Las infinitas paredes del teatro de Gordon Craig
Una muestra deconstruye el genio del gran modernizador de la escena
Lleg¨® a firmar hasta con 54 seud¨®nimos. Actor, director, productor, escen¨®grafo, pero, ante todo, un tipo fascinado con la impostura, Edward Gordon Craig (Stevenage, Inglaterra, 1872-Saint Paul de Vence, Francia, 1966) es el gran pionero de los usos teatrales modernos. Mat¨® al padre de la concepci¨®n naturalista del XIX y sintetiz¨® acci¨®n, palabra, danza y gesto en un espect¨¢culo total. Una fiesta ¨²nica para el espectador. La Casa Encendida inaugura el viernes la exposici¨®n Edward Gordon Craig. El espacio como espect¨¢culo, en la que se recorre la vida y la obra de este gran te¨®rico de la escena a trav¨¦s de maquetas, v¨ªdeos, fotograf¨ªas, dise?os, pinturas y entrevistas con la BBC.
Entre sus herederos se cuentan gigantes de la talla de Peter Brook
Entre sus herederos se cuentan orgullosos gigantes de la escena como Peter Brook. La arquitecta Aurora Herrera, comisaria de la exposici¨®n, resume ese legado de un modo inmejorable. Hasta su irrupci¨®n, el teatro era pura figuraci¨®n, un mero soporte del texto. Con ¨¦l, la escenograf¨ªa se convierte en un constante laboratorio donde se produce el milagro de la gran arquitectura. Biombos, prismas, escaleras y segmentos suman para obtener la m¨¢xima expresividad con las m¨ªnimas formas. Uno de los escenarios m¨¢s representativos del artista hace las veces de introducci¨®n a un mundo inconfundiblemente de Gordon Craig. A ese encuentro de formas sobre las que incide la luz hasta dotarlas de su verdadera dimensi¨®n.
Hijo ileg¨ªtimo de una famosa actriz, Ellen Terry, y del arquitecto Edward William, antes de cumplir los 20 a?os mont¨® su propia compa?¨ªa teatral. Casado y emparejado varias veces, uno de sus grandes amores fue la bailarina Isadora Duncan, mujer que inspir¨® su forma de entender el movimiento sobre el escenario. De dif¨ªcil car¨¢cter y fuerte personalidad, seg¨²n recuerdan quienes le conocieron, fue toda una personalidad en los c¨ªrculos intelectuales europeos. En Londres realiz¨® escenograf¨ªas para obras de Ibsen o Shakespeare. Tras su paso por Alemania, se entreg¨® al mundo de las m¨¢scaras y las marionetas, que llegaron a ser para ¨¦l aut¨¦nticos sustitutivos de la presencia del actor.
La exposici¨®n se cierra con una de sus grandes obsesiones: los bocetos y dibujos realizados para el Hamlet que le encarg¨® Stanislavski para su representaci¨®n en Mosc¨². Sigui¨® haci¨¦ndolos toda su vida. A partir de entonces, la obra de Shakespeare fue tambi¨¦n motivo de inspiraci¨®n de su monumental producci¨®n te¨®rica.
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