Perder la calle, ganar el discurso
El movimiento antiglobalizaci¨®n pierde visibilidad pero sus mensajes entran en la agenda pol¨ªtica - Diez a?os despu¨¦s de Seattle, las contradicciones internas persisten
Impuestos sobre las primas a los banqueros, erradicaci¨®n de los para¨ªsos fiscales, tasas a las transacciones financieras. Estas bofetadas a la ortodoxia del sistema no son propuestas de un grup¨²sculo de radicales, sino de algunos de los dirigentes de los pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta. La crisis econ¨®mica ha puesto en boca de todos debates que coloc¨® sobre la mesa el movimiento antiglobalizaci¨®n hace a?os. No es que Gordon Brown, Angela Merkel o Nicolas Sarkozy se hayan afiliado a ATTAC. Los Gobiernos no arden en deseos de dar un vuelco al sistema, s¨®lo pretenden estabilizarlo. Calmar a la opini¨®n p¨²blica y mitigar las consecuencias m¨¢s negativas de la crisis. Pero, ?d¨®nde est¨¢n los llamados antiglobalizaci¨®n, o c¨®mo prefieren ser denominados ahora los altermundistas? El movimiento parec¨ªa haberse retirado a las trincheras, al menos hasta que volvi¨® a hacerse visible en la cumbre del clima de Copenhague, donde miles de activistas participaron en las protestas callejeras. La bandera verde se ha convertido en la nueva ense?a de este conglomerado que en la d¨¦cada anterior enarbolaba la de la lucha contra la pobreza.
Los incidentes en la cumbre del G-8 en G¨¦nova marcaron el punto de inflexi¨®n
La nueva bandera es la ecolog¨ªa sin abandonar la causa de los pobres
Sin embargo, hace ya 10 a?os, este marasmo de activistas radicales de izquierda, ecologistas, feministas, anticapitalistas, y un largo etc¨¦tera, sorprendi¨® al mundo con una revuelta masiva en Seattle que hizo fracasar la Ronda del Milenio de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). Una convocatoria masiva por Internet reuni¨® a unos 50.000 manifestantes. Al ¨¦xito repentino se fueron sumando organizaciones de todo el mundo. Sigui¨® la creaci¨®n de un Foro Social Mundial, en Porto Alegre, como contrapeso a los encuentros del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o las cumbres de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo (G-8).
La capacidad de convocatoria era cada vez mayor. La Ronda de Seattle fue un fracaso. La presi¨®n popular consigui¨® incluso que el Banco Mundial anulase su reuni¨®n en Barcelona, en 2001, por miedo al boicoteo de los activistas. Mantuvo el encuentro, pero por teleconferencia. Aun as¨ª, entre victoriosos, desconcertados e impotentes, m¨¢s de 300.000 manifestantes inundaron las calles de la capital catalana esos d¨ªas. Entre ellos, desde la izquierda parlamentaria hasta Batasuna.
Y luego llego G¨¦nova. La cumbre del G-8 marc¨® el punto de inflexi¨®n del movimiento. 150.000 activistas se dieron de bruces con una represi¨®n policial sin parang¨®n en anteriores convocatorias. El italiano Carlo Giuliani se convirti¨® en la primera v¨ªctima mortal de la rebeli¨®n, un m¨¢rtir que muri¨® tiroteado por un carabiniere.
Susan George, vicepresidenta de ATTAC Francia, cabeza visible del movimiento y autora del Informe Lugano (la biblia de los antiglobalizaci¨®n) sostiene que la estrategia de ir de cumbre en cumbre era un "modelo insostenible", sobre todo despu¨¦s de la muerte de Giuliani y la violencia de la polic¨ªa en Gotemburgo (Suecia) en una reuni¨®n de l¨ªderes europeos en 2001. "No parec¨ªa que esta fuera la forma de avanzar en el futuro", explica. "Nos pas¨¢bamos meses negociando con la polic¨ªa y luego incumpl¨ªan las promesas. Decidimos que no quer¨ªamos darles la oportunidad de presentar las manifestaciones como demostraciones de violencia".
Los cr¨ªticos, sin embargo, argumentan que el movimiento estaba falto de coherencia desde el principio y que en su interior conviv¨ªan facciones que, en alg¨²n caso, llegaban a defender posturas opuestas. "Una floja confederaci¨®n de muchas visiones e ideolog¨ªas pol¨ªticas, muchas, demasiado alejadas como para permitir una postura com¨²n". As¨ª caracteriza al movimiento Fredrik Erixon, director del Centro Europeo de Pol¨ªtica Econ¨®mica Internacional, con sede en Bruselas. "Sus l¨ªderes eran, en esencia, no s¨®lo antiglobalizaci¨®n, sino anti-capitalistas, con una agenda muy radical. No se entend¨ªan con los grupos ecologistas o los centrados en la pobreza", explica Erixon, quien cree que el desenga?o inicial con ciertas posturas ejemplifica los problemas posteriores del movimiento. "Un hombre como Jos¨¦ Bov¨¦, primera cabeza visible, anim¨® al principio a los grupos antipobreza a unirse al vag¨®n antiglobalizaci¨®n. Pero ¨¦stos se dieron cuenta pronto de que lo que dec¨ªa Bov¨¦, en realidad, contradec¨ªa los intereses de los pa¨ªses pobres". Bov¨¦, un sindicalista agr¨ªcola franc¨¦s que destac¨® por sus posiciones antiliberales, gan¨® notoriedad por atacar un McDonald's y hoy ocupa una silla en el Parlamento Europeo.
