?stos son mis diplomas
Se?alando a la audiencia con un gesto nervioso y circular que quer¨ªa abarcar tanto a los que se encontraban en el estudio como a los millones que segu¨ªan el programa desde otros lugares, do?a Bel¨¦n Esteban le espet¨® a un sobrepasado Jaime Pe?afiel (que le reprochaba su vulgaridad y su falta de educaci¨®n): "Yo soy una chica de barrio y ¨¦stos son mis diplomas". O dicho de otro modo: es el p¨²blico quien me confiere credibilidad y prestigio. Mientras estudiaba la lista de "los libros del a?o" publicada por Babelia (y en la que me llama la atenci¨®n alguna ausencia), he recordado esa r¨¦plica de la bien asesorada (al fin y al cabo cobra 300.000 euros al a?o; repito: 300.000) "princesa del pueblo" al periodista "amigo del Rey". Me explico: los "diplomas" de Larsson son tambi¨¦n sus ventas. Y, aunque Larsson s¨ª apareci¨® en el palmar¨¦s bab¨¦lico de 2008, a la inmensa mayor¨ªa de "cr¨ªticos y periodistas" que contestamos la encuesta no se nos ocurri¨® que la ¨²ltima entrega del sueco -una de las m¨¢s celebradas por la "audiencia"- pudiera ser incluida en la lista de los libros "mejores": la fractura entre la opini¨®n "especializada" y el p¨²blico que lee y compra libros, y hace posible que el negocio contin¨²e, sigue dando motivos para pensar (por cierto, ?qu¨¦ significa hoy "mejor" aplicado a un libro?). En todo caso, y apostillando el an¨¢lisis de Winston Manrique, me llama la atenci¨®n el pobre resultado obtenido por la novela como g¨¦nero (5/20) y el ascenso del ensayo (7/20) en sus m¨¢s variadas e h¨ªbridas manifestaciones. Editorialmente, la palma de la representaci¨®n se la llevan los grandes grupos (14/20): seis de los libros pertenecen a Random House, cinco a Planeta y tres a Santillana. Y me resulta estimulante la presencia de peque?os sellos independientes: Bartleby, con dos t¨ªtulos, y Linteo, Libros del Asteroide, Alfabia y Atalanta, con uno cada uno. Y ahora una pregunta inocente a mis (improbables) lectores: ?no han notado nada raro? Yo s¨ª: entre los 20 "del a?o" no aparece ni un solo t¨ªtulo publicado por alguna de las tres editoriales (independientes, pero medianas) m¨¢s prestigiosas y con m¨¢s "tir¨®n" en los suplementos literarios: Anagrama, Tusquets y Acantilado. En cuanto a la se?ora Esteban (Pe?afiel le negar¨ªa el tratamiento: trasunto bufo de la lucha de clases entre patricios y plebeyos), ya hace tiempo que vengo echando de menos una buena "mitolog¨ªa" (en sentido barthesiano) sobre ella a cargo de alg¨²n "semioclasta" de esos que saben sacarle toda la punta a nuestros mitos contempor¨¢neos: esos que, a menudo, a la vez nos mesmerizan y nos repelen. As¨ª somos. Y as¨ª zapeamos.
