Campe¨®n de campeones
Pedro y Messi, s¨ªmbolos de la cantera azulgrana, dan al Bar?a su primer Mundial de Clubes, el sexto t¨ªtulo de un ciclo legendario, tras una final muy ¨¢spera contra Estudiantes
Messi no s¨®lo tiene pies y cabeza, seguramente los mejores del mundo, sino que tambi¨¦n le da muy bien con el pecho. Y marca goles con el coraz¨®n que dan t¨ªtulos como ayer en Abu Dabi. As¨ª son los gui?os del f¨²tbol. Un asunto tan serio, un t¨ªtulo tan pomposo como el Mundial de Clubes, acab¨® siendo una cosa de ni?os, del pecho de Messi, las piernas de Jeffren, la cabeza de Pedro. Ning¨²n equipo tiene mejor escuela que el Bar?a. La cantera resolvi¨® a ¨²ltima hora una final ¨¢spera, varonil y muy seria que no hab¨ªan acertado a ganar los mayores. El partido perteneci¨® a Estudiantes, m¨¢s que nada por negar al Bar?a y meter un gol en su mejor ocasi¨®n, hasta que Pedro forz¨® la pr¨®rroga en el pen¨²ltimo tiro.
ESTUDIANTES 1 - BARCELONA 2
Estudiantes: Albil; C. Rodr¨ªguez, Cellay, Des¨¢bato, R¨¦ (Rojo, m. 91); D¨ªaz, Ben¨ªtez (S¨¢nchez, m. 76), Ver¨®n, Bra?a; Enzo P¨¦rez (N¨²?ez, m. 79) y Boselli. No utilizados: R. Fern¨¢ndez, Taborda; Alayes, Salgueiro, Carrusca, F. Fern¨¢ndez, Leandro y Huerta.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Puyol, Piqu¨¦, Abidal; Xavi, Busquets (Tour¨¦ Yaya, min.79), Keita (Pedro, min.46); Messi, Ibra y Henry (Jeffr¨¦n, min.82). No utilizados: Mino, Pinto; M¨¢rquez, Bojan, Milito, Maxwell, Jonathan, Chigrinski e Iniesta.
Goles: 1-0. M. 37. Boselli. 1-1. M. 89. Pedro. 1-2. M. 110. Messi.
?rbitro: Benito Archundia (M¨¦xico). Amonest¨® a Messi, D¨ªaz, C. Rodr¨ªguez, Enzo P¨¦rez, Henry, Des¨¢bato, Rojo, Vald¨¦s , Bra?a y Mat¨ªas S¨¢nchez.
Incidencias: Final del Mundial de Clubes, disputada en el estadio Zyed Sports City de Abu Dabi, ante 45.000 aficionados.
El equipo ha saldado la ¨²ltima deuda que ten¨ªa con la historia grandilocuente del club
Jam¨¢s se rindi¨® el Bar?a, que alcanz¨® la pr¨®rroga en el minuto 89 gracias a Pedro
Marc¨® Pedro despu¨¦s de un ataque y gol del Barcelona y, una vez vencido Albil, s¨®lo fue cuesti¨®n de aguardar la aparici¨®n de Messi, que cruz¨® con el pecho un centro de Alves. La fortuna fue de nuevo generosa con el equipo que m¨¢s persever¨® en la victoria, que nunca desfalleci¨®, que jam¨¢s busca excusas. Ya ocurri¨® en Stamford Bridge con el gol de Iniesta y ayer con el de Pedro. La ¨¦pica para nada est¨¢ re?ida con la est¨¦tica, y a veces el f¨²tbol tiene justicia po¨¦tica: si alguna vez el Bar?a ten¨ªa que ganar el Mundial despu¨¦s de dos intentos fallidos, ninguna mejor que la de ayer con el equipo de Guardiola, campe¨®n de Espa?a, de Europa y del Mundo, nada m¨¢s y nada menos que el mejor campe¨®n de campeones de la historia del f¨²tbol.
Ha ganado el Bar?a los seis t¨ªtulos en juego del 2009, un ¨¦xito sin precedentes, y el equipo ha saldado la ¨²ltima deuda que ten¨ªa con la historia grandilocuente del club: la Copa Toyota, la Intercontinental, el Mundial, o como se llame un torneo que parece inalcanzable cuando no se tiene y que una vez conquistado sirve sobre todo para que a uno le dejen en paz para toda su vida. A nadie le extra?¨® que Guardiola rompiera a llorar. La final cay¨® por efecto domin¨®, como fruta madura, como si fuera imposible perder la ¨²ltima, para cerrar el c¨ªrculo victorioso. La victoria tuvo mucho m¨¦rito porque el rival nunca se dej¨® ganar y el Bar?a lleg¨® reventado, por no decir desvencijado, al partido.
