Agridulce prejubilaci¨®n
La nueva vida de los trabajadores expulsados del empleo a los 50 con casi todo el sueldo
La primera vez que le ofrecieron dejar su puesto en el banco, aunque conservando buena parte del sueldo, Pablo ten¨ªa 50 a?os. "Me ofend¨ª mucho. Me pareci¨® que despreciaban mi trabajo". El banco insisti¨® con amenazas subrepticias. "Estas condiciones no se van a mantener", le dijeron. Y a los 53, hace ahora siete a?os, Pablo se despidi¨® para siempre de la que hab¨ªa sido su rutina m¨¢s cierta: su trabajo. Tuvo que aprender a vivir de otra manera. Exactamente igual que Pilar, ex empleada de una entidad alemana. "Ten¨ªa 57 a?os cuando me lo ofrecieron. Mi marido trabajaba, mi hija estaba en la Universidad". Se qued¨® sola en casa, mano sobre mano. Pablo y Pilar, igual que sus compa?eros Paco, Francisco, Nacho, Jes¨²s y Antonio, prejubilados en la cincuentena, tuvieron que reinventar su vida. Cierto que con una gran ventaja: manten¨ªan el grueso de sus salarios. Pero casi todos se sintieron in¨²tiles, rechazados en plena edad laboral. Hasta que empezaron a cambiar.
Nieto, empleado de Telef¨®nica hasta el ERE de 2004, recuerda que "hubo gente que se deprimi¨® y pidi¨® volver"
Pablo, Pilar y sus amigos siguen enganchados al club organizado por uno de ellos, Antonio Zurdo, del sindicato de banca de CC OO (Comf¨ªa). Son fijos en las manifestaciones, viajan, aprenden, colaboran con ONG. Y si algunos ex compa?eros les miraban antes con conmiseraci¨®n, hoy son un colectivo envidiado.
Los prejubilados (no confundir con la gente que se jubila anticipadamente, a partir de los 61 a?os), siguen cobrando de sus ex empresas y cotizando. Expertos en el tema calculan que hay unos 300.000 en Espa?a, aunque las condiciones ofrecidas por las compa?¨ªas var¨ªan enormemente. Para la Seguridad Social son un colectivo inexistente. "Carecen de identidad jur¨ªdica. Las prejubilaciones son acuerdos internos entre trabajadores y empresarios", aclara una fuente de Trabajo. Y desde luego, no figuran entre los ocho millones de pensionistas que cuestan m¨¢s de 100.000 millones de euros al a?o al Estado.
Los prejubilados son las v¨ªctimas —o los beneficiarios— de los avances tecnol¨®gicos, de la transformaci¨®n de las empresas p¨²blicas en firmas privadas, de las fusiones de entidades (en el caso de la banca, por ejemplo, o de las el¨¦ctricas) y del nuevo estilo de trabajo deslocalizado.
Algunos, como Demetrio Nieto, ex agente de permisos de Telef¨®nica ("una especie de relaciones p¨²blicas", dice) en Valladolid, cobran lo mismo desde que salieron de la empresa. En su caso, 2.000 euros al mes, desde que se fue, con el ERE de 2004, nada m¨¢s cumplir los 52 a?os. En los ¨²ltimos 15 a?os, Telef¨®nica ha rebajado su plantilla de los casi 80.000 empleados que ten¨ªa a menos de 30.000.
Nieto no a?ora el pasado. Vive a tope. Es presidente del Centro Deportivo Don Bosco, de Valladolid, con 250 chavales a su cargo y 40 entrenadores. El centro, propiedad de los salesianos, est¨¢ en el barrio de Los Pajarillos, hace poco m¨¢s de una d¨¦cada un lugar maldito, donde se alzaba el poblado chabolista de La Esperanza, "uno de los mercados de droga m¨¢s grandes de Espa?a", dice Demetrio. Hoy es un barrio nuevo, repleto de bloques relucientes, y con una actividad importante en torno a la residencia Don Bosco.
