V¨ªctimas del primer genocidio
Hayat Dinia, descendiente de moriscos expulsados de La Marina Alta, reclama que se rehabiliten los derechos de su comunidad
Hace cuatrocientos a?os sus antepasados moriscos se vieron obligados a abandonar La Marina Alta, donde hab¨ªan vivido durante siglos, en tres d¨ªas y bajo amenaza de pena de muerte. Ayer, Hayat Dinia, que reside en Rabat, regres¨® a la tierra que un d¨ªa fue la de sus gentes para cerrar el c¨ªrculo de tan largo exilio. Su vinculaci¨®n con esta geograf¨ªa que ahora ha visto por primera vez no ofrece dudas: el vocablo original de su apellido era D¨¦nia, as¨ª se llamaba su familia cuando fueron expulsados del Reino de Valencia en 1609 y as¨ª continuaron llam¨¢ndose hasta que el t¨¦rmino cambi¨® a Dinia.
Invitada por la Fundaci¨® Cirne de X¨¤bia, que celebra un ciclo de la expulsi¨®n llamado Del exilio al reencuentro, Hayat Dinia cont¨® la historia de su linaje: "De padres a hijos, en mi familia se transmiti¨® la conciencia de que hab¨ªamos sido expulsados del puerto de D¨¦nia y de que llegamos a Rabat sobre 1610; pero pese a todo el tiempo transcurrido, siempre so?amos con volver y hasta guard¨¢bamos las llaves de nuestro antiguo hogar en el Al-Andalus, del que a¨²n nos seguimos sintiendo parte con orgullo".
"Seguimos siendo espa?oles", dice Hayat Dinia
Los Dinia, en Rabat, se casaron entre ellos hasta 1950
Por este motivo, y en la semana en que el Congreso de los Diputados ha reconocido la "tr¨¢gica injusticia de la expulsi¨®n", Dinia reivindic¨® la nacionalidad espa?ola para los descendientes de los moriscos y, como consecuencia, la supresi¨®n del visado para entrar en Espa?a. "Queremos la rehabilitaci¨®n de nuestros derechos y el reconocimiento de que, por causa de nuestra religi¨®n musulmana, fuimos v¨ªctimas del primer genocidio de la historia, hoy olvidado. Seguimos siendo espa?oles".
A lo largo del tiempo, los Dinia se mostraron tan orgullosos de su linaje que se constituyeron en clan y se casaron entre ellos, en una costumbre que se prolong¨® hasta 1950, para evitar mezclarse con los nativos. Hasta sus rasgos f¨ªsicos denotan su procedencia: a¨²n hoy, muchos de los familiares de Hayat son rubios y de ojos azules. En Rabat, convivieron durante siglos con otras familias expulsadas: los Vargas, Ronda, Toledanos, C¨®rdoba... todos siguen all¨ª.
Hoy Hayat recorrer¨¢ los valles de La Marina, donde viv¨ªan los moriscos, o el puerto de D¨¦nia, de donde partieron. En las aguas de este ¨²ltimo, hundir¨¢ un chal de su padre, fallecido esta misma semana. Un homenaje esperado durante cuatro siglos.
En respuesta a sus demandas de reparaci¨®n, el presidente de la Fundaci¨® Cirne, Enric Mart¨ªnez, entreg¨® a Hayat Dinia una carta en ¨¢rabe plena de significado: "La expulsi¨®n de tu pueblo, Hayat, nos incumbe a todos los que vivimos aqu¨ª, es nuestra responsabilidad. Y para cicatrizar esa herida debemos asumir su memoria aunque nos duela".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.