Ausente Iniesta, el Bar?a perdi¨® fluidez y velocidad en la circulaci¨®n de la pelota. Le falt¨® el ¨²ltimo eslab¨®n para armar el ataque y mastic¨® en exceso las jugadas, apretado por el f¨²tbol t¨¢ctico y f¨ªsico de Estudiantes, cuyos tres centrales jam¨¢s salieron de la cueva sino que apuntaron siempre a las bandas o al portero rival para evitar cualquier p¨¦rdida de bal¨®n. ?nicamente Ibrahimovic se ofrec¨ªa de inicio a los medios para abrir el juego, como cuando habilit¨® a Xavi para que encarara a Albil, pendiente de su palo. El volante apur¨® en vano la acci¨®n para la llegada de Henry. No se present¨® el franc¨¦s, al que se le suponen virtudes que parece haber olvidado con el paso de los partidos.
La velocidad de Henry ha disminuido y no tiene fiebre futbol¨ªstica, virtud de la que precisamente va sobrado Estudiantes, un plantel muy competitivo, experto en disputar partidos a contrapelo, buen defensor y selectivo en ataque. Los argentinos llegaron poco y bien al ¨¢rea de Vald¨¦s, al que le cost¨® medir la distancia con sus centrales. Estudiantes supo jugar a espaldas de la zaga barcelonista y caz¨® el gol en su ¨²nica ocasi¨®n. Boselli se gan¨® un hueco entre Puyol y Abidal para rematar el centro de D¨ªaz. El Bar?a se encontr¨® con el peor de los escenarios: un gol en contra, ni un remate a favor y una tarjeta en la cuenta de Messi.
El ¨¢rbitro marc¨® tan bien a los azulgrana como los argentinos. El mexicano Archundia entendi¨® mejor el juego viril de Estudiantes que el f¨²tbol de sal¨®n del Bar?a. No se atrevi¨®, por ejemplo, a sancionar un penalti del portero sobre Xavi, acci¨®n que acab¨® por desquiciar a los azulgrana. No aparec¨ªa Messi, se desfiguraba Ibrahimovic y no hab¨ªa manera de ligar una jugada, excelentemente anudado como qued¨® el Bar?a por Estudiantes, encantados los argentinos de ceder el bal¨®n y la iniciativa, efectivos en trampear el encuentro. Los azulgrana no daban tres pases seguidos y su f¨²tbol era sincopado, nada combinativo.
La contienda demandaba la intervenci¨®n del t¨¦cnico. La lesi¨®n de Keita, sin embargo, oblig¨® a Guardiola a emplearse de manera poco acostumbrada, a partir de dos medios y cuatro delanteros. Pedro abri¨® la cancha por la derecha mientras Messi maniobraba por detr¨¢s de Ibrahimovic. La presencia del sueco mengu¨® en la misma medida que se agrand¨® la figura de Pedro. El delantero mejor¨® la cara de su equipo, m¨¢s alegre y din¨¢mico, dispuesto a tomarle el pulso al encuentro. Hasta Henry se arranc¨® en un par de desbordes y Estudiantes comenz¨® a desarmarse por el flanco derecho. Al Bar?a, sin embargo, le faltaba un palmo en cada centro para poner la pelota en la red. Unas veces no lleg¨® Ibrahimovic, en otras no alcanz¨® Pedro y de forma reiterada aparec¨ªa la puntera de los chicos de Estudiantes.
Los argentinos apenas conced¨ªan oportunidades. No dejaron en paz al Bar?a ni un segundo. Estudiantes intent¨® matar el partido con una sangre fr¨ªa escalofriante. Nadie sabe buscar mejor el l¨ªmite del reglamento. Ahora se impone una falta, despu¨¦s un rechace, m¨¢s tarde un fuera de banda, luego un cambio, a menudo una patadita al tobillo, siempre todos muy juntitos, gui?ando el ojo al colegiado, sacando del partido a los barcelonistas, muy imprecisos. Pedro, sin embargo, insist¨ªa, y Jeffren se arrimaba y Piqu¨¦ atacaba los centros. Y no paraba el Bar?a. Aunque no acababa la jugada, no se cansaba de volverla a empezar. Jam¨¢s se rindi¨®. Hasta que, llegado el minuto 89, Xavi la puso en el ¨¢rea, Piqu¨¦ la fue a buscar con la cabeza, la toc¨® para Pedro y el testarazo del tinerfe?o bes¨® la red.
Aunque supon¨ªa el empate, los aficionados supieron que el gol val¨ªa la victoria del Bar?a, refrendada despu¨¦s en la pr¨®rroga por el escudo de la camiseta de Messi. El mejor pibe acab¨® por firmar la derrota de sus compatriotas argentinos. La fortuna que se le hab¨ªa negado hasta entonces al Bar?a se puso de su parte y a Estudiantes se le escap¨® el empate en dos remates consecutivos. No habr¨ªa sido justo con un equipo de f¨¢bula, ya legendario, como es el de Guardiola, vencedor de seis t¨ªtulos, abatido solo por la emoci¨®n.
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