El Estado debe buscar de una vez a Federico Garc¨ªa Lorca
El Estado chileno ha exhumado y enterrado dignamente a V¨ªctor Jara, torturado y asesinado por Pinochet. El h¨²ngaro, al bardo nacional Mikl¨®s Radn¨®ti, ejecutado por los fascistas. Pero el espa?ol ni ha intentado localizar los restos de Lorca, el poeta y dramaturgo de este pa¨ªs m¨¢s amado y m¨¢s traducido de todos los tiempos, v¨ªctima de quienes se sublevaron en Granada contra la legalidad republicana en 1936. Porque, teng¨¢moslo muy claro, en Alfacar la Junta de Andaluc¨ªa (al fin y al cabo Estado) no ha buscado oficialmente al autor de Yerma, sino a alguno de los supuestamente enterrados con ¨¦l en la misma fosa, o muy cerca. Ha sido una tentativa radicalmente ambigua desde el primer momento, y ello, en primer lugar, porque los seis sobrinos del poeta han estado en contra. Ni conseguida la recalificaci¨®n del paraje, a petici¨®n de ¨¦stos, como lugar apto para enterramientos, fueron ¨¦stos capaces de prometer que, de encontrarse los restos de su t¨ªo, aportar¨ªan ADN para su identificaci¨®n. No, se reservar¨ªan el derecho de hacerlo... o de no hacerlo. Mil veces hab¨ªan manifestado que no quer¨ªan un circo medi¨¢tico. Con su negaci¨®n han ayudado a provocarlo, as¨ª como un tinglado de secretismo, ofuscaci¨®n y contratos de confidencialidad que han dado lugar a filtraciones, chismorreo y bulos.
Illescas dijo estar segura del lugar: los asesinos viv¨ªan en casa de su t¨ªa
El secretismo y la confidencialidad han dado lugar a chismorreos y bulos
A mi juicio, hay que incidir en el ¨¢rea cercana a la "barranquilla"
El autor de 'Yerma' podr¨ªa convertirse en el s¨ªmbolo de la reconciliaci¨®n
Jos¨¦ Rold¨¢n vio los cad¨¢veres al lado de la carretera, cerca de Fuente Grande
Se sabe d¨®nde est¨¢n los huesos que aparecieron al hacer el parque
No ha sido un fracaso, pese a todo, la excavaci¨®n que, gracias a la iniciativa de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica local, con la colaboraci¨®n de la Universidad de Granada, se ha llevado a cabo en Alfacar. Al contrario, ha sido muy ¨²til, pues ha demostrado que all¨ª donde el tan falible georradar parec¨ªa indicar fosas s¨®lo hay una insolente capa de roca cubierta por unos pocos cent¨ªmetros de tierra incapaces de haber albergado jam¨¢s cuerpos.
Para empezar a entender lo ocurrido hay que remontarse en el tiempo casi tres d¨¦cadas.
A finales de 1979 la Diputaci¨®n Provincial de Granada, bajo la presidencia de Jos¨¦ S¨¢nchez Faba, de la UCD, tuvo la magn¨ªfica iniciativa de formar una Comisi¨®n de Encuesta para identificar y adquirir el paraje m¨¢s probable, entre los pueblos colindantes de Alfacar y V¨ªznar, donde fue asesinado y enterrado el poeta. Como autor de La represi¨®n nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico Garc¨ªa Lorca (1971), editado en Par¨ªs por Ruedo Ib¨¦rico e inmediatamente prohibido por el r¨¦gimen franquista, fui uno de los invitados a aportar mi opini¨®n al respecto.
Comparec¨ª ante la Comisi¨®n el 29 de febrero de 1980. Me remit¨ª a la declaraci¨®n de "M. C.", el supuesto enterrador del poeta, incluida en mi libro, que por m¨¢s se?as se acababa de editar, ampliado, en Espa?a. Expliqu¨¦ que "M. C." me hab¨ªa pedido que no facilitara su nombre, aunque mucha gente en Granada sab¨ªa que se trataba de Manuel Castilla Blanco, "Manolo el Comunista", que ten¨ªa 17 a?os en el momento de los hechos.
