Las demandas millonarias cercan a las empresas que usaron amianto
- Centenares de afectados exigen indemnizaciones por las secuelas del mineral - Ex trabajadores y vecinos de las f¨¢bricas litigan tambi¨¦n contra el Estado
Buena parte de los enfermos por amianto sabe mucho de leyes. Ninguno es abogado, pero sus enfermedades respiratorias les han obligado a pisar muchos juzgados. Las incapacidades laborales, las pensiones y las indemnizaciones se suelen solucionar a golpe de litigio. Ya hay m¨¢s de 30 sentencias de condena contra empresas en las que se usaba amianto en Catalu?a (aunque la inmensa mayor¨ªa se encuentran recurridas). Y en marcha, al menos 100 demandas m¨¢s. Los procesos abiertos contra la Administraci¨®n por pensiones son, seg¨²n algunos abogados, incontables.
Las pruebas m¨¦dicas que revelan que peque?as fibras de amianto est¨¢n instaladas en sus pulmones desde hace d¨¦cadas no son suficientes para conseguir indemnizaciones por los graves problemas de salud sufridos (tumores mortales, trastornos respiratorios, etc¨¦tera). Adem¨¢s, las administraciones se resisten a conceder la incapacidad a los enfermos por amianto, cuya fabricaci¨®n est¨¢ prohibida desde 2002. Por eso, los afectados acuden a abogados. En las denuncias m¨¢s costosas, las que van contra las empresas, los letrados son, en general, de cooperativas y sindicatos.
El Colectiu Ronda ha ganado nueve casos y tiene en marcha otros 90
El Colectiu Ronda lleva desde finales de la d¨¦cada de 1970 colaborando con los trabajadores de Uralita para llevar sus casos ante los tribunales. Ahora mismo tienen m¨¢s de 70 procesos abiertos, 20 juicios pendientes de sentencia y 9 sentencias favorables. La mayor¨ªa son contra Uralita y Rocalla (adquirida por Uralita), pero tambi¨¦n hay algunos contra Alstom, empresas de componentes del autom¨®vil y los organismos responsables del trabajo en el puerto de Barcelona en la d¨¦cada de 1960. A todo esto hay que a?adir centenares de procesos contra la Seguridad Social por pensiones de viudedad e incapacidad.
Los sindicatos son la segunda v¨ªa m¨¢s com¨²n entre los afectados para llegar a los tribunales. CC OO tiene cuatro casos pendientes de juicio en Catalu?a y ha ganado dos m¨¢s. UGT ha llevado la defensa de buena parte de los trabajadores de Uralita en Cerdanyola. Ha logrado unas 15 sentencias a favor de empleados. La empresa las ha recurrido todas.
Roca Junyent ha sido el ¨²ltimo despacho en apuntarse a la batalla judicial. Tienen entre manos el proceso de 47 afectados ambientales de Cerdanyola e ir¨¢n a juicio en mayo tras poner una demanda civil contra Uralita. Es la primera vez en Espa?a que van a juicio los enfermos pasivos, que nunca tuvieron contacto laboral con el material, explica Marius Mir¨®, socio del despacho. La asociaci¨®n de v¨ªctimas de Cerdanyola y Ripollet acudi¨® a ellos hace m¨¢s de dos a?os. Preparar el caso ha llevado su tiempo. "Sobre todo porque los afectados son gente humilde, y reunir todas las pruebas periciales m¨¦dicas ha sido costoso", explica. Piden 5.000 euros de indemnizaci¨®n para los casos m¨¢s leves y hasta 200.000 para los mortales. Cinco millones en total. Despu¨¦s, la sentencia puede tardar meses. Y las apelaciones, hasta cinco a?os, apunta Mir¨®.
Uralita, contactada por este peri¨®dico, recuerda que desde 2001 ya no usa este material. "Siempre hemos cumplido escrupulosamente con la legislaci¨®n vigente", se defienden. Y a?aden, con respecto a las cuantiosas sumas que se les reclaman, que "s¨®lo en el 10% de los procedimientos relacionados con amianto han reca¨ªdo sentencias contrarias a Uralita". Los abogados de los trabajadores lo niegan tajantemente y dicen que ellos ganan casi siempre.
