Hugo S¨¢nchez, a la calle

Para el Almer¨ªa, el bal¨®n es el enemigo. Le sale urticaria cuando lo tiene y se esconde con tal de no jugarlo. Concesiones temerosas y determinantes. El Espanyol, maltrecho y con los mismos s¨ªntomas, se frot¨® los ojos y las manos. Javi M¨¢rquez tir¨® del equipo y obtuvo una victoria redentora. Y, con ella, firm¨® el finiquito de Hugo S¨¢nchez, el t¨¦cnico del Almer¨ªa, a quien la directiva mand¨® anoche al paro.

Al servicio del m¨²sculo, el encuentro se discuti¨® entre la t¨¢ctica y el f¨ªsico. Las medulares de ambos equipos cobraron el protagonismo, escasos de toque pero sobrados de entrega. Por parte del Almer¨ªa mordieron Bernardello y M'Bami al tiempo que sobresali¨® Soriano, mediocentro reconvertido en enganche que adoleci¨® de punter¨ªa: se zaf¨® en una carrera de Roncaglia, pero no defini¨® por falta de pie y, cuando templ¨® la bota en una falta directa, Kameni sac¨® una mano formidable. En el campo, Soriano se midi¨® con M¨¢rquez y sali¨® mal parado. El blanquiazul es chiquito, no se impone en el contacto y apenas caza una bola por arriba. Pero con la pelota no se desestabiliza, aguanta las embestidas y culmina las jugadas. Para bien o para mal. Aunque, descarado como es, su porcentaje de errores todav¨ªa es grande. En cualquier caso, dota al juego de dinamismo y sentido porque en su cabeza todo transcurre antes y m¨¢s r¨¢pido. Y encontr¨® algo de lo que carece el Espanyol desde tiempos pret¨¦ritos. Gol.

La tuvieron Callej¨®n, Alonso y Verd¨², que estamp¨® un bal¨®n en el larguero. Hasta que M¨¢rquez puso el pie con genialidad a un centro desde el costado de Verd¨². A la escuadra contraria. Sin m¨¢s argumentos, el Almer¨ªa no replic¨®. Tampoco Hugo, que vio c¨®mo su cr¨¦dito se acababa. Ya de noche, el mexicano recibi¨® la noticia: su periplo en el Almer¨ªa hab¨ªa terminado.

El Espanyol recupera el gol