Cuatro de cada diez cocain¨®manos en tratamiento lo dejan antes de seis meses
El 21% de los toxic¨®manos que acuden al m¨¦dico no pasa de la primera visita
Creen que controlan y que no precisan terapia. O recaen cuando han superado semanas de abstinencia. Por uno u otro motivo, el 40% de las personas que empieza una terapia por dependencia de la coca¨ªna tira la toalla al cabo de seis meses. El 21% no pasa de la primera visita. Estos piensan que lo suyo no es para tanto y que lo superar¨¢n por su cuenta.
Tienen entre 25 y 34 a?os, trabajan y viven con sus padres. Consumen una vez por semana y se sienten sanos. Dan un primer paso porque admiten que tienen un problema, pero si la terapia que les proponen no cumple con sus expectativas, acaban por no empezarla.
Un equipo de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona ha llegado a estas conclusiones tras estudiar 1.591 casos de personas que empezaron tratamiento entre 2005 y 2006 en centros sanitarios catalanes. Una de las investigadoras, Teresa Brugal, advierte de que hay que tener en cuenta el punto flaco de las terapias por adicci¨®n a la coca¨ªna: "No existen f¨¢rmacos que, como la metadona en el caso de la hero¨ªna, calmen la necesidad de consumir de los dependientes".Por eso la adherencia a los tratamientos es tan baja. De hecho, s¨®lo el 20% logra seguirlos durante dos a?os, el periodo que los psiquiatras consideran ¨®ptimo. Otro de los condicionantes que, aunque de entrada parezca positivo, entorpece el desarrollo de las terapias es que la coca¨ªna no produce un cuadro de abstinencia tan grave como la hero¨ªna. 'El cocain¨®mano est¨¢ cansado, pierde el apetito, pero no siente la necesidad imperiosa de consumir. Como la dependencia no es clara, el adicto no es consciente de que est¨¢ enganchado', cuenta Marta Torrents, psiquiatra del Hospital del Mar experta en toxicoman¨ªas. Esa falsa percepci¨®n de estar sano y 'controlar' es lo que lleva a algunos enfermos a abandonar el tratamiento despu¨¦s de la primera visita. Suelen tener un grado de adicci¨®n bajo y consumen los fines de semana. 'Cuando se les dice que tienen que hacer una terapia de grupo y traer an¨¢lisis de orina dos veces a la semana se cierran en banda. Creen que no est¨¢n tan mal y no vuelven', cuenta Torrents. Aun as¨ª, la asignatura pendiente de los psiquiatras es la retenci¨®n de los pacientes que comienzan la terapia. En el Hospital del Mar, el porcentaje de pacientes que supera los seis meses de tratamiento alcanza el 65%. El reto de Torrents es llegar al 80%. Las terapias para cocain¨®manos, cuenta la doctora, son motivacionales. Un grupo de cuatro o cinco pacientes comparte experiencias mientras un psiquiatra intenta que ellos mismos vean las ventajas que conlleva dejar de consumir. 'Si lograr esos objetivos les motiva m¨¢s que el placer que les proporciona la coca¨ªna, siguen adelante', explica Torrents. Despu¨¦s de un mes y medio de abstinencia, la estrategia terap¨¦utica cambia. En ese punto, los profesionales tratan de evitar el riesgo de una reca¨ªda. A falta de un f¨¢rmaco que sacie el deseo de consumir y con el objetivo de aumentar la adherencia a los tratamientos, estudios americanos proponen dar incentivos econ¨®micos a los adictos. Investigadores de la Universidad de Oviedo incluso est¨¢n estudiando la posibilidad de que estas bonificaciones sean personalizadas en funci¨®n de los gustos del paciente (entradas para partidos de f¨²tbol o conciertos, vales para tiendas de ropa). Se ha demostrado que el dinero es la ¨²nica motivaci¨®n que supera las ganas de consumir. ?Pero hasta qu¨¦ punto son ¨¦ticas y pedag¨®gicas estas medidas? ?Entender¨ªa la sociedad que el Estado pagase a cocain¨®manos? Torrents est¨¢ convencida de que no: 'La adicci¨®n a las drogas no es un problema de voluntad, sino una enfermedad del sistema nervioso y eso hay mucha gente que todav¨ªa no lo asume'.
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