Castilla Blanco me hab¨ªa llevado en 1966, con riesgo para ¨¦l, y no para m¨ª, a los alrededores de la Fuente Grande de Alfacar. Me hab¨ªa indicado el sitio donde aseguraba haber enterrado a Lorca y a sus tres compa?eros de suplicio (el maestro republicano Di¨®s-coro Galindo Gonz¨¢lez y los banderilleros Francisco Galad¨ª Melgar y Joaqu¨ªn Arcollas Cabezas). En 1978 hab¨ªamos vuelto juntos al lugar, donde Castilla me confirm¨®, en presencia de otros, todo lo que me dijera 12 a?os antes. De aquella visita queda una grabaci¨®n que hoy se puede escuchar en la Casa Museo del poeta en Fuente Vaqueros.
Cuando declar¨¦ ante la Comisi¨®n de Encuesta acababa de recibir de William Layton los papeles in¨¦ditos de Agust¨ªn Pen¨®n, fallecido en 1976, que hab¨ªa llegado a Granada 10 a?os antes que yo para investigar la muerte de Lorca. Sus escritos revelaban que, en 1955, Castilla Blanco le hab¨ªa llevado al mismo sitio que me mostrar¨ªa a m¨ª una d¨¦cada despu¨¦s. Lo puse en conocimiento de la Comisi¨®n, que tom¨® nota.
Entre las nueve personas que comparecimos ante la Comisi¨®n hab¨ªa una se?ora llamada Mar¨ªa Luisa Illescas Orantes. Lo hizo el mismo d¨ªa que yo, acompa?ada de la escritora granadina Eulalia Dolores de la Higuera. Illescas aport¨® a la Diputaci¨®n un documento fotogr¨¢fico de extraordinario valor hist¨®rico: una imagen del lugar del crimen, sacada al parecer a las pocas semanas de la muerte del poeta. Indicaba el mismo paraje se?alado por Castilla Blanco a Pen¨®n y a m¨ª. Illescas declar¨® estar segura de que se trataba del paraje del asesinato "porque seis de los componentes de la llamada Escuadra Negra estaban alojados en casa de su t¨ªa, en V¨ªznar, y la misma persona que lo fusil¨® mostr¨® a su t¨ªo el lugar donde lo hizo, que fue delante del pe?asco que se muestra en la fotograf¨ªa; por consiguiente, deduce que el sitio de enterramiento l¨®gicamente deber¨¢ estar pr¨®ximo".
La fotograf¨ªa se reproduce ahora por primera vez. La "barranquilla" que se encontraba al lado del olivo, se?alada por Castilla tanto a Pen¨®n como a m¨ª, se aprecia claramente en la imagen. Olivo y barranquilla juntos: eran para ¨¦l la garant¨ªa de que no se equivocaba. En un radio (utiliz¨® la palabra "rodal") de unos metros alrededor del olivo -cinco le aventur¨® a Pen¨®n- estaba la fosa donde enterrara a Lorca y las otras tres v¨ªctimas. Aseguraba, adem¨¢s, que all¨ª no hab¨ªa m¨¢s que aquella fosa.
Pen¨®n sac¨®, a ra¨ªz de su visita en 1955, una excelente fotograf¨ªa del olivo y de la "barranquilla", publicada en 1990, por vez primera, en mi edici¨®n de sus papeles.
Para lo que sigue ayudar¨¢ la contemplaci¨®n detenida de estas dos im¨¢genes y de la fotograf¨ªa en color del lugar sacada para la Diputaci¨®n de Granada en 1980. Las tres fotos ilustran esta pieza.
