El Papa defiende a P¨ªo XII en su primera visita a la sinagoga de Roma
La comunidad jud¨ªa exige de nuevo la apertura de los archivos vaticanos
La comunidad jud¨ªa italiana acogi¨® ayer al papa Benedicto XVI con aplausos en su primera e hist¨®rica visita a la sinagoga de Roma, casi 24 a?os despu¨¦s de la que realiz¨® Juan Pablo II en 1986. El encuentro reflej¨® que la voluntad de paz, concordia y di¨¢logo por ambas partes ha sustituido a dos mil a?os de humillaciones cat¨®licas contra el Pueblo de la Alianza. Pero tambi¨¦n mostr¨® que quedan importantes diferencias, y heridas abiertas.
El acto, abierto con un minuto de silencio por las v¨ªctimas del terremoto de Hait¨ª, fue intenso y conmovedor, sobre todo por la presencia en el auditorio de un grupo de supervivientes de la Shoah. Cuando el presidente de la comunidad jud¨ªa de Roma, Riccardo Pacifici, les cit¨® en su discurso, Benedicto XVI se puso en pie y les ovacion¨® desde el altar.
Los hebreos dicen que "todav¨ªa duele" el silencio de Pacelli sobre el Holocausto
En una jornada de gestos, quiz¨¢ el m¨¢s importante sucedi¨® al inicio de la visita, cuando el Papa se convert¨ªa en el primer pont¨ªfice que colocaba una corona de flores en la l¨¢pida que honra la memoria de los 1.021 deportados romanos a Auschwitz el 16 de octubre de 1943, de los cuales s¨®lo volvieron vivos 17.
Ante un templo mayor engalanado, las palabras del Papa alem¨¢n fueron interrumpidas varias veces con aplausos. La primera fue cuando conden¨® el Holocausto y record¨® que en los ¨²ltimos a?os la Iglesia hab¨ªa pedido perd¨®n a los jud¨ªos por las "plagas del antisemitismo", afirmando: "Ojal¨¢ que esas plagas se curen para siempre".
Luego, glosando lo dicho durante su visita a Auschwitz en 2006, Ratzinger calific¨® la Shoah como la "horrenda cumbre de un camino de odio", y la achac¨® a "una ideolog¨ªa que idolatraba al hombre y la raza para tratar de aniquilar a Dios".
Hablando en tono mesurado, con su frialdad habitual, Ratzinger traslad¨® su estima y afecto a la comunidad "hermana". Pero lo que dijo sobre el asunto m¨¢s pol¨¦mico en curso, la beatificaci¨®n de P¨ªo XII, no parece haber satisfecho a los jud¨ªos. Ratzinger evit¨® a toda costa corregir su visi¨®n apolog¨¦tica del Papa, al que hace dos semanas nombr¨® venerable. Al citar la deportaci¨®n de miles de romanos desde el cercano gueto romano hasta Auschwitz, record¨® que "algunos fueron indiferentes", pero que hubo otros "valientes cat¨®licos" que contribuyeron a dar refugio a los perseguidos. Y concluy¨®: "La sede apost¨®lica tambi¨¦n dio su ayuda, a menudo de forma escondida y discreta".
Riccardo Pacifici, presidente de la comunidad hebrea de Roma, admiti¨® que muchos religiosos "se jugaron la vida" ayudando a los jud¨ªos "sin pedir nada a cambio", pero subray¨® que el silencio del papa Eugenio Pacelli "todav¨ªa duele". "Fue un error. Quiz¨¢ no habr¨ªa salvado a mucha gente de los trenes de la muerte, pero habr¨ªa dado una se?al fuerte de esperanza a miles de personas", dijo Pacifici. El l¨ªder hebreo record¨® al Papa que debe abrir los archivos del Vaticano a los historiadores para que se pueda llegar a un juicio hist¨®rico compartido.
El rabino jefe de Roma, Riccardo di Segni, esboz¨® la milenaria historia de opresi¨®n por parte de los Estados pontificios contra la comunidad jud¨ªa m¨¢s antigua de Occidente y elogi¨® al papa Juan XXIII y al Concilio Vaticano II, que en 1965 abri¨® el camino de la reconciliaci¨®n. "Si se pone en duda el Concilio, no habr¨¢ posibilidad de di¨¢logo", manifest¨® el rabino. "Es un punto de referencia que abri¨® una nueva etapa de di¨¢logo y dio un impulso irrevocable a la amistad con la comunidad jud¨ªa", respondi¨® Ratzinger.
Segni defendi¨® la visita del obispo de Roma, que hab¨ªa sido criticada por algunos sectores jud¨ªos. A su juicio, el hist¨®rico encuentro con Wojtila logr¨® que el Vaticano reconociera por fin el Estado de Israel poco despu¨¦s. Sobre ese tema, el Papa pas¨® de puntillas y se limit¨® a pedir la paz para Tierra Santa.
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