'Palo' y 'zanahoria' para el internauta
Las medidas contra la 'pirater¨ªa' digital avanzan mientras se buscan nuevos modelos de negocio - Los usuarios, dispuestos a pagar, aunque poco
James Harding ha dicho basta. El director de The Times est¨¢ cansado de que los lectores digitales lean sus noticias sin pasar por caja. Por lo que a partir de la pr¨®xima primavera su edici¨®n online ser¨¢ de pago. "Vamos a atacar la cultura de lo gratis", advirti¨® Harding la semana pasada en una reuni¨®n de directores de peri¨®dicos en Londres.
Son palabras que resumen el punto de inflexi¨®n al que se acerca el consumo de informaci¨®n y bienes culturales en la Red. Nunca se hab¨ªa accedido a tanta cultura, pero nadie parece encontrar la f¨®rmula para rentabilizar ese volumen de potenciales clientes. De momento, la b¨²squeda de nuevos modelos de negocio se combina con la coerci¨®n.
Por un lado, proliferan las medidas de control de Internet. El Parlamento Europeo ratific¨® ayer casi por unanimidad la directiva que permite desconectar sin necesidad de una orden judicial previa a los usuarios que se descarguen archivos con copyright (como pel¨ªculas, m¨²sica o videojuegos). Francia y Reino Unido elaboran legislaciones para sancionar con desconexiones a los internautas y Estados Unidos impulsa un acuerdo internacional para que se pueda perseguir a los proveedores de Internet (ISP) que permitan el intercambio de archivos protegidos. Mientras tanto, el magnate Rupert Murdoch planea hacer de pago las ediciones digitales de sus diarios (entre ellos The Times).
"La represi¨®n no es la soluci¨®n", avisa la comisaria Viviane Reding
Espa?a prepara la normativa para 'cazar' a las 'web' que enlazan P2P
"Vamos a atacar la cultura de lo gratis", avisa el director del 'Times'
La UE da v¨ªa libre a desconectar a los usuarios sin orden judicial previa
Por otro lado, nacen alternativas comerciales a la pirater¨ªa. Todos miran a la industria musical, la que primero y m¨¢s profundamente sufri¨® el impacto de Internet. Hay varias tentativas y una de las m¨¢s destacadas es Spotify, el servicio online de m¨²sica gratuita en streaming (sin descargarla), que es legal y se financia con publicidad y suscripciones. Parte de un acuerdo con las grandes majors. De momento, es un ¨¦xito moderado. Tiene cerca de cinco millones de usuarios, seg¨²n sus creadores, y s¨®lo est¨¢ disponible en Suecia, Noruega, Finlandia, Reino Unido, Francia y Espa?a. Su modelo podr¨ªa servir de ejemplo para otras industrias, seg¨²n indica The Economist. Eso s¨ª, los analistas advierten de que es necesario aumentar las suscripciones para que sea rentable de verdad.
Otras v¨ªas de negocio proponen que las operadoras ofrezcan contratos de banda ancha y de consumo de m¨²sica juntos. La danesa TDC, por ejemplo, ofrece un extenso cat¨¢logo de canciones con los contratos. Los temas desaparecen cuando el cliente se da de baja. La operadora estadounidense Comcast planea adquirir NBC, por lo que tambi¨¦n podr¨ªa ofrecer contenidos con sus contratos. En Espa?a, la industria cultural, junto a los grandes estudios de EE UU, preparan para mayo de 2010 una macroweb que ofrezca descargas autorizadas de m¨²sica y cine.
Nadie parece tener la f¨®rmula definitiva pero ¨¦stas son iniciativas que apuntan hacia un camino viable. "Cierto, los ingresos ser¨¢n menores que los de las ventas de CD, pero es mucho mejor que nada. La industria discogr¨¢fica se reducir¨¢ mucho, pero no desaparecer¨¢", augura The Economist.
La cuesti¨®n es determinar si se puede imponer alg¨²n tipo de pago a cambio de acceder a contenidos que est¨¢n disponibles virtualmente gratis. "El modelo en la Red tiende a la gratuidad o hacia la percepci¨®n de gratuidad por parte del usuario", sostiene Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. El de Spotify es un modelo de negocio similar a Flickr, Facebook o Fotolog, que aparentemente son gratuitos, a?ade. "Es un gratis con muchas comillas, porque se consigue ganar dinero de forma indirecta (a trav¨¦s de publicidad o similares), por medio de la venta de otros contenidos de pago o con la venta de servicios premium".