Muy importante para la Comisi¨®n fue el testimonio de Jos¨¦ Rold¨¢n Cobos, funcionario del Ayuntamiento de Granada, que declar¨® haber visto los cad¨¢veres de Lorca, de los dos banderilleros y del maestro cojo al lado de la carretera cerca de Fuente Grande en direcci¨®n a V¨ªznar. En cuanto a Jos¨¦ Luis Vila-San-Juan, autor de Garc¨ªa Lorca, asesinado: toda la verdad (1975), acompa?¨® a los comisarios al mismo rinc¨®n, que le hab¨ªa ense?ado en 1973 un individuo que el escritor intu¨ªa que hab¨ªa sido uno de los asesinos.
Con la informaci¨®n de los nueve comparecientes en la mano, la Comisi¨®n recomend¨® la adquisici¨®n del paraje mayoritariamente se?alado por nosotros como el lugar m¨¢s probable del asesinato y enterramiento de Lorca.
Y fue entonces cuando, a mi juicio, se cometi¨® un grave error: el no incluir en la compra del terreno destinado al parque Federico Garc¨ªa Lorca la parcela del pinar que se ubica inmediatamente a la izquierda de la "barranquilla" y del olivo se?alados con tanta insistencia por Castilla Blanco. Pinar, dicen algunos vecinos de Alfacar, plantado precisamente para enmascarar fosas de la represi¨®n. ?Trat¨® de hacerlo la Diputaci¨®n? ?No quer¨ªa vender el propietario? Sea como fuera -y no ser¨ªa dif¨ªcil averiguarlo-, el terreno adquirido no comprend¨ªa aquella zona de pinos, sino que empezaba al lado mismo de la "barranquilla".
Ocurri¨® otro error muy serio cuando lleg¨® el momento de vallar el recinto adquirido. Se decidi¨® encauzar la "barranquilla", con fondo de cemento y flancos de piedra, tambi¨¦n a su paso cerca del olivo.
Ello supuso una considerable remoci¨®n del terreno justo en el "rodal" indicado por Castilla.
Y ahora viene lo escandaloso. El 20 de octubre de 2008 se publicaron en el diario granadino Ideal unas declaraciones de la persona que, cuando se preparaba la inauguraci¨®n del parque, en 1986, ocupaba el puesto de vicepresidente segundo de la Diputaci¨®n Provincial de Granada, ya por entonces dirigida por el PSOE. Se llamaba Antonio Ernesto Molina Linares. Molina manifest¨® a los periodistas Rafa L¨®pez y Quico Chirino que "se sab¨ªa que al hacer all¨ª el parque era posible que a lo largo de las obras aparecieran restos, y as¨ª ocurri¨®". ?Y as¨ª ocurri¨®! Para que las obras pudiesen seguir con buen ritmo, los huesos, seg¨²n parafrasean a continuaci¨®n los periodistas las declaraciones de Molina Linares, fueron vueltos a enterrar dentro del parque en una localizaci¨®n "bien controlada, por lo que, llegado el caso, podr¨ªa exhumarse esa segunda fosa en caso de que los restos de los fusilados con Lorca no aparezcan en los lugares previstos".
Se trataba de unas afirmaciones de extrema gravedad. Ideal hab¨ªa recibido la confirmaci¨®n de las mismas, adem¨¢s, de labios de un conocido pol¨ªtico local, Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Salas, alcalde del pueblo de Jun -no lejos de Alfacar- y antes, durante muchos a?os, "mano derecha" de Juan de Loxa, director de la Casa Museo de Lorca en Fuente Vaqueros (que depende del Patronato Provincial Federico Garc¨ªa Lorca de la Diputaci¨®n de Granada). Seg¨²n Rodr¨ªguez Salas, que lleva a?os preparando un libro titulado El cuerpo perdido de Federico Garc¨ªa Lorca o Federico en la Fuente Fr¨ªa, "los huesos aparecieron junto al olivo donde fue fusilado Federico, por lo que la fosa podr¨ªa ser la suya". Los periodistas de Ideal aclaran: "Seg¨²n este relato, la aparici¨®n de los restos fue como consecuencia de la apertura de zanjas para construir el muro perimetral del parque, situado justo al lado del olivo. Rodr¨ªguez indica que la aparici¨®n de los cad¨¢veres hizo a los responsables de la obra replantearse la continuaci¨®n del muro ante la posibilidad de que se toparan todav¨ªa con m¨¢s restos. Por este motivo, y as¨ª se puede apreciar a simple vista en el lugar de los hechos, se interrumpi¨® la obra del muro y en su lugar se coloc¨® una alambrada".
