El Holocausto y la conciencia europea
A punto de cumplirse los sesenta y cinco a?os desde que el campo de Auschwitz fuera liberado de la infamia, a¨²n quedan reflejos de la barbarie en la conciencia europea. Desde entonces el mundo ha sido otro. La reflexi¨®n de Primo Levi, el jud¨ªo italiano que sobrevivi¨® a la aniquilaci¨®n, de que "nos hemos dado cuenta de que nuestro lenguaje no cuenta con suficientes palabras para expresar la ofensa que hemos recibido, la destrucci¨®n del hombre" contin¨²an resonando en la conciencia europea.
Y aunque a otra jud¨ªa, en este caso la alemana Hannah Arendt, le hubiese gustado gritar que nada de todo lo que ocurri¨® fue real, las consecuencias est¨¢n ah¨ª: seis millones de personas asesinadas y un r¨¦gimen deshumanizado que fue creciendo sin l¨ªmites en una de las p¨¢ginas m¨¢s oscuras de la historia reciente.
Hubo detr¨¢s de todo ello una ideolog¨ªa. Unos deshumanizados dirigentes fascinados por el nauseabundo olor a verdad incontrovertible que manejaba a su antojo Hitler, a quien siguieron a pies juntillas miles de personas. El pueblo alem¨¢n no fue ajeno a ello, como han reconocido dirigentes pol¨ªticos de distinto color pol¨ªtico como Schr?der o la actual canciller Angela Merkel. Pero ese mismo pueblo palideci¨® ante la culpa asumida y pidi¨® perd¨®n a las v¨ªctimas.
Algunos, como el escritor Stefan Zweig, en su imponente obra El mundo de ayer. Memorias de un europeo, recoge la experiencia perpleja de c¨®mo se fue alimentando el monstruo y, aunque perdi¨® toda esperanza, nos leg¨® la historia de terror.
Las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, y muy especialmente el Holocausto del pueblo jud¨ªo y de muchas otras personas cambiaron el curso de la historia del mundo. Sobre aquel inmenso dolor, se crearon las Naciones Unidas en 1945, a?o del final de la guerra, y tres a?os despu¨¦s se promulg¨® la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
Ese sigue siendo nuestro escenario y nuestra esperanza. Pero no podemos olvidar que despu¨¦s de aquellos hechos, se han cometido otros genocidios. E inn¨²meros incumplimientos de los derechos humanos. Cr¨ªmenes tan masivos como el exterminio de tres millones de camboyanos por parte del r¨¦gimen comunista y descerebrado de Pol Pot, el genocidio que tuvo lugar en 1994 en Ruanda y Burundi o la guerra ¨¦tnica de los Balcanes, prueban que el peligro que llev¨® a seis millones de seres humanos al Holocausto, sigue vivo entre nosotros.
Los seis millones de personas que murieron en los hornos crematorios nazis, antes de llegar a esa horrible situaci¨®n fueron objeto de un paulatino proceso irresponsable y siniestro de desprecio, de olvido, de persecuci¨®n luego. Hasta llegar al exterminio. Eso sucedi¨® porque quienes eran iguales, quienes eran igual que "nosotros", se convirtieron en "los otros". Hoy las condiciones son muy otras. Los condicionantes tambi¨¦n, pero la historia nos ha aleccionado para la prevenci¨®n. Una prevenci¨®n que en la Comunidad Valenciana ha tenido su reflejo en el Plan Valenciano para la Prevenci¨®n de la Discriminaci¨®n Inter¨¦tnica, el Racismo y la Xenofobia.
Todos podemos y debemos actuar. Un modo bien sencillo es en nuestro comportamiento hacia el "otro". Nada ni nadie puede revolver en la conciencia o en la ideolog¨ªa para recuperar el sentido de "otredad" que la historia reciente nos ha demostrado terrible.
Aunque no han desaparecido los genocidios, Europa y el mundo tienen que aprender tambi¨¦n de la regeneraci¨®n social y pol¨ªtica de los pueblos para no volver a repetir los mismos errores.
Rafael Blasco Castany es consejero de Solidaridad y Ciudadan¨ªa y portavoz del Grupo Popular en las Cortes Valencianas.
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