Con todo, algunos expertos discrepan de que la gratuidad sea viable. "La m¨²sica no puede ser totalmente gratis, pero hay que asumir que la industria discogr¨¢fica ha tocado techo y hay que buscar otro modelo", sostiene Jos¨¦ Luis Campos, profesor de comunicaci¨®n de la Universidad de Sevilla y autor del ensayo Cuando la m¨²sica cruz¨® la frontera digital. "Hay que dar un valor a?adido a los productos; como que un CD adjunte una entrada a un concierto, que es donde los artistas pueden obtener grandes beneficios". Y eso que lo gratis en la Red es relativo, ironiza V¨ªctor Domingo, presidente de la Asociaci¨®n de Internautas. "Lo de consumir sin pagar es muy discutible, porque en Espa?a pagamos el ADSL m¨¢s caro y lento de Europa".
A la industria le urge hallar un modelo de negocio viable. Las cifras apremian. Las descargas en la web holandesa Mininova, la segunda m¨¢s popular, ya han superado los 10.000 millones. "Pueden intentar cerrar estas web, pero ser¨¢n reemplazadas inmediatamente por otras", prev¨¦ Ernesto, seud¨®nimo bajo el que se oculta el autor del blog Torrentfreak, una de las mayores referencias en las noticias sobre redes P2P. "Esto ya ha sucedido en el pasado y mientras no haya (buenas) alternativas legales, los consumidores seguir¨¢n compartiendo archivos. La gente quiere disfrutar de acceso ilimitado a la m¨²sica y al cine y tener televisi¨®n a la carta, as¨ª que corresponde a la industria desarrollar un servicio que satisfaga la demanda".
Son atractivas zanahorias para el internauta que se alternan con los palos administrativos. El ¨²ltimo proviene de la Euroc¨¢mara. La directiva aprobada ayer permite restringir el acceso a Internet sin necesidad de una orden judicial previa, aunque la ¨²ltima palabra la tiene la legislaci¨®n de cada Estado. El texto es algo ambiguo porque por un lado contempla la posibilidad de sancionar al usuario y por el otro le defiende otorg¨¢ndole el derecho a "una revisi¨®n judicial efectiva y oportuna".
Unos lo interpretan como un reconocimiento, aunque a posteriori, del derecho a la privacidad de los usuarios y otros, como un respaldo a las nuevas leyes francesa y brit¨¢nica, que permiten desconectar a los clientes que hagan descargas masivas tras enviarles tres avisos.
La aprobaci¨®n ha sido recibida por los internautas como un retroceso. El texto modifica la enmienda original, que imped¨ªa cualquier restricci¨®n indebida del acceso "sin una orden judicial previa". Bruselas, sin embargo, sigue abogando por la defensa de los derechos fundamentales de los internautas. La protecci¨®n de la presunci¨®n de inocencia y el derecho a la intimidad ser¨¢n prioritarios en la normativa europea, avanz¨® el lunes Viviane Reding, comisaria europea de Telecomunicaciones, en un encuentro internacional en Barcelona. "La represi¨®n no va a detener la pirater¨ªa en Internet, incluso puede provocar el efecto contrario", avis¨®. Y anunci¨® que la Comisi¨®n preparar¨¢ una ley europea sobre copyright para acabar con la fragmentaci¨®n legislativa de los 23 miembros.
De hecho, los cortes del servicio no son sencillos. Sobre todo para las compa?¨ªas de ISP, que ser¨ªa las encargadas de desconectar a los clientes. "Es posible llevar controles pero causar¨¢ problemas a las operadoras". Un usuario, por ejemplo, puede estar descarg¨¢ndose cientos de v¨ªdeos a trav¨¦s de eMule y ser localizado como un navegante intensivo. Pero ?y si el material que se descarga no tiene copyright y por tanto no est¨¢ prohibido?, se pregunta Gonzalo ?lvarez Mara?¨®n, ingeniero de telecomunicaci¨®n y cient¨ªfico titular del CSIC.
