Aqu¨ª no hay tomate

La pasada semana, el l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy asociaba el regreso al S¨¢hara de la activista Aminetu Haidar a las concesiones hechas por Bruselas en el acuerdo agr¨ªcola que la Uni¨®n Europea estableci¨® con Marruecos para las exportaciones de hortalizas y especialmente de tomate. Rajoy acusaba al Gobierno espa?ol de perjudicar con sus concesiones al sector agrario nacional.

El caso es que las negociaciones para la renovaci¨®n del acuerdo actual con Rabat, suscrito por la UE con el PP en el Gobierno en 2003, llevaban ya un a?o de retraso. Su conclusi¨®n estaba prevista para estas fechas. As¨ª pues, tanto su firma como su contenido se enmarcan dentro de la normalidad de las negociaciones.

El principal objetivo de Rabat desde el primer acuerdo en 1996, donde tuvo un cupo de 150.000 toneladas, siempre ha sido exportar m¨¢s tomates. En esa l¨ªnea, los cupos han ido aumentando a?o tras a?o hasta las 213.000 toneladas actuales. El acuerdo fija 225.000 toneladas para 2010. La cuota seguir¨¢ subiendo anualmente hasta llegar a las las 257.000 toneladas en 2013. Marruecos mejora su cuota, pero no logra los objetivos que persegu¨ªa de conseguir la apertura total de la exportaci¨®n ni eliminar el precio m¨ªnimo de entrada, que se mantiene en 0,46 euros por kilo. Y esto es lo importante.

Espa?a, como exportador de un mill¨®n de toneladas de tomate, pierde siempre con el aumento de cupos de Marruecos, al competir en los mismos mercados. Pero, para el sector, adem¨¢s del cupo, es decisivo que las exportaciones se hagan respetando los precios m¨ªnimos de entrada.