Fronteras ideol¨®gicas en Am¨¦rica Latina
Acostumbrados a pensar Am¨¦rica Latina como un sujeto monol¨ªtico y dependiente, que se deja arrastrar por cualquier oleaje ideol¨®gico, muchos analistas y estudiosos erraron en sus ¨²ltimos vaticinios sobre la regi¨®n. Cuando se produjo el golpe de Estado contra el presidente hondure?o, Manuel Zelaya, en junio de 2009, algunos pronosticaron la vuelta a las dictaduras militares de anta?o. Ahora que han salido electos algunos l¨ªderes y partidos de derecha, no pocos afirman que sobreviene un giro al conservadurismo o al "neoliberalismo" en la regi¨®n.
La irreductible diversidad ideol¨®gica y pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina, a principios del siglo XXI, parece contradecir tales augurios. En los ¨²ltimos meses han llegado al poder Sebasti¨¢n Pi?era en Chile, Porfirio Lobo en Honduras, Roberto Martinelli en Panam¨¢, pero tambi¨¦n Mauricio Funes en El Salvador, Jos¨¦ Mujica en Uruguay y Evo Morales fue reelecto en Bolivia. Todas esas sucesiones presidenciales, incluida la hondure?a, que sigui¨® a un golpe de Estado y que no ha estado exenta de protestas populares y represi¨®n pol¨ªtica, han sido pac¨ªficas y democr¨¢ticas
La regi¨®n muestra una saludable diversidad pol¨ªtica e ideol¨®gica
Este a?o hay elecciones presidenciales en Costa Rica, Brasil y Colombia. La vicepresidenta Laura Chinchilla, candidata del Partido de Liberaci¨®n Nacional, gan¨® en San Jos¨¦, pero Dilma Rousseff, candidata oficial del PT, el partido del presidente Lula da Silva, est¨¢ cinco puntos porcentuales por debajo del socialdem¨®crata Jos¨¦ Serra. En Colombia se est¨¢ complicando cada vez m¨¢s la postulaci¨®n de ?lvaro Uribe a una reelecci¨®n presidencial y si el presidente no se lanza las posibilidades de continuidad de su partido en el poder se reducen.
De manera que a fines de este a?o, Am¨¦rica Latina podr¨ªa estar gobernada por un amplio espectro de partidos y l¨ªderes de izquierda, centro o derecha. Izquierdas, derechas y centros diferentes, en sus pol¨ªticas p¨²blicas, a sus antecesores neoliberales o socialistas de hace 15 o 20 a?os. M¨¢s que en la pol¨ªtica econ¨®mica o social, esa heterogeneidad se reflejar¨¢ en las alianzas regionales que deciden las tensiones geopol¨ªticas del hemisferio y en el trazado de fronteras ideol¨®gicas frente a Estados Unidos. A grandes rasgos, podr¨ªan esbozarse tres tipos de fronteras ideol¨®gicas: la bolivariana, la interamericana y la propiamente vecinal.
La frontera bolivariana, defendida por Fidel y Ra¨²l Castro, Hugo Ch¨¢vez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y las izquierdas partidarias del "socialismo del siglo XXI", parte de la concepci¨®n "antimperialista" de que Latinoam¨¦rica y Estados Unidos son dos Am¨¦ricas, cultural e ideol¨®gicamente contrapuestas, ya que la primera est¨¢ llamada a construir el socialismo y la segunda encarna el capitalismo y la injerencia. El choque entre ambas Am¨¦ricas es, por tanto, inevitable, toda vez que Washington, por naturaleza, es "el enemigo" de la sobera-n¨ªa nacional y la justicia social, los dos valores primordiales de esa ideolog¨ªa.