Rodr¨ªguez, seg¨²n los mismos periodistas, hab¨ªa hablado del asunto con la ex alcaldesa de Alfacar, Carmen V¨¦lez. "Ella dec¨ªa que lo importante es que los huesos estuviesen a salvo", les manifest¨®.
El que este asunto no se investigara en su momento, ni se haya investigado todav¨ªa, constituye un esc¨¢ndalo.
M¨¢s recientemente, Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez ha venido manteniendo que, a los pocos d¨ªas del crimen, los restos de Lorca fueron sacados de su fosa al lado del olivo por los sublevados y enterrados bajo hormig¨®n en una cercana propiedad privada. Se?ala el supuesto lugar exacto en su v¨ªdeo El cuerpo perdido de Federico Garc¨ªa Lorca (www.granadablogs.com/joseantoniorodriguezsalas, 8 de octubre de 2009). Es otra afirmaci¨®n que pide a gritos ser corroborada.
Antonio Eduardo Molina Linares no s¨®lo hizo en Ideal aquellas tremendas declaraciones, sino que se expres¨® en los mismos t¨¦rminos ante otros periodistas e incluso ante uno de televisi¨®n. Hoy, conseguir una puntualizaci¨®n suya al respecto resulta imposible. No quiere hablar, ni para ratificar lo dicho ni para desmentirlo. Tir¨® la piedra y ahora esconde la mano. Me ha enfatizado que no es especialista en Lorca, que ahora hay que dejar todo en manos de los cient¨ªficos.
Y otra cosa. Sin que yo se lo preguntara me ha confirmado algo que ya sab¨ªa: que no s¨®lo es gran amigo del sobrino del poeta Manuel Fern¨¢ndez-Montesinos, tan enf¨¢ticamente contrario a la apertura de la fosa, sino que ¨¦ste es padrino de su hija. Con lo cual hay que deducir que, si realmente salieron huesos de la zona del olivo, Fern¨¢ndez-Montesinos, diputado del PSOE por Granada entre 1977 y 1979, se encontrar¨ªa entre los primeros en saberlo. Ser¨ªa muy interesante conocer sus comentarios al respecto.
Se trata de un asunto extremadamente grave, de todas maneras: la posible ocultaci¨®n ilegal de huesos humanos encontrados durante los trabajos en el parque de Alfacar. Juan Hurtado Gallardo, presidente de la Diputaci¨®n Provincial en aquellos momentos, me ha asegurado que, de haberse enterado de lo que ahora se alega, habr¨ªa parado inmediatamente las obras. Pero que nunca se le dijo nada y que se enter¨® 20 a?os despu¨¦s por la prensa. Creo que dice la verdad. Seg¨²n Hurtado, Molina Linares tiene la obligaci¨®n de explicarse. Y uno se pregunta: ?No deber¨ªa de haber, ya, una investigaci¨®n judicial?
Se impone seguir la b¨²squeda. A Federico Garc¨ªa Lorca lo asesinaron, seg¨²n la mayor¨ªa de quienes comparecieron en 1980 ante la Comisi¨®n de Encuesta, en las proximidades de la hermosa Fuente Grande de Alfacar, el Ainadamar ("Fuente de las L¨¢grimas") de los ¨¢rabes granadinos. Ya se sab¨ªa en 1937, adem¨¢s, como demuestra el libro Siete romances, de Joaqu¨ªn Romero Murube, impreso a t¨ªtulo privado en la Sevilla de 1937, donde se encuentra la emocionante dedicatoria: "?A ti, en Vizna [sic], cerca de la fuente grande, hecho ya tierra y rumor de agua eterna y oculta!".
