Precisi¨®n

Tras la publicaci¨®n en EL PA?S, el pasado 17 de diciembre, de un art¨ªculo m¨ªo titulado 11-M: la conexi¨®n Al Qaeda, as¨ª como de otro sobre el mismo tema aparecido este mes de enero en The National Interest, he recibido numerosos y generalmente muy amables mensajes, algunos de ellos de familiares de v¨ªctimas de los atentados de Madrid, a cuyas comunicaciones concedo un muy especial valor, en los que me preguntan por qu¨¦ no hice p¨²blicas antes las revelaciones contenidas en aquellos escritos. Para evitar equ¨ªvocos en este sentido, debo hacer algunas precisiones al respecto.

Hasta diciembre de 2008, en el Reino Unido, no tuve el primer indicio de que alguien con las caracter¨ªsticas de Amer el Azizi podr¨ªa estar muy estrechamente relacionado con Hamza Rabia, el m¨¢ximo responsable, dentro de Al Qaeda, de la planificaci¨®n y ejecuci¨®n de atentados en Europa cuando ocurrieron los del 11 de marzo de 2004. A partir de entonces, rastre¨¦ esa pista, como saben quienes me escucharon hablar de ello con motivo de alguna conferencia p¨²blica el pasado a?o, no s¨®lo en el ese pa¨ªs sino tambi¨¦n por los Pa¨ªses Bajos, Alemania, Dubai, Pakist¨¢n y Estados Unidos. Pero no fue sino hasta los ¨²ltimos meses de 2009 cuando pude confirmar, de las m¨¢s acreditadas fuentes de la inteligencia estadounidense presentes en el sur de Asia cuando ocurrieron los hechos, lo que narro en mi art¨ªculo.

He de a?adir que, cuando abandon¨¦ voluntariamente mi cargo como asesor para asuntos de pol¨ªtica antiterrorista del ministro del Interior, en mayo de 2006, la relevante informaci¨®n a que aludo no habr¨ªa sido trasladada a¨²n, ni formal ni informalmente, siempre seg¨²n mis interlocutores norteamericanos, a las autoridades espa?olas.