La perseverancia de los necios
Los vocales conservadores del CGPJ tratan de reelegir al presidente del TSJ que hizo posible el juicio al 'lehendakari'
"No se le puede pedir al sexo el trabajo del amor, y al amor el del sexo". Esa frase de la novelista estadounidense Mary McCarthy es perfectamente aplicable a los jueces y la pol¨ªtica, aunque algunos pretendan pervertir la divisi¨®n de poderes poniendo a los primeros a dirigir y controlar la segunda y, al mismo tiempo, manejar la segunda para colocar en puestos clave y dirigir y controlar a los primeros.
Vientos de cordura han pasado por el Supremo a prop¨®sito de los que pretend¨ªan sentar en el banquillo de los acusados al lehendakari y su predecesor por mantener conversaciones con el entorno de ETA para tratar de conseguir el final del terrorismo. O sea, hacer pol¨ªtica para intentar un objetivo no s¨®lo l¨ªcito sino uno de los m¨¢s prioritarios en cualquier sociedad civilizada. Algo que a determinados resentidos les debe parecer insoportable.
Porque si no, no se entiende que se interpongan querellas para criminalizar a Zapatero y medio Consejo de Ministros, as¨ª como a Juan Jos¨¦ Ibarretxe y Patxi L¨®pez, por hacer su trabajo. El Supremo ya dec¨ªa en 2006 que el control judicial sobre los otros poderes del Estado nunca podr¨ªa hacerse salt¨¢ndose el principio democr¨¢tico recogido en la Constituci¨®n, y que establece que es el Parlamento el que controla la acci¨®n del Gobierno. Por ello, calificaba de "fraude constitucional" el que alguien pretendiese corregir en los tribunales la direcci¨®n de la pol¨ªtica del Estado, encomendada al Ejecutivo.
Pero si lo de las querellas no es razonable, lo que es verdaderamente marciano es que todo un presidente del Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco, Fernando Ruiz Pi?eiro, y su colega, Antonio Garc¨ªa, portavoz de la asociaci¨®n de jueces conservadora, se pasen por el forro de los d¨ªdimos el sentido com¨²n, el C¨®digo Penal y la doctrina del Supremo para sentar en el banquillo a Ibarretxe y Patxi L¨®pez por algo que nunca puede ser delito. Si eso es hacer justicia, ?hay que ver lo que se parece a hacer pol¨ªtica!
El caso es que ahora la Sala Segunda (Juan Saavedra, Juli¨¢n S¨¢nchez Melgar, Jos¨¦ Manuel Maza, Alberto Jorge Barreiro y Andr¨¦s Mart¨ªnez Arrieta, ponente) ha ratificado que es al Gobierno al que compete la direcci¨®n de la pol¨ªtica del pa¨ªs y que "no pueden ser criminalizadas las posiciones de di¨¢logo para la b¨²squeda de la mejor opci¨®n que garantice la ordenada convivencia social". Mal asunto cuando hay que estar recordando lo evidente.
Pero, adem¨¢s, el Supremo da un severo revolc¨®n a Ruiz Pi?eiro y su colega Garc¨ªa porque debieron archivar la causa contra Ibarretxe y Patxi L¨®pez, al tratarse de los mismos hechos que el alto tribunal ya hab¨ªa dicho que no eran delito respecto de Zapatero. Y a?ade que, al ser un proceso "de trascendencia pol¨ªtica y medi¨¢tica", la actuaci¨®n de ambos ha causado un "grave deterioro en la funci¨®n jurisdiccional", o sea, que han dejado la imagen de la Justicia por los suelos.
Ahora, queridos lectores, imaginen que el presidente de su empresa aparece en todos los peri¨®dicos y telediarios y declara que ustedes han causado un grave da?o a la compa?¨ªa. ?No se morir¨ªan de verg¨¹enza y pensar¨ªan que su futuro profesional hab¨ªa pasado a ser... ninguno?
Pues no se tiene noticia de que Ruiz Pi?eiro se haya muerto de verg¨¹enza. Y respecto a su futuro profesional... ?A que no saben qu¨¦ magistrado ha obtenido la semana pasada 10 de los 21 votos posibles -el m¨¢s votado- del Consejo del Poder Judicial para la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco? S¨ª, han acertado. Los nueve vocales conservadores y el presidente, Carlos D¨ªvar, le otorgaron su confianza. ?No habr¨¢ un candidato mejor en toda la judicatura, o tal vez se trata de retribuirle servicios prestados?
Ya en el siglo I antes de Cristo, Cicer¨®n dec¨ªa en las Fil¨ªpicas que "errar es cosa propia de cualquier hombre, pero perseverar en el error s¨®lo es privativo de los necios".
Y no, Ruiz Pi?eiro todav¨ªa no ha podido ser reelegido porque se necesitan tres quintos de los votos, es decir, 13. Pero no se preocupen, todo llegar¨¢. S¨®lo habr¨¢ que esperar a que los vocales del sector progresista necesiten colocar a uno de los suyos en otro puesto y pacten el correspondiente "cambio de cromos".
?Cu¨¢ndo se dar¨¢n cuenta, como dec¨ªa la columnista americana Abigail van Buren, de que "la gente que combate contra el fuego con m¨¢s fuego, a menudo acaba qued¨¢ndose con las cenizas!".
Claro que la portavoz del Consejo, Gabriela Bravo, ha asegurado que el ¨®rgano que nombra a los jueces no atiende "mandatos pol¨ªticos de nadie" y que los nombramientos responden a la "alta val¨ªa jur¨ªdica de los profesionales" que optan al cargo. O vive en un mundo feliz o no se ha percatado -en el a?o y medio que lleva en funcionamiento este Consejo- de que las votaciones a los candidatos se producen por bloques siguiendo las recomendaciones de partidos pol¨ªticos o asociaciones judiciales, independientemente de sus m¨¦ritos. Alguien deber¨ªa tener la piedad de cont¨¢rselo.
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