Siete a?os antes, en los escalofriantes versos finales del poema Ronda y f¨¢bula de los tres amigos, el "yo" lorquiano hab¨ªa imaginado o previsto no s¨®lo su violenta muerte ("Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas / comprend¨ª que me hab¨ªan asesinado..."), sino la b¨²squeda desesperada e infructuosa de su cuerpo ("?No me encontraron? No, no me encontraron").
Todav¨ªa no se ha encontrado pero hay que seguir la b¨²squeda. Primero, a mi juicio, cerca de la "barranquilla" del parque de Alfacar, a ambos lados de la linde, e incluso debajo de ella. De haber pedido mi opini¨®n, antes de empezar la excavaci¨®n, se lo habr¨ªa aconsejado as¨ª a la Junta de Andaluc¨ªa o a la Asociaci¨®n granadina para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
Pero no se trata s¨®lo de los restos del poeta. El escritor Antonio Ramos Espejo recomend¨® a la Comisi¨®n de Encuesta que se acotara toda la zona de fusilamientos y entierros que se extiende desde las inmediaciones de Fuente Grande hasta el "barranco" de V¨ªznar, pasando por el paraje conocido como El Caracolar, donde al parecer tambi¨¦n hay desaparecidos, "con una plaza a la entrada y otra a la salida, en las que se explique el significado que tiene el lugar". No le hicieron caso, y las obras para la construcci¨®n de un campo de f¨²tbol a dos pasos del "barranco", y quiz¨¢s encima de fosas, fueron paradas en el ¨²ltimo momento, a finales de 1998, por la Junta de Andaluc¨ªa -que hab¨ªa dado los pertinentes permisos- ante la airada protesta de Isabel Garc¨ªa Lorca y otros. El peligro sigue, aunque parte del valle es ya parque natural. Por ello m¨¢s de cien escritores y artistas granadinos acaban de publicar un manifiesto en el cual piden la protecci¨®n y dignificaci¨®n de la totalidad de estas laderas, donde yacen miles de v¨ªctimas de la vesania fascista.
Yo creo que el Estado tiene la obligaci¨®n de escucharles, en el inter¨¦s com¨²n y en nombre de la verdad hist¨®rica. Y de buscar de una vez al poeta. Si lo hace, Lorca podr¨ªa convertirse en el m¨¢ximo s¨ªmbolo de la tan largamente esperada reconciliaci¨®n de los espa?oles.
Tres im¨¢genes claves en la historia
- El olivo, en 1936. Fotograf¨ªa -in¨¦dita- entregada por Mar¨ªa Luisa Illescas Orantes a la Comisi¨®n de Encuesta de 1980. Al parecer se sac¨® en 1936, poco despu¨¦s del asesinato del poeta. En ella se aprecian claramente el olivo y la "barranquilla" se?alados por el enterrador, Manuel Castilla Blanco. N¨®tese tambi¨¦n, al fondo, el "pe?asco" o "pe?a" del lugar.
(Cortes¨ªa de la Diputaci¨®n Provincial de Granada).
- El olivo, en 1955. El mismo paraje de Fuente Grande fotografiado por Agust¨ªn Pen¨®n en 1955. Todav¨ªa no se ha plantado el pinar -se dice en Alfacar que para enmascarar fosas- al otro lado de la "barranquilla". La imagen
se public¨® por primera vez en 1990.
- El olivo, en 1980. Otra vez el escenario del crimen, en una fotograf¨ªa de la Diputaci¨®n Provincial de Granada sacada en 1980. A la izquierda se aprecia el borde del pinar.
(Cortes¨ªa de la Diputaci¨®n Provincial
de Granada).
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