Las voces recuperadas de Jean Rhys
Los lectores de la inmortal Jane Eyre -y la propia Jane- recordar¨¢n siempre a la mujer fantasmal que vive encerrada bajo llave en Thornfield Hall, la mansi¨®n del reconcentrado y atormentado Rochester, esa mujer que una noche prende fuego a sus habitaciones en un ataque de locura en una escena memorable. Poco sabremos de ella: que era una criolla antillana con quien Rochester, obligado a un exilio en las colonias por su padre y su hermano, contrajo un matrimonio de inter¨¦s. El padre y el hermano mueren y Rochester hereda la fortuna y propiedades familiares y puede volver a Inglaterra, lo que hace acompa?ado de su esposa, que sufre peri¨®dicos ataques de locura y a la que se ve obligado a enclaustrar. Pues bien, aqu¨ª tenemos, en El ancho mar de los Sargazos, un reto literario de primer orden: novelar la vida de aquella mujer, Antoinette Cosway, bajo la sombra imponente de una de las grandes novelas del siglo XIX ingl¨¦s, Jane Eyre, de Charlotte Bront?.
El ancho mar de los Sargazos Una sonrisa, por favor
Jean Rhys
Traducci¨®n de Catalina Mart¨ªnez Mu?oz
Lumen. Barcelona, 2009
190 y 198 p¨¢ginas. 17,90 euros cada uno
La haza?a de Jean Rhys es singular, ¨²nica. Formidable creadora de personajes femeninos solitarios, desamparados y desnortados, tiene en el de Anna Morgan (Voyage in the dark) el antecedente m¨¢s directo de su Antoinette. Jean Rhys, al cabo de cinco novelas bien acogidas por la cr¨ªtica y pronto olvidadas porque se adelantaban a su ¨¦poca, desapareci¨® de la vida literaria y reapareci¨® muchos a?os m¨¢s tarde por casualidad: era una anciana que viv¨ªa en Cornualles y preparaba una novela, la que ahora nos ocupa. Su edici¨®n, tras variaciones interminables, le concedi¨® la fama que se le hab¨ªa negado y muri¨® poco despu¨¦s. Como su Sasha Jensen, el olvido, el alcohol y la desdicha la escondieron del mundo, pero al contrario que ella, alcanz¨® la gloria literaria con una novela imperecedera.
Antoinette es una joven criolla de familia esclavista. Se acaba de aprobar la Ley de Emancipaci¨®n y Jamaica se convierte en un hervidero de odios y pasiones que sumar al ambiente misterioso, tel¨²rico y sensual de la propia isla. Jean Rhys aprovecha al m¨¢ximo su infancia en las islas para crear un escenario de una fuerza conmovedora en el que se entrelazan la a?oranza de felicidad de la infancia y la progresiva p¨¦rdida del para¨ªso. Antoinette no tiene otro anclaje que el de su tierra amada y por ¨¦l resiste todas las dificultades que le crean una madre hist¨¦rica, dama criolla que no soporta los cambios que se est¨¢n produciendo en su entorno social, y un matrimonio concertado por razones un tanto turbias que, finalmente, la arrancar¨¢ de su ¨²ltimo refugio. Jean Rhys cuenta todo ello con un estilo absolutamente moderno, por medio de dos voces: en la primera parte narra Antoinette y ah¨ª quedan retratados su hipersensibilidad, sus miedos y su inestabilidad emocional. En la segunda parte quien narra es Rochester: si la voz de Antoinette se mueve a impulsos y se expresa a r¨¢fagas de manera fascinante, la de Rochester es una voz ordenada que muestra tanto el fastidio por su situaci¨®n de hijo y hermano repudiado como la incomprensi¨®n del mundo antillano, tan distinto de su Inglaterra natal, el cual se lo hace pagar a Antoinette. La audacia de Jean Rhys presentando esta cara de Rochester es s¨®lo propia de un escritor de raza. Por ¨²ltimo, en la tercera parte habla Antoinette de nuevo, pero esta vez desde su encierro en Thornfield Hall, presa de la locura y la frustraci¨®n por la p¨¦rdida absoluta de sus ra¨ªces; es una parte que, con exquisito tacto y sabidur¨ªa, la autora resuelve en unas pocas p¨¢ginas justas.
Hace a?os escrib¨ª en este mismo peri¨®dico que, tras la publicaci¨®n de esta novela, ya no se pod¨ªa volver a leer Jane Eyre con inocencia y ahora lo ratifico. Es una historia dura y sensual a la vez, de una intensidad conmovedora porque Jean Rhys sabe contar como pocos la fragilidad, el desamparo y la desafecci¨®n, la soledad m¨¢s s¨®rdida y los sentimientos m¨¢s depurados. Precisamente acompa?a a esta nueva edici¨®n y traducci¨®n un libro in¨¦dito, Una sonrisa, por favor, intento de memorias que Jean Rhys no lleg¨® a completar, en las que cuenta su infancia y adolescencia en Antillas y juventud en Par¨ªs y Londres, donde vivi¨® en los tumultuosos a?os veinte trabajando como corista, haciendo de extra, viviendo en pensiones, siempre justa de dinero..., en fin, la experiencia que la llev¨® a concebir el ambiente de sus novelas y la mujer que alberg¨® dentro de s¨ª las vidas escritas de Anna Morgan, Marya Zelli, Julia Martin y Sasha Jensen, las derrotadas hero¨ªnas de sus novelas. Un camino que la lleva desde sus amadas, violentas y sensuales islas Windward a la Inglaterra fr¨ªa y distante donde finalmente se escondi¨® con su vida rota hasta que una adaptaci¨®n teatral de una de sus obras oblig¨® a buscarla por una cuesti¨®n de derechos de autor y la devolvi¨® a la luz.
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