'Efecto Le Pen' en Vic
El temor a candidaturas xen¨®fobas no justifica, sino agrava, la discriminaci¨®n de los 'sin papeles'
Los da?os colaterales de la recesi¨®n econ¨®mica, como la competencia entre los m¨¢s menesterosos por unas prestaciones p¨²blicas siempre insuficientes, pueden agudizarse en las localidades con m¨¢s poblaci¨®n inmigrante, sector social doblemente golpeado por la destrucci¨®n de empleo precario y la carencia de las redes familiares de las que s¨ª gozan muchos de los nacionales. Desde hace a?os, el reto de preservar la convivencia entre la poblaci¨®n aut¨®ctona y la for¨¢nea se somete a prueba casi a diario en la ciudad de Vic (Barcelona), con un 24% de habitantes extranjeros de casi 90 nacionalidades distintas. Un verdadero polvor¨ªn ¨¦tnico que, con la espoleta de la crisis, lo ¨²ltimo que necesita es que sus gobernantes enciendan la mecha del estallido social. Justo lo que ha hecho el Ayuntamiento de Vic al anunciar, primero sin tapujos y luego mediante subterfugios de falsa apariencia jur¨ªdica, que negar¨¢ el empadronamiento a los inmigrantes que no tengan sus papeles en regla.
A falta de permisos de trabajo o residencia, el padr¨®n es el ¨²nico registro que garantiza a todos los habitantes de un municipio, extranjeros incluidos, el acceso a servicios p¨²blicos tan b¨¢sicos como la educaci¨®n, la sanidad o la atenci¨®n social. Impedir el empadronamiento de un inmigrante sin papeles, o ponerle trabas disuasorias como la amenaza de delatarle ante la polic¨ªa, equivale, por tanto, a negarle unos derechos fundamentales s¨®lidamente amparados por el Tribunal Constitucional. La iniciativa de este Consistorio catal¨¢n, como ha denunciado con firmeza el Gobierno, simplemente no cabe en la legislaci¨®n en vigor. Otra cosa es que, en caso de sufrir este atropello, alg¨²n extranjero se atreva a denunciar al Ayuntamiento ante la justicia. Si el objetivo de los gobernantes locales era transmitir a los inmigrantes que no son bien recibidos en Vic, el da?o ya est¨¢ hecho.
Pero todo indica que al equipo de gobierno, con un alcalde de CiU coaligado con el PSC y ERC, le interesa m¨¢s conquistar el voto racista que controlar los flujos migratorios. No en vano esta poblaci¨®n es el cuartel general del ultraderechista Josep Anglada, concejal de Vic y l¨ªder del partido abiertamente xen¨®fobo Plataforma per Catalunya, que en las ¨²ltimas elecciones obtuvo 17 ediles en toda Catalu?a. Como le sucedi¨® a una parte de la derecha francesa tras el ascenso del ultra Jean-Marie Le Pen, los partidos que gobiernan en Vic pretenden frenar el auge de las listas xen¨®fobas al precio de abrazar sus postulados. Lo que, lejos de justificarla, agrava su conducta. Y, aunque cr¨ªticas con esta medida, las c¨²pulas de estos partidos tampoco han forzado su retirada, acaso para no irritar al electorado receptivo a tales mensajes.
El fil¨®sofo vigitano Jaume Balmes defini¨® la raz¨®n como "un monarca condenado a luchar de continuo con las pasiones sublevadas". Si quien debe dome?ar las pasiones se empe?a en azuzarlas, la convivencia estar¨¢ en un serio peligro.
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