Nada puede con el valor de Haidar
La c¨¦lebre activista saharaui es indomable. Torturada y perseguida ha vuelto para enfrentarse a Marruecos y denunciar sus abusos
El avi¨®n de Binter Canarias par¨® los motores en el aeropuerto de El Aai¨²n, la capital del S¨¢hara Occidental, y la tripulaci¨®n invit¨® primero a los pasajeros marroqu¨ªes a bajarse. Era un requisito de la polic¨ªa marroqu¨ª para no verse desbordada por el alboroto que pod¨ªa provocar el regreso a su ciudad, el 15 de noviembre de 2006, de Aminatou Haidar, tras una gira de siete meses por varios pa¨ªses.
Haidar no se ape¨® del aparato con el primer grupo. "Le dije a la azafata que no era marroqu¨ª aunque viajase, por razones pr¨¢cticas, con un pasaporte de ese pa¨ªs", recordaba hace dos semanas en Madrid. La m¨¢s c¨¦lebre activista saharaui pas¨® el control policial en El Aai¨²n, pero al rellenar la ficha de entrada escribi¨® que su pa¨ªs de residencia era el S¨¢hara Occidental y no Marruecos. Otros independentistas suelen hacer lo mismo. El polic¨ªa marroqu¨ª puso gesto de disgusto, se?al¨® que "ese pa¨ªs no existe", tach¨® las dos palabras y escribi¨® por encima: Marruecos. Despu¨¦s le franque¨® la entrada.
Con 20 a?os fue detenida y estuvo desaparecida 43 meses. Durante las primeras semanas fue brutalmente maltratada
Tres a?os despu¨¦s, el 13 de noviembre pasado, Haidar volvi¨® a hacer lo mismo a su llegada a El Aai¨²n de regreso de un viaje a Nueva York, Madrid y Las Palmas. Pero esta vez no col¨®. Permaneci¨® detenida 24 horas en el mismo aeropuerto antes de ser despojada de su pasaporte marroqu¨ª -que obtuvo en 2006 gracias a las gestiones de Amnist¨ªa Internacional y del Departamento de Estado- y expulsada a Lanzarote en un vuelo de Canarias Aeron¨¢utica. El discurso del rey Mohamed VI del 6 de noviembre exigiendo contundencia con los "adversarios de la integridad territorial" de Marruecos explica el cambio de actitud.
Pese a carecer de la documentaci¨®n adecuada la polic¨ªa espa?ola la oblig¨® en Lanzarote a entrar en Espa?a so pretexto de que dispon¨ªa de una tarjeta de residente que ni siquiera tuvo que mostrar. Le fue concedida en 2006 para que pudiera ser atendida de sus dolencias en el hospital madrile?o de La Paz. Nada m¨¢s desembarcar intent¨® coger un vuelo de regreso a El Aai¨²n, pero la polic¨ªa le advirti¨® que su tarjeta no bastaba esta vez para un viaje internacional. En la madrugada del lunes decidi¨® ponerse en huelga de hambre en la misma terminal aeroportuaria para poder volver a su ciudad.
Haidar, de 42 a?os, tiene experiencia en huelgas de hambre. La ¨²ltima, de 50 d¨ªas de duraci¨®n, la hizo en 2005 cuando cumpl¨ªa una condena de siete meses en la C¨¢rcel Negra de El Aai¨²n. No sirvi¨® para nada. Pese a todo, rememora esa ¨¦poca con cierta satisfacci¨®n: "Pudimos introducir una c¨¢mara oculta en el penal y ense?ar al mundo las condiciones de encarcelamiento de los militantes saharauis". Las fotos fueron colgadas en Internet.
De su anterior etapa detr¨¢s de los barrotes guarda recuerdos mucho peores. Apenas acabado el bachillerato, Haidar fue detenida en 1987 tras intentar acercarse, junto con otras 700 personas, a una delegaci¨®n de la ONU que se encontraba en la ciudad. "Los polic¨ªas vinieron despu¨¦s a secuestrarme en mi casa y me torturaron durante tres semanas", afirma. "Me ataban en una mesa y colocaban en mi boca, mis ojos y mi nariz un pa?o impregnado de un l¨ªquido que ol¨ªa a lej¨ªa". "Tambi¨¦n me daban patadas, me flagelaban con un cable el¨¦ctrico y fui adem¨¢s agredida por perros".
