Trastorno l¨ªmite de personalidad

Gracias a Rosa Montero por su corto, estremecedor y claro art¨ªculo de 5-1-2010, titulado Una m¨¢s, dedicado a la madre de un joven con la dolencia "trastorno l¨ªmite de la personalidad", en el que transmite la desolaci¨®n ante el problema en s¨ª mismo y la desolaci¨®n en que se ve ante la nula respuesta que desde la administraci¨®n sanitaria se les ofrece, no hay centros, ?no hay tratamientos espec¨ªficos?

Como familiar de uno de estos enfermos, deseo desde estas p¨¢ginas alertar del grav¨ªsimo problema que supone esta dolencia cada vez m¨¢s frecuente entre los j¨®venes, y a la cual no se le pone freno desde las instituciones psiqui¨¢tricas. ?stas procuran tratamientos, ingresos cortos, cierta terapia, pero acabados esos peque?os periodos y reintegrados a sus familias, los enfermos vuelven de inmediato a la situaci¨®n anterior, muy bien denominada por la articulista, como la de una c¨¢rcel en la que encierran a todos los miembros de la familia, una c¨¢rcel infernal, opresiva, amenazadora, constante, diaria, angustiosa, dominada por el miedo y sin visos de salida alguna. Argumentan los psiquiatras que no pueden hacer nada sin contar con la colaboraci¨®n de los enfermos, pero ¨¦stos evidentemente no est¨¢n dispuestos a prestarla cuando se encuentran fuera del ¨¢mbito de seguimiento de un hospital o de una unidad de psiquiatr¨ªa.

?No puede la administraci¨®n sanitaria ofrecer una ayuda espec¨ªfica a esta dolencia insufrible desde centros, grupos, o instituciones creados para ello?

Ninguna enfermedad del tipo que fuere, incluso terminal, situaci¨®n penosa, dolencia f¨ªsica o ps¨ªquica conozco que pueda compararse con la vida de un enfermo con trastorno l¨ªmite de personalidad, ni con la de la familia que lo rodea. Ninguna similar, digo.