En el seno del movimiento, explica Iolanda Fresnillo, del Observatorio de la Deuda en la Globalizaci¨®n, se extendi¨® la sensaci¨®n de que "otros marcaban la agenda" y de que las organizaciones deb¨ªan tratar de imponer la suya propia y no s¨®lo reaccionar a citas fijadas por el Banco Mundial, el FMI o la UE. Pero el principal motivo del debilitamiento de la protesta callejera se cuajaba desde Seattle. "Pese a lograr que se cancelara alguna que otra cita, no se ve¨ªan decisiones a largo plazo. La gente se dio cuenta de su poca capacidad de influencia. La voluntad disminuy¨®", dice Eric Toussaint, miembro del comit¨¦ internacional del Foro Social Mundial.
Los acontecimientos en los albores de la guerra de Irak fueron el paradigma de esta decepci¨®n, seg¨²n Toussaint. "Nunca hab¨ªamos conseguido sacar tanta gente a la calle", recuerda. Millones de personas se rebelaron contra la administraci¨®n de Bush y sus aliados el 15 de febrero de 2003 en decenas de capitales europeas. "Y EE UU invadi¨® Irak tan s¨®lo un mes despu¨¦s". A partir de entonces, el silencio. A pesar de las grandes movilizaciones, no se vieron respuestas. "La gente acud¨ªa con la expectativa de cambiar el curso de la reuni¨®n. En Seattle lo conseguimos porque ellos no lograron tomar decisiones, por las contradicciones y la presi¨®n de los antiglobalizaci¨®n. Pero luego, la gente se dio cuenta de que no lograba incidir sobre estas cumbres", concluye.
Josep Maria Antentas, activista y coautor del libro Resistencias Globales junto a Esther Vivas, opina que el movimiento vive ahora "una etapa de fragmentaci¨®n". Aumentan las luchas locales y la rebeli¨®n se especializa. La misma Vivas decidi¨® presentarse a las elecciones europeas a la cabeza de Izquierda Anticapitalista. Ella lo justifica as¨ª: "La resistencia en el terreno social no basta; es fundamental, pero no podemos quedarnos s¨®lo ah¨ª. Hay que luchar en todos los terrenos y no dejar el terreno pol¨ªtico y electoral en manos de los partidos que hoy monopolizan este ¨¢mbito".
El Foro Social Mundial, que naci¨® en 2001 con apenas 12.000 participantes, cuenta hoy con 140.000 delegados. Salvatore Cannavo, miembro del Foro Social de G¨¦nova, es cr¨ªtico con el proceso de Porto Alegre. "Est¨¢ muy vinculado a grandes organizaciones. El Foro no ha sido capaz de absorber las protestas masivas de los estudiantes europeos por los planes de la reforma educativa de Bolonia en Espa?a, Italia, Francia o Alemania". Diez a?os despu¨¦s la pregunta es evidente: ?Cu¨¢les han sido los logros reales del movimiento antiglobalizaci¨®n? Aunque los m¨¢s optimistas consideran que sus presiones han conseguido frenar la ferocidad del sistema capitalista, Cannavo es tajante: "Poco o nada, la verdad". "Es cierto que muchos pa¨ªses recogen ahora algunas de nuestras reivindicaciones, pero son anuncios, intenciones, y pocos hechos", explica Toussaint.
"No han tenido ninguna influencia en la agenda pol¨ªtica", abunda Erixon. "La crisis ha sido tan profunda y peligrosa que no ha dejado espacio para baratos puntos de vista ideol¨®gicos. Si quieres que te escuchen tienes que tener algo serio que decir", argumenta. Cree que ni siquiera el debate sobre la tasa Tobin o los bonus de los banqueros es m¨¦rito de los antiglobalizaci¨®n, sino la consecuencia de una crisis que a punto estuvo de llevarse por delante el sistema financiero. "El tema de los sistemas de primas est¨¢ relacionado con el riesgo que suponen para la estabilidad financiera, y no con la mera explotaci¨®n de personas inocentes, que era el argumento de los grupos antiglobalizaci¨®n hace 10 a?os".