La frontera interamericana es la que traza la mayor parte de las canciller¨ªas de la regi¨®n y no pocos foros multilaterales como el Grupo de R¨ªo o Uni¨®n de Naciones Suramericanas (Unasur). Tanto gobiernos de izquierda, como los de Lula, Mujica, Funes o Fern¨¢ndez de Kirchner, que de derecha o centro, como los de Uribe, Calder¨®n, Pi?era o Garc¨ªa, sin dejar de defender la autodeterminaci¨®n de sus pa¨ªses ni de promover -unos m¨¢s que otros- programas sociales, sostienen una estrategia comunicativa con Washington basada no en la confrontaci¨®n verbal, sino en la certeza de que las diferencias con Estados Unidos pueden y deben ser tratadas, diplom¨¢ticamente, a favor de los intereses nacionales de cada pa¨ªs.
Finalmente, la frontera vecinal vendr¨ªa siendo aquella literal, que separa, por tierra o mar, a dos naciones. No todas las fronteras vecinales en Am¨¦rica Latina remiten a un conflicto ideol¨®gico: las tan dis¨ªmiles franjas lim¨ªtrofes de Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª, M¨¦xico y Estados Unidos, Argentina y Chile, Uruguay y Argentina, Chile y Per¨² o, incluso, Bolivia y Chile, por ejemplo, est¨¢n cargadas de tensiones territoriales, aduaneras, migratorias, pol¨ªticas y de seguridad, pero raras veces desembocan en una polarizaci¨®n ideol¨®gica.
Las tres fronteras que manifiestan una tensi¨®n binaria, de tipo ideol¨®gico, son la de Estados Unidos y Cuba, la de Venezuela y Colombia y, en menor medida, la de Colombia y Ecuador.
La diversidad ideol¨®gica y pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina tiene la ventaja de consolidar las democracias, pero plantea a los pa¨ªses de la regi¨®n el reto dom¨¦stico de concertar pol¨ªticas de Estado -sobre todo en materia de igualdad, justicia, salud, educaci¨®n y seguridad-, capaces de prevalecer, m¨¢s de all¨¢ de uno u otro gobierno.
A nivel externo, el mapa plural de la pol¨ªtica latinoamericana genera mayores dificultades para el proceso de integraci¨®n subregional y regional, ya que, con frecuencia, las agendas geopol¨ªticas basadas en alianzas ideol¨®gicas obstruyen los intereses pragm¨¢ticos de cada Estado del ¨¢rea.
Estancada la integraci¨®n en el Norte por la profunda asimetr¨ªa entre Estados Unidos y M¨¦xico, el gran proyecto de integraci¨®n latinoamericana es, hoy por hoy, Unasur. Con una poblaci¨®n de 370 millones de habitantes, un PIB de un bill¨®n de d¨®lares y una impresionante concentraci¨®n de recursos naturales, Suram¨¦rica se ha convertido en una de las regiones con mayores posibilidades de crecimiento econ¨®mico y social en el mundo. Su esquema de integraci¨®n deja atr¨¢s estrategias subregionales, como el Pacto Andino o Mercosur, para aventurarse en un proyecto de disponibilidad y aprovechamiento com¨²n de recursos econ¨®micos y humanos.
Las fronteras ideol¨®gicas, especialmente las promovidas por el ALBA, pueden convertirse en un obst¨¢culo para Unasur, si los gobiernos de la regi¨®n no saben defender la perspectiva interamericana que la mayor¨ªa comparte.
El discurso unificador bolivariano no s¨®lo empa?a la comprensi¨®n de experiencias interesantes para la izquierda latinoamericana, como la de Bolivia, sino que amenaza con subordinar al juego geopol¨ªtico el proceso de integraci¨®n regional. Cualquier estrategia integradora que no acepte la pluralizaci¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina puede traer m¨¢s costos que beneficios a las pobres econom¨ªas y desiguales sociedades del continente.
Rafael Rojas es historiador cubano, exiliado en M¨¦xico. Ha ganado el primer Premio de Ensayo Isabel Polanco con Rep¨²blicas de aire.
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