregorio Allegri (1582-1652) s¨®lo se interpretaba en la bas¨ªlica de San Pedro y los palacios contiguos. Los Papas ten¨ªan la propiedad de la partitura y la guardaban en los archivos vaticanos, para preservar el misterio de la exquisita composici¨®n coral: su publicaci¨®n estaba penada con la excomuni¨®n. S¨®lo exist¨ªan tres copias, en manos del emperador del Sacro Imperio, del rey de Portugal y del padre Martini, un m¨²sico franciscano. En 1770, con 14 a?os, Mozart visit¨® Roma y acudi¨® a la Capilla Sixtina, donde escuch¨® el Miserere. A la salida, de memoria, reprodujo con exactitud la partitura. Regres¨® unos d¨ªas despu¨¦s para corregir algunos detalles y al cabo de poco tiempo regal¨® su copia al historiador brit¨¢nico Charles Burney, quien en 1771 la public¨® en Londres.
Si hablamos de pirater¨ªa musical y de sus posibles ventajas (el Miserere se difundi¨® r¨¢pidamente por Europa), no podemos encontrar mejor ejemplo. Mozart, en efecto, pas¨® apuros econ¨®micos en sus ¨²ltimos a?os (muri¨® a los 35), pero eso parece m¨¢s relacionado con sus depresiones que con la falta de derechos de autor. En cuanto al papa Clemente XIV, no actu¨® como habr¨ªa hecho la SGAE: hizo como que no se enteraba del robo del Miserere para no tener que excomulgar a nadie.
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