Aun as¨ª, con el reciente protagonismo del G-20, muchos piensan que sus nuevos integrantes, pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo como India, China o Brasil, que hab¨ªan hecho suyas algunas de las reivindicaciones -como la necesidad de abrir los ¨®rganos de decisi¨®n de los organismos internacionales a nuevos pa¨ªses-, tienen ahora poder para poner en pr¨¢ctica recetas m¨¢s sociales e igualitarias. "Eso es cierto en el caso de Brasil, pero no se da con China o India. El Gobierno brasile?o integr¨® parte de las demandas, pero a su presidente le interesa todav¨ªa m¨¢s buscar el reconocimiento de Washington", opina Toussaint.
Josep Maria Antentas ve a Am¨¦rica Latina como el gran vivero del altermundismo. Una influencia evidente, aunque controvertida, es la llamada revoluci¨®n bolivariana, con Hugo Ch¨¢vez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador. La nacionalizaci¨®n de recursos naturales, el discurso antiimperialista, el desprecio al libre comercio o el rechazo de la presencia militar de EE UU en el continente reflejan algunos principios del primer gran hito de esta revuelta: el levantamiento zapatista en M¨¦xico contra el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (NAFTA, en siglas en ingl¨¦s), que entr¨® en vigor en enero de 1994.
A principios del siglo XXI, el clima se perfila como el punto de encuentro de todas las organizaciones que apuestan por un modelo econ¨®mico alternativo. "Es el eje que va a aglutinar las redes en el futuro", analiza Paul Nicholson, dirigente de V¨ªa Campesina. En el cambio clim¨¢tico confluyen muchas cuestiones. Una de ellas, el desequilibrio en la relaci¨®n entre los pa¨ªses pobres y ricos, est¨¢ en el centro del movimiento antiglobalizaci¨®n desde sus inicios. Si primero ped¨ªan la abolici¨®n de la deuda de los pa¨ªses m¨¢s pobres, ahora exigen que no sean ¨¦stos los m¨¢s perjudicados por el cambio clim¨¢tico, ya que son los que menos han contribuido al mismo. Seg¨²n Nicholson, el clima ayudar¨¢ a articular nuevas redes sociales en el futuro pr¨®ximo.
La crisis econ¨®mica, al contrario de lo que se pod¨ªa esperar, no ha azuzado la rebeld¨ªa social. Hasta ahora, los Gobiernos han hecho esfuerzos para mitigar las consecuencias de la crisis con sus paquetes econ¨®micos para estimular la econom¨ªa y aliviar la situaci¨®n de los desprotegidos, como en Espa?a, donde se han ampliado las ayudas al desempleo.
Pero esto tiene un fin. La imperante necesidad de recortar d¨¦ficit llevar¨¢ a los Gobiernos a cebarse con las clases populares. "La ofensiva contra estos sectores va a reforzarse", explica Toussaint. ?Ser¨¢ entonces cuando las masas salgan a la calle en contra de los banqueros, organismos internacionales o Gobiernos liberales con la misma fuerza que irrumpi¨® en Seattle o G¨¦nova? Habr¨¢ que esperar para verlo. De todas formas, seg¨²n Susan George, a¨²n es pronto para juzgar. "La historia del movimiento apenas tiene una d¨¦cada. Y 10 a?os, en t¨¦rminos hist¨®ricos, no son nada".
![Activistas detenidos durante la Conferencia de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, en Seattle (1999)](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3U6LRSCTS4UNGMY3XGFP5TKPFM.jpg?auth=2ac80b903a6b5a8540d056b87647fb7d5f944653df6f49e068c4bfc7a21c9711&width=414)
Cronolog¨ªa del movimiento
- Enero de 1994. Entra en vigor el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte). Levantamiento Zapatista.
- Noviembre de 1999. Ronda del Milenio de la OMC en Seattle. Fracasa por el boicoteo del movimiento antiglobalizaci¨®n y por la negativa de los pa¨ªses del Sur.
- Enero de 2001. Primer Foro Social Mundial en Porto Alegre (Brasil). 12.000 asistentes.
- Junio de 2001. El Banco Mundial suspende la reuni¨®n de Barcelona. Unos 300.000 manifestantes mantienen la protesta y salen a la calle.
- Julio de 2001. Cumbre del G-8 en G¨¦nova. Fuerte represi¨®n policial. Muere el manifestante Carlo Giuliani.
- 11 de septiembre 2001. Atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York.
- Noviembre de 2002. Primer Foro Social Europeo en Florencia. 60.000 delegados.
- Febrero de 2003. Masiva manifestaci¨®n mundial contra la Guerra de Irak.
- Marzo de 2003. EE UU invade Irak.
- Enero de 2004. El Foro Social Mundial deja Porto Alegre por primera vez y tiene lugar en Bombay.
- Septiembre de 2008. Wall Street se hunde.
- Abril de 2009. Cumbre del G-20 en Londres. Este nuevo grupo cobra el mismo protagonismo que el G-8.
- Diciembre de 2009. Cumbre del Cambio Clim¨¢tico en Copenhague (Dinamarca). M¨¢s de 5.000 manifestantes.
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