El fin est¨¢ cerca, parece
Imaginemos que, en un lejan¨ªsimo planeta cuyos habitantes gozan de un grado de civilizaci¨®n ajeno a nuestra comprensi¨®n, un equipo de expertos en estudios culturales pangal¨¢cticos nos tiene en su punto de mira, mientras analiza nuestro cambiante zeitgeist. ?Qu¨¦ est¨¢n observando ahora? La d¨¦cada de los ceros (the noughties) se despide de modo muy distinto a como empez¨®. Claro que el clima de euforia que caracteriz¨® a los noventa y culmin¨® en el subid¨®n burs¨¢til de los negocios punto.com acab¨® enseguida. Luego, el 11-S y sus consecuencias dieron la puntilla al entusiasmo neoliberal de "final de la historia" suscitado por el desfondamiento de la otra potencia hegem¨®nica. Y, desde entonces, la sensaci¨®n de desesperanza, alimentada por cat¨¢strofes de todo tipo -incluyendo la provocada por el ¨²ltimo terremoto financiero del capitalismo-, parece haberse convertido en ingrediente b¨¢sico de la atm¨®sfera ideol¨®gica que respiramos. Algo que tampoco alivian las preocupantes noticias acerca de la cumbre clim¨¢tica de Copenhague: al parecer, las decisiones para combatir el rampante deterioro de nuestro h¨¢bitat tendr¨¢n que seguir esperando.
Hagamos como nuestros observadores extraterrestres y miremos a nuestro alrededor: vivimos un momento espiritualmente neog¨®tico. La cultura popular -que es la que de modo inmediato manifiesta el "tono" de una ¨¦poca- refleja nuestra angustia. Vampiros, zombis, terroristas y cat¨¢strofes, muchas cat¨¢strofes (nucleares, naturales, ecol¨®gicas), adem¨¢s de funestas conspiraciones y profec¨ªas, informan los argumentos y motivos que atraen a las masas. Nuestra ansiedad -"agitaci¨®n, inquietud o zozobra del ¨¢nimo", define el DRAE- impregna buena parte de la ampl¨ªsima oferta del ocio en los pa¨ªses desarrollados. Este peri¨®dico nuestro, por ejemplo, ofrece simult¨¢neamente relatos de terror y cine de miedo (adem¨¢s de la informaci¨®n de cada d¨ªa, que tampoco es como para brindar por el optimismo). Y la pel¨ªcula m¨¢s taquillera en este final de a?o (2012, de Emmerich) pone en escena un cercano Apocalipsis en el que el proceso largamente anunciado de destrucci¨®n del planeta culmina en un ecocataclismo que da al traste con la civilizaci¨®n, cuyos hitos (como si formaran parte de una enorme vanitas) se desmoronan ante nuestros ojos en la traca tecnol¨®gica de efectos especiales. M¨¢s sombr¨ªa y acongojante ser¨¢, previsiblemente, La carretera, de John Hillcoat, basada en la l¨®brega e impresionante novela del mismo t¨ªtulo de Cormac McCarthy (Mondadori); su inminente estreno mundial, en un mercado tradicionalmente ocupado por las pel¨ªculas "navide?as", constituye un dato significativo. Adem¨¢s de ir¨®nico.
De manera que la doble sensaci¨®n de fatalismo e impotencia, rastreable en encuestas y sondeos de opini¨®n, tambi¨¦n se expresa cumplidamente en los productos culturales que el p¨²blico busca y las industrias del entretenimiento suministran. Y tambi¨¦n el arte m¨¢s contempor¨¢neo. La ¨²ltima instalaci¨®n de la serie Unilever, en la sala de turbinas de la Tate Modern, es una enorme c¨¢mara oscura en la que el espectador, convertido en explorador de la nada, se sumerge en una ominosa negrura casi palpable. Su autor, Miroslaw Balka, afirma haberse inspirado en C¨®mo es (1964), la novela posapocal¨ªptica de Samuel Beckett, pero observando al p¨²blico que se aventura en ella puede pensarse en el potente verso de Eliot (Cuatro cuartetos): "Ah, oscuro, oscuro, oscuro. Todos entran en lo oscuro".
Oscuridad y miedo, en definitiva, son el trasunto de la ausencia de esperanza. La gran cuesti¨®n es c¨®mo recuperarla, y mejor pronto: es en contextos semejantes cuando hist¨®ricamente surgen quienes se aprovechan del desconcierto y venden con ¨¦xito autoritarias promesas de humo y "regeneraci¨®n". Quiz¨¢s lo que necesitemos sea organizar nuestro pesimismo, transformarlo (pero ?c¨®mo?) en fuerza. Ya sabemos que el presente no se parece al final de la historia que diagnosticaba Fukuyama en 1992. Nuestra tarea quiz¨¢s consista ahora en conjurar el temido fin de los tiempos del que se hacen eco las escatolog¨ªas contempor¨¢neas dise?adas para consumo de masas.
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