"La UE necesita una pol¨ªtica de ayuda humanitaria com¨²n"
"Cuando recibimos la noticia de que hab¨ªa un terremoto en Hait¨ª cuyo epicentro estaba a quince kil¨®metros de Puerto Pr¨ªncipe y que ten¨ªa una intensidad de 7,2 los que conoc¨ªamos el pa¨ªs nos estremecimos". Soraya Rodr¨ªguez (Valladolid, 1963) fue de los primeros pol¨ªticos en llegar a Hait¨ª tras el se¨ªsmo del pasado 12 de enero. Ya hab¨ªa visitado el pa¨ªs en dos ocasiones. Como secretaria de Estado de Cooperaci¨®n acompa?¨® a la vicepresidenta del Gobierno, Cristina Fern¨¢ndez de la Vega, en su viaje al pa¨ªs y particip¨® en las cumbres internacionales -en Santo Domingo y en Montreal- sobre la emergencia. Defiende la actuaci¨®n de la comunidad internacional pero est¨¢ segura de que, en Hait¨ª, los donantes se juegan su credibilidad.
Pregunta. En Montreal se habl¨® de un plan de reconstrucci¨®n a largo plazo, cinco o 10 a?os. ?Qu¨¦ impresi¨®n ha tenido en la cumbre?
Respuesta.El resultado ha sido positivo. Se ha fijado para marzo la celebraci¨®n de una gran conferencia de reconstrucci¨®n y se ha elegido el lugar adecuado, la sede de Naciones Unidas. Nos da tiempo a tener una verdadera estimaci¨®n de los da?os en el pa¨ªs. El reto de la reconstrucci¨®n no es un reto para volver a la normalidad de miseria en la que Hait¨ª viv¨ªa. Si ahora, habiendo medios, habiendo voluntad pol¨ªtica no somos capaces de sacar a este pa¨ªs del c¨ªrculo terrible de pobreza en el que lleva muchos a?os, nos jugamos la legitimidad frente a nuestras opiniones p¨²blicas.
P. Usted recuerda que Hait¨ª ya estaba sumido en la miseria. Pero el pa¨ªs recibi¨® mucho dinero, sobre todo despu¨¦s de la crisis de 2004. ?Qu¨¦ ha fallado?
R. Se ha concentrado mucha ayuda demasiado dependiente de la comunidad internacional y para crear bases de desarrollo hay que crear fortalezas internas del pa¨ªs. No podemos cometer los errores del pasado. No podemos reconstruir las casas sin asentarla en una reconstrucci¨®n de infraestructuras s¨®lidas.
P. ?Cree que los donantes ser¨¢n capaces de meter de lado sus intereses nacionales?
R. En Canad¨¢ qued¨® claro que si tenemos que abordar con eficiencia la reconstrucci¨®n en Hait¨ª tenemos que hacerlo conjuntamente. Hay que crear un fondo con una arquitectura en la que est¨¦n integrados el Gobierno haitiano, Naciones Unidas, los principales donantes, y hacer una buena planificaci¨®n. El trabajo depende tambi¨¦n de la transparencia de los fondos. Mantener el nivel elevado de esfuerzo depende mucho del apoyo de nuestras opiniones p¨²blicas y la transparencia es necesaria para mantener apoyo y credibilidad.
P. ?No tendremos dentro de un a?o un informe sobre las promesas incumplidas?
R. Debemos poner en valor los elementos positivos. Nunca ha habido una respuesta tan r¨¢pida, tan solidaridad, tan generosa como con Hait¨ª. En dos semanas ya nos hemos reunido dos veces y nos hemos citado para la gran cumbre de Nueva York. Tambi¨¦n hay que subrayar el papel de Rep¨²blica Dominicana, cuyas relaciones con Hait¨ª no siempre han sido buenas y que ha tenido una respuesta formidable. Hay factores positivos en los que podemos sustentar la esperanza. Tenemos que ser muy ambiciosos en el objetivo pero tambi¨¦n muy humildes porque hemos fracasado.
P. Espa?a, como presidencia de turno de la UE, ha representado a la Uni¨®n en todas las cumbres. Pero la Alta representante, Catherine Ashton, ha sido criticada por no haber ido ni Hait¨ª ni a Montreal. ?No cree que se deber¨ªa haber estado m¨¢s presente?
R. Esta crisis nos ha demostrado que tenemos que tener una pol¨ªtica humanitaria com¨²n. Tenemos la obligaci¨®n con el nuevo Tratado de Lisboa de hacer que la pol¨ªtica humanitaria sea pol¨ªtica comunitaria. Tambi¨¦n creo, como recientemente ha dicho Bill Clinton, que ha sido una suerte para la UE que la presidencia de turno le tocara a un pa¨ªs que tiene una vinculaci¨®n tan fuerte con Hait¨ª. Espa?a es uno de los principales donantes y como presidencia de turno hemos hecho muy visible que la UE estaba all¨ª. Dicho esto, indudablemente estamos en un momento dif¨ªcil de entrada en vigor del Tratado de Lisboa, de puesta en marcha de una cohabitaci¨®n entre una presidencia permanente y una presidencia de turno. Sab¨ªamos que en los primeros meses se generar¨ªan algunos desajustes.
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