"Asusto a todo el mundo"
Davydenko, que se ha impuesto dos veces a Nadal y Federer desde noviembre, arrolla al alem¨¢n Kindlmann en su debut - El suizo gana con trabajo a Andreev
"Miedo. Mala palabra. No me gusta. Preg¨²ntele a un boxeador si tiene miedo de su contrario. No creo que le vaya a decir que s¨ª". Roger Federer habla tras una jornada de sol abrasador y rival ardiente: Igor Andreev, derecha de cemento, le forz¨® hasta las cuatro mangas (4-6, 6-2, 7-6 (2) y 6-0). Luego, le preguntaron por el miedo. Miedo a un hombre peque?o, calvo y consumido con el que podr¨ªa jugar en cuartos. Miedo al maestro de maestros. Miedo a Nikolay Davydenko, que ayer arras¨® (6-1, 6-0 y 6-3) al alem¨¢n Dieter Kindlmann en la primera ronda del Abierto de Australia, sonri¨® y desat¨® su lengua: "Asusto a todo el mundo. Siento que puedo ganarles a todos. Disfruto de que me tengan miedo. S¨¦ que todos est¨¢n asustados de m¨ª". Davydenko, que ha derrotado dos veces a Federer y otras tantas a Rafael Nadal desde noviembre, habla un ingl¨¦s horrible. No puede esconder sus pensamientos con diplomacias. Cuando habla el ruso, sube el pan.
El ruso, de s¨®lo 1,78 metros, lucha contra los rivales y la fatiga de los cinco sets
Hace dos semanas, Rod Laver, grande entre los grandes, se miraba en un espejo, repasaba la figura del que hab¨ªa sido el cohete, sus 172 cent¨ªmetros de estatura, sus livianos huesos, y conclu¨ªa con melancol¨ªa: "Los peque?os ya no tienen posibilidades". Davydenko (178 cent¨ªmetros y 70 kilos) est¨¢ decidido a llevarle la contraria. Contra el n¨²mero seis del mundo y su fam¨¦lica figura, sin embargo, se confabulan las leyes de la preparaci¨®n f¨ªsica y un torneo como el australiano, que una jornada obliga a jugar de d¨ªa y a 40 grados y a la otra enfrenta al tenista con el viento y el hielo de la noche. Ning¨²n grande es tan extremo como el de la ciudad de las cuatro estaciones. Y eso lo sabe Davydenko, que nunca avanz¨® m¨¢s all¨¢ de los cuartos en Melbourne.
?Piensa que ahora est¨¢ listo para ganar t¨ªtulos del Grand Slam?, preguntaron a Davydenko despu¨¦s de que ganase a Federer, Nadal, Del Potro y Soderling en la Copa de Maestros, en Londres. "Si se jugaran a tres sets...", contest¨®; "si fueran a tres sets [en vez de a cinco], disfrutar¨ªa y quiz¨¢ los ganar¨ªa todos. En Australia no vale con correr dos horas. Necesitas correr al menos cuatro".
En aquella fant¨¢stica semana, una frase cautiv¨® a Davydenko. Juega con patines, escribieron los cronistas, tan r¨¢pidos eran sus desplazamientos. "Parece salido de una PlayStation", le alab¨® Del Potro. A eso se agarra Davydenko. "Quiero mantener ese nivel", dijo ayer; "el de la PlayStation. Del Potro me dijo que era el de la versi¨®n tres. Ahora quiero llegar al nivel de la cuatro", avis¨®.
R¨¢pido como el viento, Davydenko huye de la fama -"no soy Paris Hilton; no quiero ser como Nadal o Federer, a los que nunca veo en el desayuno, que se tienen que quedar en la habitaci¨®n; prefiero bajar las escaleras, desayunar, poder salir a cenar, no ser tan famoso..."-, pero ya est¨¢ marcado. Federer, el mejor, tom¨® nota de su frase. "Le respeto como a los otros 100 jugadores del cuadro", dijo el n¨²mero uno. Davydenko invoc¨® al miedo. Federer se defini¨® un d¨ªa en Melbourne como un monstruo devorador de t¨ªtulos y triunfos. Es verano: sube la temperatura en la pista y se calientan los ¨¢nimos.
Primera ronda: Hombres: N. Djokovic (Ser.)-D. Gimeno: 7-5, 6-3 y 6-2. F. Verdasco-C. Ball (Aus.): 6-7(4), 7-6(1), 7-5 y 6-2. N. Almagro-X. Malisse (B¨¦l.): 7-6 (12), 6-4, 2-6, 4-6 y 8-6. I. Dodig (Cro.)-J. C. Ferrero: 2-6, 1-6, 6-4, 6-1 y 6-1. I Marchenko (Ucr.)-C. Moy¨¤: 7-6(2), 7-5 y 6-3. Mujeres: C. Su¨¢rez-A. Morita (Jap.): 7-5 y 6-4. K. Sprem (Cro.)-A. Medina: 6-3 y 6-2.
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