"Perseguir las redes P2P es imposible, ser¨ªa como intentar cerrar los terminales de todos los usuarios", subraya. "Adem¨¢s, el internauta siempre puede cifrar el material, de manera que las operadoras s¨®lo saben qui¨¦n se est¨¢ conectando ad¨®nde pero no qu¨¦ se est¨¢ descargando". Y adem¨¢s hay que tener en cuenta los inconvenientes comerciales. "El atractivo de muchos contratos con grandes anchos de banda es precisamente la posibilidad de descargarse contenidos", a?ade ?lvarez Mara?¨®n, autor del manual C¨®mo protegernos de los peligros de Internet.
A este nuevo marco de regulaci¨®n europeo (los Estados miembros tienen hasta mediados de 2011 para adaptar sus legislaciones a la directiva) se a?ade el Acuerdo Comercial contra la Falsificaci¨®n (ACTA), un gran pacto internacional propuesto por EE UU (incluye a Jap¨®n, Corea del Sur y la UE) para permitir que los propietarios de derechos de autor (discogr¨¢ficas o productoras) puedan perseguir judicialmente a los proveedores de Internet por dejar que sus clientes intercambien archivos protegidos.
"Muchas son medidas desproporcionadas para causar temor e intentar disuadir a los internautas", a?ade ?lvarez Mara?¨®n. "Tecnol¨®gicamente pueden llegar a controlar las descargas pero a costa de eliminar las libertades civiles, como el derecho al secreto de las comunicaciones", agrega.
Un panorama dif¨ªcil de importar a Espa?a, seg¨²n reflexiona V¨ªctor Domingo. "Para aplicar algo as¨ª tendr¨ªan que cambiar la ley para ilegalizar el P2P y para permitir espiar las comunicaciones sin una orden judicial". E insiste: "lo que est¨¢ en juego aqu¨ª son los derechos fundamentales".
En Espa?a, las descargas no son perseguidas si no hay ¨¢nimo de lucro y para interrumpir el servicio a Internet se necesita una orden judicial, puesto que de momento no hay legislaci¨®n espec¨ªfica sobre la materia. La industria cultural y las operadoras intentaron consensuar una autorregulaci¨®n, pero las negociaciones fracasaron. Entre otras razones, la industria propon¨ªa sancionar con desconexiones a los usuarios, pero las operadoras se negaron. "?sa no es la soluci¨®n", subrayan desde Redtel, que agrupa a Telef¨®nica, Vodafone, Orange y Ono.
Ahora corresponde al Gobierno regular el sector. Una comisi¨®n interministerial est¨¢ elaborando un informe sobre derechos de propiedad intelectual en Internet que presentar¨¢ al Gobierno el 10 de diciembre para que sea elevado al Consejo de Ministros antes de fin de mes. La ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, ya ha avanzado que no se perseguir¨¢ a los usuarios sino a los concentradores (web que alojan o enlazan a archivos P2P, como BitTorrent, Ares, Mininova...).
El objetivo cuenta con la aprobaci¨®n de la industria cultural, representada por la Coalici¨®n de Creadores, que agrupa a las patronales del cine, la m¨²sica, el software y las sociedades de gesti¨®n como SGAE. "La cobertura jur¨ªdica de toda actividad econ¨®mica no se ha trasladado a Internet", se queja Joan Navarro, director de la Coalici¨®n. Hay que poner coto a los concentradores que, seg¨²n Navarro, se lucran con los enlaces. "Una de estas web, con 160.000 usuarios obtiene un mill¨®n de euros al a?o, seg¨²n nuestros c¨¢lculos". Y rechaza la idea del lucro cesante; es decir, contar cada descarga como una p¨¦rdida. "La relaci¨®n no es directa, pero el efecto de la pirater¨ªa es que la industria musical ha perdido 5.000 millones de euros en los ¨²ltimos cinco a?os", asegura.
Cazar a los concentradores, sin embargo, tampoco es la panacea, seg¨²n algunos expertos. "Muchas son p¨¢ginas no alojan contenidos sino que enlazan a usuarios, y todas las sentencias en Espa?a dicen hasta ahora que compartir enlaces no es delito", considera Javier Pedreira, coautor del blog especializado en tecnolog¨ªa Microsiervos. "Si quieren perseguir concentradores, el mayor enlazador es Google", ironiza Domingo. Con todo, la popular p¨¢gina sueca de P2P The Pirate Bayfue fue condenada en abril por "posibilitar" que los usuarios compartieran archivos. Sus administradores recibieron una multa de 2,7 millones de euros, aunque han recurrido.
