Mientras la UE cabildea
Cabildear: gestionar con actividad y ma?a para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporaci¨®n (RAE).
El proceso de elecci¨®n de l¨ªderes produce resultados diferentes seg¨²n sea la f¨®rmula empleada. No es lo mismo la elecci¨®n del presidente de Estados Unidos, con primarias, que la manera de elegir, v¨ªa fumata, al Papa de Roma en el c¨®nclave vaticano. Suspiramos aliviados porque Europa, tras una d¨¦cada de ensimismada contemplaci¨®n de su propio ombligo, ha cerrado su arquitectura institucional. Pero el alivio queda en suspenso ante el confuso espect¨¢culo de la elecci¨®n del nuevo presidente/a de Europa. Y no es s¨®lo una cuesti¨®n procesal. La forma de llevarlo a cabo puede producir un resultado contrario al perseguido -darle m¨¢s peso y una voz ¨²nica a Europa-, al no designar a la persona id¨®nea. Y provocar una segunda derivada: alejar a¨²n m¨¢s a los ciudadanos de la idea de Europa. Mientras Europa cabildea, Obama desembarca en Asia para visitar a su principal acreedor, convertido en socio estrat¨¦gico con el que definir el siglo XXI. La relaci¨®n transatl¨¢ntica se desvanece a favor del Pac¨ªfico. Estados Unidos reconoce que solo no puede, que necesita a China, por la que se siente retado. Un s¨ªmbolo: Pek¨ªn acaba de presentar una nueva supercomputadora, bautizada como Tianhe (V¨ªa L¨¢ctea), capaz de realizar m¨¢s de un cuatrill¨®n, mil billones de c¨¢lculos por segundo. Europa ya no viaja en el asiento de copiloto con Obama. El nuevo escenario urge a la UE a decidir ya qu¨¦ quiere ser de mayor.
El tel¨¦fono ¨²nico en Bruselas ser¨¢ como el de Ban Ki-moon. Inoperante en la pr¨¢ctica
El primer ministro sueco, Frederik Reinfeldt, presidente de turno de la Uni¨®n, debe lograr, antes de la noche del pr¨®ximo jueves, un nombre para presidir Europa, y otro para ejercer como ministro de Exteriores. Aceptables para el colegio electoral integrado por los l¨ªderes de los Veintisiete. Tiene m¨¢s nombres que cargos. No est¨¢n todos los que son, ni son todos los que est¨¢n circulando en las listas. En el secreto juego de las sillas compiten actuales primeros ministros y ex presidentes de Gobierno. No se atreven a postularse porque ser¨ªa humillante volver a sus cargos tras una derrota. Se trata de llegar a la cena del d¨ªa 19 en Bruselas con un consenso que hiciera innecesaria una votaci¨®n, que tendr¨ªa que obtener una mayor¨ªa necesaria de 225 votos de un total de 345, representantes de un 62% de la poblaci¨®n europea. Cada pa¨ªs tiene un peso electoral en funci¨®n de su poblaci¨®n.
Es pertinente plantear dos cuestiones previas a la elecci¨®n de la que ser¨¢ la cara de Europa. ?Qu¨¦ atribuciones le concede el Tratado de Lisboa al presidente? Presidir las reuniones del Consejo Europeo. Impulsar sus trabajos, facilitando la cohesi¨®n y el consenso, y asumir la representaci¨®n exterior de la Uni¨®n. Algo m¨¢s parecido a una reina madre o a una secretar¨ªa general, pero en ning¨²n caso la presidencia efectiva de Europa. Europa no contar¨¢ con una figura con poder ejecutivo comparable a Obama en Estados Unidos, o a Hu Jintao en China. No confundamos a la ciudadan¨ªa, el tel¨¦fono ¨²nico en Bruselas ser¨¢ similar al del secretario general de la ONU en Nueva York. Inoperante en la pr¨¢ctica. Claro que Ban Ki-moon habla con Obama o Hu, pero saben que no decide nada. Por lo tanto, cuando nos llamen de Washington o Pek¨ªn, el que conteste al tel¨¦fono no podr¨¢ dar una respuesta ejecutiva y ¨²nica.
Aceptar que esto es as¨ª ayuda a responder a la segunda pregunta. ?Qu¨¦ presidente queremos? Ya no ser¨ªa necesaria esa gran personalidad, respetada internacionalmente, capaz de hablar de t¨² a t¨² con los centros de poder mundiales. Los atributos que parec¨ªan rodear a Tony Blair, hoy al parecer fuera de la carrera. Europa estar¨ªa buscando m¨¢s bien un gestor que engrase las voluntades nacionales. Alguien que no haga sombra a los l¨ªderes de Francia, Alemania o el Reino Unido. Sobra tambi¨¦n un visionario. Merkel y Sarkozy han puesto el dedo en el primer ministro belga, Van Rompuy, "Van qu¨¦" para la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica. Democristiano flamenco, 62 a?os, pol¨ªglota, buen negociador que ha pacificado la compleja pol¨ªtica belga, educado por los jesuitas en Lovaina, autor de Cristianismo, un pensamiento moderado, antipopulista. "Alguien entre lo incoloro y lo gris", en palabras del diario econ¨®mico Handelsblatt. Podr¨ªa ser. La casa inglesa de apuestas Ladbroke le da favorito por 3 a 1 en una larga lista que pasa por otros pol¨ªticos del Benelux, n¨®rdicos, de las rep¨²blicas b¨¢lticas, dos mujeres, e incluso Felipe Gonz¨¢lez, que pagar¨ªa 17 a 1.
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