Gaza sigue a la deriva tras la guerra
Las ruinas dominan la franja un a?o despu¨¦s de la intervenci¨®n militar israel¨ª
Un a?o en ca¨ªda libre. Es la impresi¨®n que se respira en la franja de Gaza, cuando se cumple un a?o desde que los aviones israel¨ªes lanzaran las primeras bombas. El infierno dur¨® 22 d¨ªas y se llev¨® por delante la vida de unos 1.300 palestinos y 13 israel¨ªes. Desde entonces, han transcurrido 12 meses de relativa calma en el frente militar, pero de miedo y desesperanza para una poblaci¨®n que no ha podido reconstruir ni sus casas ni sus vidas debido al embargo israel¨ª que impide la entrada de materiales de construcci¨®n y al ostracismo al que tambi¨¦n la comunidad internacional somete a Ham¨¢s, el Gobierno islamista electo, que se niega a reconocer al Estado de Israel.
Un recorrido por la franja de Gaza produce la extra?a sensaci¨®n de que el reloj se par¨® hace un a?o; que todo est¨¢ casi como estaba el d¨ªa que acab¨® la guerra. S¨ª, las autoridades han retirado buena parte de los escombros, la ONU construye con barro unas pocas viviendas para realojar a decenas de miles de personas y algunas mercanc¨ªas entran con cuentagotas por los pasos fronterizos por motivos humanitarios, pero poco m¨¢s. Cerca de un centenar de familias vive todav¨ªa en tiendas de campa?a y los dem¨¢s, amontonados en casa de sus familiares. Los campos de ajos y de fresas siguen yermos y s¨®lo la floreciente econom¨ªa subterr¨¢nea alivia una situaci¨®n que, sin los productos de contrabando que llegan de Egipto por los t¨²neles excavados bajo la frontera, ser¨ªa insostenible. Suman 140 los palestinos muertos por asfixia en esta suerte de centros comerciales bajo tierra. "Con los t¨²neles llegaron el champ¨², los caramelos y el chocolate, pero tambi¨¦n la desgracia, porque reducen la presi¨®n sobre una comunidad internacional que sabe que de alg¨²n modo estamos abastecidos", sostiene Faysal Shawa, presidente de la asociaci¨®n de empresarios de Gaza.
Sin el contrabando que llega desde Egipto, la situaci¨®n ser¨ªa insostenible
"Hemos retrocedido 15 a?os. Estamos empobrecidos", dice un vecino de Gaza
"Este a?o todo ha ido a peor", se lamenta Abu Khalil, que perdi¨® su casa de tres pisos y su supermercado el 5 de enero cuando los carros de combate entraron en los m¨¢rgenes del campo de refugiados de Yabalia y abrieron fuego. Dice que fue el d¨ªa m¨¢s horrible de su vida y que perdi¨® a seis familiares, pero que no esperaba el abandono que iba a venir despu¨¦s. En seguida gast¨® los 4.000 euros que recibi¨® del Gobierno en alimentar a sus siete hijos y atender a su mujer enferma. Este a?o la familia Khalil ha vivido en una tienda de campa?a, hasta que hace 10 d¨ªas se mud¨® a una precaria construcci¨®n que entre todos han levantado. Abu Khalil trabaj¨® durante 30 a?os en los tajos de la construcci¨®n israel¨ª, pero ha tenido que comprar los materiales a precios desorbitados a los contrabandistas. "Hemos retrocedido 15 a?os. Con este Gobierno no abrir¨¢n las fronteras porque no les apoya nadie, ni Estados Unidos ni Europa", reconoce.
El responsable de Obras P¨²blicas de Gaza, Ibrahim Radwan, se pregunta qu¨¦ ha sido de las promesas ofrecidas en las conferencias internacionales de donantes posteriores a la ofensiva. Calcula que necesitar¨ªan 1.000 millones de d¨®lares (unos 700 millones de euros) para reconstruir las viviendas y dice que su departamento apenas dispone de 350.000 d¨®lares. Considera adem¨¢s que para que entren el acero, los azulejos y todos los materiales necesarios, las fronteras deber¨ªan abrirse durante al menos seis meses durante 20 horas al d¨ªa. Pero Israel no est¨¢ dispuesto a aflojar la presi¨®n porque supondr¨ªa dar un bal¨®n de ox¨ªgeno para Ham¨¢s, el movimiento islamista al que considera "una entidad hostil".
Ahora ya no hay guerra, pero hay mucho miedo y desesperanza. Enas Youda, una enfermera psiqui¨¢trica de Gaza, asegura que despu¨¦s de la guerra la gente se qued¨® como anestesiada, sin sentimientos; pero con el tiempo las emociones han aflorado con fuerza. Durante la ofensiva, la gente contaba que no hab¨ªa lugar en el que sentirse a salvo, que en toda la franja llov¨ªan bombas. Un a?o despu¨¦s, el miedo se ha enquistado y el sentimiento de vulnerabilidad se vuele hipervigilancia y se expresa en forma de rumores que diseminan la angustia por la franja.
En la calle, los d¨ªas previos al aniversario de la ofensiva, la gente presagiaba otro ataque y a los m¨®viles llegaban mensajes como este: "Aviones israel¨ªes tiran octavillas en Rafah que advierten de una nueva invasi¨®n". Han pasado los d¨ªas y la historia de las octavillas ha ca¨ªdo en el olvido. Pero lo cierto es que la gente vive en Gaza a golpe de sobresalto; temiendo lo peor y haciendo esfuerzos inhumanos por concentrarse en la supervivencia del presente sin mirar a un futuro del que no esperan nada bueno.
El en¨¦simo susto que mantiene ahora en vilo al mill¨®n y medio de pobladores de la franja son las obras de los egipcios en la frontera. La prensa israel¨ª public¨® que el Gobierno egipcio piensa construir un muro que acabar¨ªa con el negocio de los t¨²neles. Ante el temor a quedarse sin alimentos, los vecinos de Gaza corren estos d¨ªas a las tiendas para aprovisionarse con lo que pueden, pues un 80% de ellos depende de la ayuda alimentaria de la ONU.
La ansiedad no s¨®lo se deja ver en las tiendas. Tambi¨¦n aparece en las camas que los ni?os mojan porque se acuestan con miedo y en las frases que pronuncian los adultos en las que cada vez se escuchan m¨¢s tartamudeos seg¨²n los expertos. Y en la mano que levantan los padres que con la violencia quieren solventar la p¨¦rdida de autoridad que sufren en sus familias rotas. Cuentan los psic¨®logos que muchos ni?os han perdido el respeto a sus padres, porque cuando ca¨ªan las bombas fueron incapaces de ofrecerles protecci¨®n, y porque un a?o despu¨¦s siguen sin ser capaces de alimentar a sus familias, como la mayor¨ªa de los padres del resto del mundo. Por eso, cuando los ataques de artiller¨ªa arreciaban hace ahora un a?o, desde el centro comunitario de salud mental de Gaza se lanzaba un mensaje urgente por la radio. "Abracen a sus hijos, apri¨¦tenlos contra su pecho. Es importante que se sientan protegidos".
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