Farsa guineana
Obiang Nguema se reelige una vez m¨¢s como presidente ante la complacencia internacional
El presidente de Guinea Ecuatorial ha vuelto a consumar la farsa c¨ªclica con la que pretende disfrazar de r¨¦gimen en transici¨®n su implacable dictadura, una de las m¨¢s corruptas y longevas del mundo. Antes siquiera de que cerrasen los colegios electorales, se sab¨ªa que Obiang Nguema repetir¨ªa mandato y se conoc¨ªa, incluso, el porcentaje aproximado de voto que se asignar¨ªa a s¨ª mismo. Nada tiene de extra?o si se considera que, en medio del silencio internacional, las elecciones se convocaron por sorpresa, la oposici¨®n fue discriminada durante la campa?a tanto o m¨¢s que en su actividad pol¨ªtica cotidiana y el r¨¦gimen no acept¨® la presencia de observadores ni de periodistas extranjeros.
El fraude no ha sido, con todo, la principal novedad introducida por el dictador guineano en estas elecciones; s¨ª, en cambio, el insolente desparpajo con que lo ha perpetrado. La propia noci¨®n de fraude induce a error sobre el espect¨¢culo que Obiang y los suyos ofrecieron el pasado domingo. En Guinea Ecuatorial no ha habido unas elecciones ama?adas, sino una grotesca puesta en escena con una tramoya de urnas cuyo contenido nada importa, de colegios electorales en los que nada se elige y un n¨²mero incierto de atemorizados figurantes obligados a representar el papel de ciudadanos decidiendo qui¨¦n ser¨¢ su pr¨®ximo presidente.
Obiang est¨¢ decidido a exhibir las ingentes reservas energ¨¦ticas guineanas como se?uelo para acallar las cr¨ªticas de la comunidad internacional. Pero en esta ocasi¨®n ha ido un paso m¨¢s lejos: ha humillado a quienes, como el Gobierno espa?ol, se han aproximado a ¨¦l argumentando que empujaban la democratizaci¨®n al tiempo que buscaban concesiones petrol¨ªferas. El fiasco de esta estrategia salta a la vista: ni democratizaci¨®n ni concesiones, con el agravante de que Obiang puede pasearse por el mundo una vez roto el cerco diplom¨¢tico que lo asedi¨® durante a?os.
Son escasas las oportunidades de poder cuantificar un error en pol¨ªtica exterior, y las elecciones guineanas del domingo son una de ellas. M¨¢s de medio mill¨®n de guineanos viven en la indigencia y privados de libertad sobre un mar de petr¨®leo en manos de una camarilla. Es de esperar que, cuando menos, los pa¨ªses democr¨¢ticos, y en especial Espa?a, no se limiten a declarar que las elecciones se han desarrollado sin incidentes, como se ha hecho en el pasado.
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