Una hermosa enemistad
"Ferguson no me interesa y no me importa. Nunca m¨¢s responder¨¦ a una de sus provocaciones."
Ars¨¨ne Wenger, entrenador del Arsenal, hace cinco a?os
Partidazo hoy en Inglaterra. La verdad es que, pese a la desproporcionada concentraci¨®n de talento mundial en el Barcelona y el Madrid, hay m¨¢s partidazos en la Liga inglesa que en la espa?ola. El de esta tarde es el Arsenal-Manchester United. Pero cualquiera en el que figuren estos dos, el Chelsea, el Liverpool o, desde hace poco, el Manchester City posee un punto ¨¦pico, genera una excitaci¨®n global que en Espa?a s¨®lo se alcanza realmente cuando se enfrentan los dos grandes.
En el caso del Arsenal-Manchester existe un plus ausente incluso en un Bar?a-Madrid: la rivalidad entre sus dos veteranos entrenadores, Ars¨¨ne Wenger y Alex Ferguson. Los dos suman 38 a?os al frente de sus equipos y 14 peleados a muerte por la supremac¨ªa en el f¨²tbol ingl¨¦s. Uno sospecha que un buen d¨ªa, cuando est¨¦n retirados y sean muy mayores, se juntar¨¢n a tomarse una botella de vino y recordar¨¢n los viejos tiempos con carcajadas y nostalgia.
Wenger y Ferguson son tipos acalorados que no s¨®lo no se cortan, sino que siempre andan pic¨¢ndose
Si tuviesen personalidades m¨¢s fr¨ªas y calculadoras, como Pep Guardiola o Manuel Pellegrini, ser¨ªa otra cosa. Pero el franc¨¦s y el escoc¨¦s son tipos acalorados que no s¨®lo no saben cortarse, sino que nunca pierden la oportunidad de picarse mutuamente. Despu¨¦s de cada partido entre sus equipos, uno de los dos (el perdedor, claro) siempre reclama alguna terrible injusticia. Los ¨¢rbitros son el blanco habitual, por supuesto, pero siempre hay adem¨¢s alguna entrada salvaje y malintencionada por parte de un jugador rival, una ca¨ªda fingida en el ¨¢rea, una actitud cobardemente defensiva en el planteamiento del otro entrenador y tal. Y, entonces, en v¨ªsperas del siguiente encuentro, las recriminaciones del anterior salen una vez m¨¢s a la superficie, incapaces tanto Wenger como Ferguson de desaprovechar la ocasi¨®n de hundirse en el deleite tan especial, esa dulce sensaci¨®n de honor ofendido, que ofrece la indignaci¨®n.
El viernes, Ferguson eligi¨® recordar los insultos de Wenger tras la victoria del Manchester en casa por 2-1 en agosto; Wenger record¨® los penaltis que Rooney la gran figura del Manchester, se ha inventado, enga?ando al ¨¢rbitro, a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os. Esta vez, Wenger fue el m¨¢s medido de los dos, limit¨¢ndose a decir que Rooney "no es un ¨¢ngel". Ferguson, en cambio, entr¨® a trapo a Wenger, molesto todav¨ªa por una declaraci¨®n del franc¨¦s, despu¨¦s de la derrota en agosto, sobre Fletcher, centrocampista del Manchester. Fletcher, dijo, Wenger, es un jugador sucio, misteriosamente protegido por los ¨¢rbitros, que se dedica al "antif¨²tbol". "Creo que Ars¨¨ne no ha estado a la altura", declar¨® Ferguson; "todos saben que Fletcher no es un jugador sucio... Me decepciona. No creo que realmente se crea lo que dice."
O sea, adem¨¢s de un exagerado, el entrenador del Arsenal es un mentiroso. Ser¨¢ interesante ver qu¨¦ respuesta da Wenger a Ferguson cuando acabe el partido de hoy. De lo que podemos estar seguros es de que el pitido final no significar¨¢ el final del espect¨¢culo. Uno de los dos entrenadores, o quiz¨¢ ambos, ofrecer¨¢ bronca -buen teatro- despu¨¦s. Porque el resultado ser¨¢ esta vez especialmente significativo. Nos dar¨¢ la respuesta a dos preguntas importantes. Una, si el Arsenal, como ha estado sugiriendo en el ¨²ltimo mes, est¨¢ en condiciones de conquistar el t¨ªtulo ingl¨¦s por primera vez desde 2005. Otra, si el Manchester, campe¨®n las tres ¨²ltimas temporadas, est¨¢ en decadencia.
El Arsenal, con su capit¨¢n, Cesc, en estado de gracia, juega el f¨²tbol m¨¢s atractivo de la Premier League y marca m¨¢s goles que nadie. El Manchester da la impresi¨®n de que, sin Rooney, que lleva 19 goles, ser¨ªa poca cosa. Sobre el papel, el Arsenal deber¨ªa ganar. La duda reside en el esp¨ªritu de lucha que define a los equipos de Ferguson. Curiosamente, sin embargo, la combatividad del escoc¨¦s tiene sus l¨ªmites. El viernes pidi¨® a los fans del Manchester que abandonen la s¨®rdida, e inexplicable, costumbre de gritar en el campo que Wenger es un "ped¨®filo".
Quiz¨¢ sea verdad que, un lejano d¨ªa, los dos grandes enemigos del f¨²tbol ingl¨¦s acaben entablando una hermosa amistad.
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