Despu¨¦s fue trasladada a Qalaat Megouna, una de las c¨¢rceles secretas del reino de Hassan II. "Permanec¨ª varios meses en un pasillo, sentada en un banco con los ojos tapados y vigilada por un cancerbero". "Finalmente, me introdujeron en una celda min¨²scula con otras saharauis".
Haidar pas¨® casi cuatro a?os encerrada sin ver a un abogado ni ser juzgada. Estaba desaparecida y algunos en su familia tem¨ªan que hubiera muerto. Cuando fue liberada, en 1991, esta mujer de aspecto fr¨¢gil y modales suaves estaba enferma. Padece hoy en d¨ªa lesiones en la columna y una ¨²lcera sangrante de las que es tratada en La Paz.
Esas dolencias no mermaron su determinaci¨®n a luchar por la independencia de esa antigua colonia espa?ola. Para dedicarse de lleno a su causa opt¨® por dejar de estudiar. Su deficiente formaci¨®n se percibe a¨²n en la escasa elaboraci¨®n de su discurso. No renunci¨®, sin embargo, a desarrollar una vida privada. Se cas¨® y tuvo dos hijos, un ni?o y una ni?a, y se divorci¨®. Los chavales, que ahora tienen 13 y 15 a?os, viven estos d¨ªas con su abuela en El Aai¨²n.
"Es verdad que Aminatou he tenido terribles experiencias", reconoce Eddah Larhdaf, un saharaui que dirige en El Aai¨²n la televisi¨®n local. "No ha conseguido superarlas", a?ade. "Con su actitud se venga del pasado poniendo en peligro un porvenir del S¨¢hara que ya pinta bien", concluye. "Pero si estamos volviendo a los tiempos de Hassan II", replica Haidar.
Sus ademanes apacibles, su voz tenue, su sonrisa discreta esconden un lenguaje severo con el que fustiga al "ocupante" marroqu¨ª. A lo largo de los a?os su reivindicaci¨®n ha evolucionado. Pas¨® de hacer hincapi¨¦ en la independencia del territorio para poner ahora el ¨¦nfasis en la defensa de los derechos humanos de los saharauis, "pisoteados" por Marruecos. Con tal prop¨®sito fund¨® CODESA, una asociaci¨®n ilegal. Su vicepresidente, Al¨ª Salem Tamek, est¨¢ en la c¨¢rcel y ser¨¢ en breve juzgado por un tribunal militar acusado de "colaboraci¨®n con el enemigo" tras visitar los campamentos de Tinduf en manos del Polisario. "Contando a Tamek, hay m¨¢s de 40 presos pol¨ªticos saharauis", se indigna Haidar.
Su defensa de los derechos humanos va emparejada con un contundente rechazo de la violencia. De ah¨ª que su primer apodo, el de La Pasionaria Saharaui, haya sido sustituido por el de La Ghandi Saharaui. De ah¨ª tambi¨¦n que haya ido ganando prestigio en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. En Marruecos, en cambio, partidos pol¨ªticos y prensa oficialistas la tachan de "traidora". Hasta el ministro de Exteriores, Taieb Fassi Fihri, acaba de dar a entender que ha sido "reclutada" por Argelia.
Fue el propio Edward Kennedy el que impuso a Haidar, el a?o pasado, el Premio de Derechos Humanos que concede la Fundaci¨®n Robert Kennedy. El mes pasado fue la Fundaci¨®n Train la que le otorg¨® en Nueva York el galard¨®n al Coraje Civil. Despu¨¦s viaj¨® a Washington para reunirse con los asistentes de congresistas dedicados a la pol¨ªtica exterior.
Les rog¨® encarecidamente que promuevan la ampliaci¨®n del mandato de la MINURSO, el contingente de cascos azules desplegado en el S¨¢hara, para que pueda vigilar el respeto de los derechos. Par¨ªs y Madrid no son partidarios de que la MINURSO adquiera nuevas competencias.
En su discurso en Nueva York expres¨® el temor de "ser detenida" cuando regresase a El Aai¨²n o de que se le retirase su pasaporte para impedirle viajar. "La tercera opci¨®n, la de la expulsi¨®n decidida por Marruecos, no la hab¨ªa previsto", reconoci¨®, por tel¨¦fono, el pasado fin de semana al poco de llegar a Lanzarote. "Pero lo que nunca se me pas¨® por la cabeza es que Espa?a ayudar¨ªa a Marruecos reteni¨¦ndome en su territorio en contra de mi voluntad". Por eso puso una denuncia en la comisar¨ªa del aeropuerto.
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