"Con algunas clientas he hecho milagros"
Cuando era joven, Juan Mari Emilas repasaba las costuras de las prendas de las se?oras que se sentaban en el banco de delante cuando acud¨ªa a misa. Su padre, Juan Emilas, y ¨¦l descos¨ªan y rehac¨ªan en la imaginaci¨®n los patrones de las mangas o la espalda de un abrigo resignado a convertirse, en plena liturgia dominical, en un ejercicio pr¨¢ctico para buscar el corte perfecto. Era llevar el oficio en vena, en los genes y, sobre todo, poseer la t¨¦cnica de Crist¨®bal Balenciaga. El padre era maestro de sastrer¨ªa en la casa de Madrid de Balenciaga y, el hijo, disc¨ªpulo del modisto de Getaria. Llega algo nervioso a la cita, camuflado bajo una gabardina y con ganas de probar la carta del Kukuarri, restaurante con sello Mart¨ªn Berasategui.
El disc¨ªpulo de Balenciaga defiende adaptar la ropa al cuerpo; no al rev¨¦s
Juan Mari Emilas (San Sebasti¨¢n, 1931), nieto de un modisto franc¨¦s afincado en San Sebasti¨¢n, cuenta, tras saborear un boquer¨®n en vinagre encapsulado en una cuchara de porcelana, que correteaba por el taller de la calle de Gran V¨ªa de Madrid entre maniqu¨ªes y rodillos de telas. De su padre aprendi¨® el oficio desde abajo a golpe de tijera y tiza, y la pasi¨®n por el trabajo bien hecho. De Balenciaga, la t¨¦cnica y la devoci¨®n por la alta costura. "No s¨¦ hacer otra cosa. Toda mi vida he cosido a mano adaptando las prendas al cuerpo y no al rev¨¦s como se hace ahora. He hecho aut¨¦nticos milagros con algunas clientas", reconoce Emilas, que empez¨® con 17 a?os y tuvo el privilegio de formarse en una de las casas de costura m¨¢s representativas de Balenciaga, en una ¨¦poca donde la alta burgues¨ªa y la aristocracia espa?ola encargaban en sus talleres su vestuario, de ma?ana, tarde y noche, en plena dictadura franquista. "Trabaj¨¢bamos much¨ªsimo, se confeccionaban vestidos como churros, y eso que eran car¨ªsimos. Era una barbaridad". Ungaro y Courr¨¨ges fueron algunos de los disc¨ªpulos de Balenciaga. Terminaron su formaci¨®n en Madrid "de la mano de mi padre. Los maestros de Par¨ªs no quer¨ªan ense?ar el oficio", cuenta.
Juan Mari Emilas se decanta por degustar el arroz con hongos y foie y la merluza rellena de txangurro. Entre plato y plato, saca las cartas que le mandaba Balenciaga cuando la relaci¨®n entre ambos fue m¨¢s estrecha, en los dos ¨²ltimos a?os de vida del modista, que muri¨® en 1972 a los 77 a?os. Entonces, Balenciaga viv¨ªa entre su caser¨ªo de San Sebasti¨¢n y Par¨ªs, y Emilas ten¨ªa su propio taller en la capital guipuzcoana. Se reencontraron en una tienda de telas despu¨¦s de muchos a?os y Balenciaga le propuso trabajar para ¨¦l. "?Has aprendido bien el oficio?', me pregunt¨®. 'S¨ª se?or, pero usted me da p¨¢nico', le contest¨¦". "Era una forma de hablar", puntualiza Emilas, "pero es que el jefe siempre soltaba y soltaba para rectificar. Nunca se quedaba satisfecho. Y eso, nos pon¨ªa muy nerviosos".
Llega el postre y Emilas pide torrijas caramelizadas. Como colof¨®n a una buena comida y mejor tertulia, revela que est¨¢ escribiendo Balenciaga. Mi jefe con la colaboraci¨®n de su hija, donde desentra?a la faceta menos conocida del "maestro" y sus relaciones laborales. Se mira los botones de la chaqueta y recuerda: "Un d¨ªa iba de paseo con ¨¦l y vi que le colgaba un bot¨®n. Se lo se?al¨¦ y me dijo: 'Si nosotros lo llevamos as¨ª, c¨®mo lo llevar¨¢n los dem¨¢s".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.