En Catalu?a cuando se habla de amianto aparecen Cerdanyola y Ripollet. Estas dos localidades del Vall¨¨s Occidental acogieron durante 90 a?os una f¨¢brica de este mineral. Los trabajadores empezaron a pelear contra la empresa por sus enfermedades en los setenta. Sin embargo, a s¨®lo 36 kil¨®metros un drama sim¨¦trico ha permanecido hibernado.
En Castelldefels tambi¨¦n se fabric¨® amianto, hasta los noventa. La enorme factor¨ªa Rocalla, que empleaba a cerca de 600 personas en los sesenta y que pocos a?os antes de cerrar fue absorbida por Uralita, ocupaba medio pueblo. Parte de sus trabajadores tambi¨¦n padecen asbestosis. Y seg¨²n los ex empleados, por el camino han muerto de c¨¢ncer decenas. Juan Manuel L¨®pez a¨²n tiene sarpullidos en los brazos y secuelas en los pies. "El mal de la Rocalla' le llamaban", dice. Hay ¨¦pocas en las que se le hincha hasta la cara. Trabaj¨® en la f¨¢brica hasta los 49 a?os. Desde entonces tiene una incapacidad laboral y recibe el 75% del sueldo como pensi¨®n. "Mientras trabajaba nos hac¨ªan una revisi¨®n al a?o en la empresa, pero s¨®lo nos hablaban de colesterol y la tensi¨®n", recuerda.
Jes¨²s Hidalgo dice que en 1962 a ¨¦l ya le dijeron que ten¨ªa amianto en los pulmones. Pero nadie le advirti¨® de que deb¨ªa dejar de trabajar. Sigui¨® en la f¨¢brica hasta 1992. Adela Gand¨ªa vio morir a su marido de c¨¢ncer. "En seis meses. S¨®lo ¨¦l sabe cu¨¢nto sufri¨®, porque no pod¨ªan atravesarle los pulmones ni con una aguja. Se le hab¨ªa hecho una coraza por el amianto", recuerda. Ella tambi¨¦n trabaj¨® 12 a?os en la planta. "Ya tengo 83 a?os, pero prefiero seguir sin saber si estoy enferma", cuenta resignada. Su hijo, Josep Portol¨¦s, empleado a principios de los sesenta entre los 14 y los 17 a?os, ense?a sus radiograf¨ªas llenas de calcificaciones.
Bombona de ox¨ªgeno
Miguel G¨®mez, que tiene un pulm¨®n afectado seriamente, trabaj¨® de 1963 a 1989. Tres a?os antes de tener que retirarse, hab¨ªa placas que demostraban su asbestosis. "Pero las guardaron en la empresa y nunca me las dejaron ver". Lleva la enfermedad con resignaci¨®n, pero el miedo aparece en sus ojos cuando habla de Jos¨¦ Urb¨¢n. Jos¨¦ no sale casi de casa, excepto para ir al hospital. Necesita una bombona de ox¨ªgeno. Tiene 65 a?os e ir¨¢ a juicio contra Uralita. "Me han dicho que dir¨¢n que nos daban protecci¨®n. Mentira. Esto era todo lo que hab¨ªa de vez en cuando, y s¨®lo los ¨²ltimos tres o cuatro a?os",denuncia sujetando una mascarilla de papel.
Muchos ex trabajadores de Rocalla tienen reconocida la incapacidad laboral. Sin embargo, casi ninguno de manera total, por lo que cobran pensiones parciales. Casi nadie exigi¨® responsabilidades a la empresa. "Estaba enterrado. Nadie denunci¨®, porque pensaban que pod¨ªan perder la pensi¨®n", explica Jos¨¦. Adem¨¢s, no hab¨ªa dinero para abogados. El Colectivo Ronda les propuso defenderles. Saben que la justicia es lenta. Les queda mucho por andar. El mismo camino que los afectados de Cerdanyola llevan d¨¦cadas recorriendo. Los tribunales son lo ¨²nico que les queda.
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