"Las condiciones de prejubilaci¨®n eran muy buenas, y yo llevaba 31 a?os en la compa?¨ªa, ya estaba bien. Pero hubo gente que se deprimi¨® y pidi¨® volver a la empresa". Y es que, dice Demetrio, "es un error meterse en uno mismo, y dedicarse, como yo digo, a la bolsa y al banco. A la bolsa del pan y al banco del parque. Hay que hacer cosas continuamente, no pararse nunca". Para Nieto, esto no es nuevo. Estuvo en el Partido del Trabajo, en asociaciones de vecinos, y fue incluso disc-jockey en una casa de la juventud. Hoy mantiene esta hiperactividad.
"Es una reacci¨®n l¨®gica, ocupar el d¨ªa con muchas actividades, para llenar el vac¨ªo que se le queda a uno", explica Javier S¨¢enz, ex subdirector del Telediario para Am¨¦rica Latina de TVE, prejubilado hace un par de a?os a los 54 a?os. S¨¢enz recuerda que dejar su trabajo fue todo un impacto. "Era como estar de pronto al borde de un precipicio". Aunque no se queja. "?C¨®mo me voy a quejar? A veces me da verg¨¹enza tener una situaci¨®n tan buena. Cobro el 92% del salario, incluyendo 'pluses' y todo". ?Y no le tiene miedo a la depresi¨®n? "Recuerdo lo que me dec¨ªa un viejo y sabio periodista: 'si tienes aseguradas las lentejas, no hay depresi¨®n que valga'".
Con S¨¢enz salieron de RTVE m¨¢s de 4.000 trabajadores, entre enero de 2007 y diciembre de 2008. Obligados a reajustar el reloj vital. Pero ¨¦l no se qued¨® cruzado de brazos. Al contrario, su actividad es vertiginosa. Abri¨® un blog sobre Am¨¦rica Latina, est¨¢ refrescando su ingl¨¦s, va a un taller de escritura, ha vuelto a escribir relatos, est¨¢ en la direcci¨®n del Club de Amigos de la Unesco (CAUN), y mantiene una tertulia mensual con ex colegas.
S¨¢enz sigue fiel a sus rutinas laborales, fiel al viejo horario nocturno. Charo Rodr¨ªguez, no. "Ahora me levanto a las 8.30, una hora despu¨¦s que cuando trabajaba". Charo se acogi¨® en abril pasado, con 57 a?os cumplidos, a una oferta tentadora de su empresa, Uni¨®n Fenosa. "Lo nuestro no es exactamente una prejubilaci¨®n. Es un acuerdo por el que seguimos vinculados a la empresa. Nos pasan el sueldo pr¨¢cticamente ¨ªntegro, m¨¢s las subidas del convenio, y mantenemos los beneficios sociales, pero no tenemos que ocupar nuestro puesto de trabajo". Rodr¨ªguez, sindicalista de toda la vida, sigue dedicando su tiempo a la Uni¨®n Sindical Obrera (USO), de la que es delegada en Uni¨®n Fenosa.
"Desde el punto de vista personal esto es una maravilla", dice, mientras enciende el en¨¦simo ducados. "Dispones de tu vida, de tu tiempo. Yo sigo dedicada al sindicato, pero tambi¨¦n me gusta coser y viajar, y ahora puedo hacerlo de vez en cuando con mi marido. Pero desde el punto de vista laboral creo que es una cat¨¢strofe".
Una cat¨¢strofe tambi¨¦n para las arcas del Estado, porque la mayor¨ªa de los prejubilados acaba jubil¨¢ndose anticipadamente a partir de los 61 a?os. "No se enga?e, para la Seguridad Social es casi un negocio", responde Manuel Doblado, prejubilado de banca, fundador de una asociaci¨®n con web propia (jubiqu¨¦.com). "El que se jubila antes de los 65 a?os tiene una penalizaci¨®n muy grande para toda la vida. Se les descuenta entre un 6% y un 8% mensual de la pensi¨®n". Un lastre econ¨®mico, desde luego, pero "que les quiten lo bailao".
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