Tabletas
El semanario LivresHebdo ha publicado un art¨ªculo sobre la proliferaci¨®n de aparatos lectores de libros electr¨®nicos al que ha titulado sintom¨¢ticamente "lectoras como si llovieran". La palabra que utiliza es liseuse que, seg¨²n el imprescindible Robert es una lectora (como lectrice), que lee mucho, una lectora empedernida, como si dij¨¦ramos. Me gusta el nombre. En todo caso, lo cierto es que en el mercado (y no s¨®lo en el franc¨¦s), llueven los lectores electr¨®nicos: si nos descuidamos pronto habr¨¢ tantos modelos que los establecimientos que los vendan tendr¨¢n que habilitar mesas de novedades para exponerlos (con sus correspondientes cerrojos de seguridad, supongo). Me dicen que Pap¨¢ Noel ha repartido bastantes por la Piel de Toro; y es previsible que sus Majestades los Reyes Magos -m¨¢s apegados a la lectura de cielos y libros tradicionales- repartan a¨²n m¨¢s. Las cifras de ventas -empezando por el pionero Kindle, de Amazon- siguen estando absurdamente censuradas, pero algunos analistas sospechan que en Estados Unidos se han triplicado. En Europa las cosas van m¨¢s pausadamente, pero las llamadas plataformas de distribuci¨®n de libros electr¨®nicos (entre ellas la constituida por los tres grandes: Random, Planeta y Santillana) est¨¢n ampliando sus cat¨¢logos a buen ritmo. Otra cosa es la -en general- mediocre informaci¨®n que ofrecen sobre sus libros, que todav¨ªa est¨¢ a a?os luz de la que se puede obtener en Amazon o en los paratextos de los libros tradicionales. En cuanto a qu¨¦ lector electr¨®nico es m¨¢s recomendable, lo mejor es que se dejen aconsejar por alguien solvente (y, tranquilos: D¨ªaz Ferr¨¢n no fabrica ninguno). En todo caso, las tecnolog¨ªas (y los precios) van a cambiar tan r¨¢pido que puede ser prudente esperar un poco: Apple sacar¨¢ su tableta (me gusta este nombre: un homenaje a los "libros" de escritura cuneiforme) en primavera, y en febrero aparecer¨¢ en Estados Unidos el Edge (de enTourage Systems), un multifunci¨®n con dos pantallas que podr¨¢ usarse como agenda, lector multimedia y de e-books. En todo caso, son multitud los signos que indican que el libro electr¨®nico ya forma parte de nuestro paisaje cotidiano. Se me ocurren dos ejemplos de muy distinta ¨ªndole: KLM (nada que ver con Air Comet) ofrecer¨¢ pronto a sus pasajeros de preferente una tableta lectora con libros y revistas en diferentes idiomas; y conozco a quien ya se ha bajado de eMule la versi¨®n pirata de una novela de Larsson. El comercio y la pirater¨ªa: viejos como el mundo.
Superstici¨®n
Ya he dicho que con la edad -y el descr¨¦dito de los grandes discursos, a los que de joven era tan aficionado- me vuelvo supersticioso. Evito pasar bajo escaleras, se me eriza el vello cuando me cruzo con un gato negro, agarro un crucifijo y me echo al cuello, como remedio apotropaico, una ristra de ajos cada vez que oigo declaraciones de D¨ªaz Ferr¨¢n (?empresario espa?ol de la d¨¦cada?), etc¨¦tera. ?ltimamente -quiz¨¢s se deba a que, en estas fechas tan se?aladas, estoy bebiendo demasiada malta de las Highlands- tiendo a ver por doquier signos ominosos que presagian destinos funestos (y no me refiero al fiasco de Copenhague). Uno de los ¨²ltimos en hacerme temblar ha sido el t¨ªtulo del primer ciclo de conferencias programado para el pr¨®ximo a?o por la Fundaci¨®n March: Cat¨¢strofes. Los ponentes, todos ellos de gran prestigio, hablar¨¢n de volcanes, pestes, pandemias, terremotos y diluvios (no hay nada, por ahora, sobre D¨ªaz Ferr¨¢n). Pero a m¨ª, que ese ciclo sobre cat¨¢strofes sea el primero del a?o de la instituci¨®n que dirige Javier Gom¨¢ me parece altamente intranquilizador. Al fin y al cabo, los t¨ªtulos tambi¨¦n pueden tener, adem¨¢s de su peculiar "ejemplaridad p¨²blica" (parafraseando el t¨ªtulo del ensayo de Gom¨¢, uno de los libros "mejores del a?o"), valor sintom¨¢tico como atisbo de Zeitgeist. En todo caso, yo tampoco elegir¨ªa Air Comet para viajar, no s¨¦ si me explico. Y ya me acabo, qu'il fait Freud, como dice mi amigo Su?¨¦n.
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