A las grandes medidas de control se a?ade la del magnate Murdoch, due?o de News Corp. Ha anunciado que har¨¢ de pago sus ediciones digitales. "No hay suficientes anuncios en el mundo para hacer que esas web sean rentables", ha avisado. "Preferimos tener menos gente que visite nuestras web, pero pagando".
Murdoch, adem¨¢s, ha dado un nuevo golpe de tim¨®n. Planea retirar todos sus contenidos de Google y alojarlos en Bing, el buscador rival, propiedad de Microsoft. El magnate ya negocia para que el gigante del software le pague por ofrecer sus contenidos en Bing. Las cabeceras de Murdoch podr¨ªan obtener nuevas visitas y el buscador, intentar comerle cuota de mercado a Google.
Lo sorprendente es que los usuarios podr¨ªan estar dando la raz¨®n a Murdoch. Sobre todo en Europa. En torno al 60% de los lectores de Alemania, Italia y Finlandia estar¨ªan dispuestos a pagar unos euros al mes por noticias online (en EE UU y Reino Unido bajan al 48%), seg¨²n un estudio de Boston Consulting Group. Dispuestos a pagar, pero poco. La mayor¨ªa pagar¨ªa entre cuatro y seis d¨®lares. Aunque los usuarios desembolsar¨ªan por el contenido online un 62% de lo que pagar¨ªan por la misma informaci¨®n en formato impreso, seg¨²n PriceWaterhouseCoopers.
La mayor¨ªa de expertos aprueban alguna forma de pago, m¨¢s viable en el entretenimiento y menos en la informaci¨®n. Eso s¨ª, todos coinciden en que la industria discogr¨¢fica ha llegado al l¨ªmite. Y el cambio es radical. No es s¨®lo una modificaci¨®n del consumo de m¨²sica o cine, sino una transformaci¨®n del modo en que accedemos a la cultura y al conocimiento en la Red, subraya Campos Garc¨ªa. Ya lo ha vaticinado el director de The Times: "La forma de los medios de comunicaci¨®n en 2020 se decidir¨¢ por lo que estamos haciendo ahora".
Radiograf¨ªa de la prensa 'online'
- Cambio estructural Rupert Murdoch, due?o de News Corp, ha reabierto el debate sobre el futuro de la prensa en Internet, en medio de ca¨ªdas de la difusi¨®n y la publicidad de las cabeceras impresas. ?Gratis o de pago? Los usuarios est¨¢n dispuestos a pagar, aunque poco y por contenidos de calidad, seg¨²n un informe de Price-WaterhouseCoopers. ?stas son algunas conclusiones.
- La clave es la marca
El medio es secundario, lo importante es la marca. Las cabeceras con s¨®lida trayectoria atraen a sus lectores al entorno online. Las ediciones digitales tienen gran potencial, pero las impresas son la mayor fuente de ingresos y lo seguir¨¢n siendo.
- Pagar por reportajes Los usuarios pagar¨ªan por contenidos especializados. Valoran m¨¢s los reportajes en profundidad y los an¨¢lisis que la noticia de ¨²ltima hora.
- Nuevos modelos
Los editores han respondido a la crisis con recortes de gastos, pero les queda por explorar modelos de negocio que aprovechen la innovaci¨®n. Murdoch prepara un acuerdo con el buscador Bing para compartir beneficios.
- Como una televisi¨®n
El contenido audiovisual acerca las webs a la televisi¨®n (el medio favorito) y atrae nuevos p¨²blicos. Los contenidos para m¨®viles abren el mercado a los menores de 35 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pirater¨ªa inform¨¢tica
- Tarifas internet
- Rupert Murdoch
- Tecnolog¨ªa
- Delitos propiedad intelectual
- Conexiones internet
- Delitos inform¨¢ticos
- Prensa digital
- Delitos econ¨®micos
- Internet
- Propiedad intelectual
- Prensa
- Delitos
- Propiedad
- Telecomunicaciones
- Legislaci¨®n cultural
- Pol¨ªtica cultural
- Medios comunicaci¨®n
- Derecho
- Comunicaciones
- Cultura
- Comunicaci¨®n
- Justicia